Aaron
—¿Así que le partiste la cara? —se regodeó Aeon mientras se lo contaba—. Estás incorregible, Sky.
—Eso se gana por embarazarla.
—¡No puedo creer que Jessica está embarazada, y que la muy perra no me lo dijera!
—Sí, ni yo.
Todavía seguía molesto. Que Jessica se embarazara de ese idiota me puso violento, más de lo habitual. Juro que quería asesinar a ese infeliz. También deseé arrancarle el feto del vientre, pero no podría hacerle eso, se la veía muy aferrada a ese mocoso no nato cuando solté al demonio.
—Vas a tener que cuidarla más de lo que lo vienes haciendo.
La pelinegra puso los ojos en blanco con fastidio.
—Me lo imaginaba, igual ya venía pensándolo.
—¿Qué? ¿Te encariñaste con ella?
—Imposible evitarlo. A pesar de lo perra que es, es una buena amiga. Yo cuidaré ese lindo culo como nadie —Caminé hacia ella arrinconándola contra la barra. Pasó sus delgados brazos por mi cuello—. ¿Qué? ¿Estás celoso de que yo sí pueda acercarme a ella? ¿O que esté pensando en follármela también?
—Ya deja de hablar de ella, aturdes mis odios.
Abrió su boca para recibir la mía, cuando unos zarpazos contra la puerta nos detuvieron.
Los golpes insistieron cada vez más fuertes así que fui hasta la puerta, asumiendo que era Narkissa viniendo a reprocharme algo como siempre. Con los ojos en blanco abrí la puerta.
—Narkissa, estoy ocupado ahora así que si...—y vino a mí el puñetazo directo al rostro.
Mi mandíbula sonó tan fuerte que retumbó en el apartamento y llevé una mano a mi cara magullada porque, joder, sí que dolió. Pero quien me tiró el golpe no fue la rusa, sino una rubia muy enojada.
—¡Joder, Jessica!
La rubia loca sin que pudiese detenerla se metió a mi casa hecha una furia, vio a Aeon, la pelinegra se quedó estática pero Jessica la ignoró para escupirme mierda.
—¡Eres el ser más despreciable, odiable, y mayor hijo de puta que he conocido en la vida! —exclamó saliéndole humo por la cabeza de la bronca que me echaba.
¡¿Ahora qué hice?!
—¡Jessica, con un demonio! —se alarmó Aeon en cuanto Jessica desenfundó y me apuntó el arma de su padre.
—¡Oh! Tú sigues aquí. ¿Por qué no me sorprendo? —escrutó a la pelinegra. Yo seguía con la mano en la mandíbula—. ¿Disfrutaste follártelo? Porque hoy es el último día que tendrá un pito.
—¡Qué pinche loca eres, mujer! ¡¿Ahora qué te pasa?! —maldijo la espía.
—¿A mí qué me pasa? Lo que sea que me pase no te concierne, pero a él sí.
Y entonces la puta chiflada pegó un tiro que, si no fuese porque corrí a un lado, me hubiese dado en la cabeza.
—¡Pero qué rayos! —maldije sin saber que pasaba, aturdido por el tiro.
—Ups, le erré. El siguiente irá a las pelotas. No llames a tus guardias porque los maté al llega.
—¡¿Mataste a mis guardias?!
Los idiotas debieron confiarse cuando la vieron venir.
—Jessica, estás loca —escupió nerviosa Aeon.
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Jugada Divina [ Trilogía Préstame tu corazón parte 2]
De TodoJessica sufrió por las mentiras de Aaron que la hicieron pecar. Cuando la verdad sale a la luz es solo cuestión de tiempo para que el ángel sea corrompido. Aliados como enemigos toman posición en la siguiente partida, Jessica pagará las consecuencia...