29.¿Amor?

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Jessica

Era víspera de navidad. Huang y yo decorábamos galletas de jengibre en lo que esperábamos a Dimitri.

—Gracias por ayudarme, Jessica. A Kumiko le encantarán mañana al despertar.

—Es un placer ayudarte, Huang. Kumiko dice que su mamá y tú las preparaban siempre para Santa.

—Sí—suspiró sonriéndome con tristeza.

Vida olfateó el jengibre y pegó su mojada nariz a mi codo queriendo que le dé.

—¿Puedo preguntar cómo se conocieron Madeleine y tú? —fui respetuosa.

A Huang le alegró pensar en ese momento.

—La verdad, es una historia graciosa. Era mi primer día de trabajo, Madeleine ya era jefa y me sentí intimidado por ella. Era de esas mujeres que te hacen sentir pequeño de tan gran magnitud, ¿me entiendes?

—Claro—afirmé.

Mientras hablábamos decorábamos las galletas.

—Cuando Madeleine me vio se hizo un silencio entre los dos. Lo admito, estaba cohibido, y con la seriedad con la que me miró creí que me despediría el primer día. ¿Sabes qué me dijo después de espantarme con su silencio? —aguardé a la respuesta. Una sonrisa se formó en el rostro de Huang—. ¿Acaso quieres unas papas para esa salsa?

Enarqué una ceja.

—El chiste es que tenía la camisa manchada. Otro se intimidaría, ¡a mí me entró un ataque de risa nerviosa que hasta ella sonrió!

—¡¿En serio?! ¿Te reíste en la cara de tu jefa?

—¡Sí!

Suspiró con una sonrisa de enamorado.

—En ese instante supe que era la mujer de mi vida.

—Oye, y, de curiosidad, ¿de qué trabajabas en la central?

Saqué la siguiente tanda de galletas del horno.

—Trabajo, Jessica—corrigió dándome la espalda para terminar con el decorado—. Soy el jefe de informática en la central, controlo toda la recopilación primordial de la agencia, me aseguro de que nadie sepa las ubicaciones e informaciones del personal. Soy así como la pantalla de humo que oculta a La CIA.

—¿Cómo? ¿Desde aquí?

Huang ladeó la cabeza.

—Estoy escondido por lo sucedido con mi esposa, sin embargo el trabajo nunca termina—asomó la cabeza por la ventana de la cocina al escuchar la bocina de un auto—. Ya llegó Dimitri.

Era la hora de dormir cuando Dimitri llegó.

—¡Hola! Está helando afuera.

Dimitri dejó sus pertenencias a un lado para ponerse cómodo.

—Kumiko se fue a dormir, estaba exhausta de tanto jugar con Vida—le mencionó Huang.

—¿Cómo, cenaron sin mí?

—Era esperarte o dejar que la cena se enfriara. Descuida, Jessica te reservó un plato para ti.

Terminamos con las galletas y le hicimos compañía a Dimitri para que cenara.

Huang se despidió deseándonos una buena nochebuena y se fue a dormir, el hombre estaba cansado después de un largo día.

Dimitri y yo nos ofrecimos para limpiar lo sucio.

—¿Alguna nueva noticia?

Le pregunté al terminaba con los platos.

—Por ahora todo sigue igual—respondió con poca preocupación.

Jugada Divina [ Trilogía Préstame tu corazón parte 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora