49.Treta

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Dimitri

La turbina del avión militar dificultaba que pudiera oír lo que David decía en mi radio. Por el auricular, David y el director del departamento de la CIA en Roma informaron que estábamos a pocos minutos de llegar a destino. Matt, dos colegas nuestros y un miembro de los oficiales italianos iban conmigo, yo a la cabeza.

—¡Prepárense para saltar! —ordené a mis subalternos.

—¡Sí, señor!

De manera organizada, tomamos nuestras armas aguardando a que estuviésemos en el punto.

Con una orden mía, saltaron los agentes. Matt saltó antes que yo, que iba último. En caída libre mantuve la calma, abrí mi paracaídas al momento preciso y finalmente, tierra. Cada uno cayó en una punta diferente, rodeando el perímetro.

—En posición—informé, ellos respondieron también—. Recuerden el plan, mézclense con los invitados, pero con precaución. No sabemos si conocen nuestros rostros, mantengan el contacto mínimo.

—¡Sí, señor!

Las grandes mafias se reunían en un importante evento de máscaras, donde solo los de las grandes ligas entrarían. La Bratva era una de ellas, pero La Cosa Nostra, La Yakuza, La Triada, también estarían presentes aquí. Los grandes vendedores de droga también participaban, pandillas centroamericanas y sicarios también. Nos meteríamos en un hoyo negro con poca probabilidades de salir, solo los más capacitados nos ofrecimos de voluntarios para entrar, el resto supervisaría desde fuera.

El Apellido Algora casi queda fuera de esta misión, David movió muchas influencias para que pudiera coordinar este operativo. La misión era infiltrarnos en la fiesta y robar un potente suero venenoso que estaba por ser lanzado en el mercado negro, fabricado por Vladislav Volkov, quien lo robó del libro negro de la Bratva. La misión era robarlo antes de que lo pusieran en las calles.

Perdí a muchos agentes por ese jodido suero, y esta noche le daríamos fin.

Cada invitado llevaba una cadena sin colgante ajustada al cuello que valía una fortuna, una mujer de gran belleza la anudó en mi cuello y una vez colocado, entré al evento. Aquí los comunicadores se bloquearon, a partir de ahora, cada agente estaba por su cuenta.

Por largo rato deambulé entre la multitud, una máscara negra con rubíes cubría mi rostro, llevaba un traje de etiqueta negro y en mi mano una copa de champagne que apenas bebí. En el camino, Matt y yo cruzamos miradas, cada uno siguió con lo suyo, no debían vernos juntos.

Reconocí a varios miembros de las cuatro mafias italianas. La Alemana estaba cerca del bar, Klaus Baumgärtner era el líder, junto a su hija apodada "princesa", Gisela.

La mayoría de los invitados voltean a la puerta principal, Aaron Sky se presentó y la multitud femenina suspiró, la masculina se aferró a cualquier elemento que le sirviera para defenderse a consecuencia de saber quién es el príncipe de la mafia. A mí me escaló un profundo resentimiento, apreté la copa entre mis dedos.

El Egorov desfiló con galantería y soberbia con una máscara valuada en millones y un traje costoso, con el castaño rebelde y rizado cayéndole hacia la frente.

Cada vez que lo tengo cerca pienso en dos cosas, en esa noche, cuando Madeleine murió, y en sus asquerosas manos recorriendo el cuerpo de Jessica, mi novia. Ese sentimiento se hizo más grande, al sus ojos celestes notar mi presencia y enfrentarme con la mirada.

Aaron

Que tortura y satisfacción generaba tener a cara de escroto rallado en el mismo espacio que yo. Desde lejos olía la mierda que emanaba y los insultos que me lanzaba en silencio.

Jugada Divina [ Trilogía Préstame tu corazón parte 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora