14.Dulce mentira envenenada

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Jessica

Nos reunimos con el subdirector y su hermano dos horas después. Aeon y Xavier fueron citados también.

—Si Vladislav planea reunirse con Benicio entonces llevará algo que él quiera—les hablé sobre lo que sabía de Benicio Canaveris desde mi lugar recargando la espalda contra la pared—. El italiano es astuto, manipulador, pero imparcial, no le interesa exponer a los demás si es en beneficio personal.

—¿Y qué crees que querrá? —me preguntó Xavier—. Dínoslo y lo conseguiremos, debemos llegar a él antes que Vladislav.

—No tengo idea. Benicio es un hombre de gustos peculiares, peor aún, podría pedir cualquier cosa en este mundo. Una persona, un rumor, cualquier cosa que él desee. Lo que les puedo asegurar es que no hablará con ustedes, y que los reconocerá apenas pongan un pie en su edificio.

—¿Tú qué piensas, Dimitri? —indagó su hermano.

Le dejamos espacio a Dimitri para que hablara.

En mi caso, algo me obligaba a no verlo a la cara.

¿Vergüenza? Tal vez.

—Pienso que la única opción que tenemos es meternos en su evento. Observar y reportar. No podemos hacer más sin levantar sospechas o arriesgarnos a que nos maten.

—¿Ese es tu plan? —le cuestioné—. Para eso ni vayas.

—¿Tienes un mejor plan? Te escucho—me discutió. Entre los dos había un aire tenso que incomodó al resto pero nadie dijo nada—. Bien. Haremos eso. Valentine, Torres, alístense porque dentro de dos noches ustedes entrarán.

—Sí, señor—respondieron los dos antes de marcharse.

—Yo también entraré.

—No, tú te quedarás con Dimitri en la camioneta controlando la situación e informando cada lugar por donde puedan escabullirse los agentes.

—¿Está loco? —protesté ultrajada—. Puedo ser una ventaja para llegar a Benicio. Además hay otra cosa, en esta clase de Eventos Benicio organiza subastas de mujeres y las prostituye. Debemos hacer algo, sacarlas de allí, quién sabe cuántas más tiene encerradas.

—No me arriesgaré, tampoco contigo. Muerta no le sirves a nadie y allí habrá muchos asesinos queriendo la cabeza de la amante de la mafia.

Odié ese sobrenombre.

—Dimitri...—busqué su apoyo.

—Harás lo que el subdirector te diga—fue la única vez que me miró a la cara. Mi reclamo y súplicas le entraron por una oreja y le salieron por la otra—. Fin de la discusión.

Dos días después...

—No te sientas mal. Tómatelo como un halago del subdirector, te prefiere viva que muerta. Al resto no le tiene esa consideración—quiso animarme Xavier mientras luchaba con la corbata en su cuello frente al espejo.

—Digas lo que digas de nada servirá para levantarle el ánimo—Aeon corrió la cortina del vestidor.

Apareció con un vestido rojo ajustado y ceñido al cuerpo que dejaba poco a la imaginación, tal como se suele usar en los eventos de Benicio.

—Además, el ego de Jessica está herido porque su enamorado no la apoyó. Eso sí que duele.

—Dimitri no es mi enamorado, ya cierra la boca—moví los ojos.

Entre los dos intercambiaron miraditas y sonrisitas cómplices.

—Jess, yo nunca mencioné a Dimitri.

Jugada Divina [ Trilogía Préstame tu corazón parte 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora