No tan famoso

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Era temprano en la mañana, y las cosas en el campamento ya estaban tan agitadas como siempre. Desde la fila en la ducha quejándose de usuarios que ocupaban de más estás mismas, hasta las peleas en las cabañas por gente que no sabía mantener el ordén.

Ese era el caso de Bridgette, que acostumbrada a vivir en un cuarto de higiene cuanto menos cuestionable, dejaba el mismo tipo de desastre en su lado de la cabaña, causando la molestia de las otras mujeres.

Especialmente Leshawna, que a pesar de ser cauta y limitar sus palabras la mayor parte del tiempo, no podía evitar molestarse con los problemas de ese estilo. 

—Solo digo que te levantes un poco antes para dejar decente tu lado, ¿Es tanto pedir? —Hablaba, aguantando las ganas de tomar de los hombros a la rubia y sacudirla para que le entrara todo ello en la cabeza.

—Bueno, eres la única a la que le importa, así que si, es mucho pedir. —Siquiera se había levantado de la cama aún, envuelta en las sábanas.— Es difícil despertar temprano.

—Ganaste el premio de quedarte despierta, ¿Tienes en verdad el descaro de decirme que se te dificulta esto?

—Soy buena desvelandome, la parte de despertar es la complicada. —Se quejó, dándole la espalda.— ¿A alguien más de aquí le importa?

—La gente del reformatorio era más ordenada que Bridgette, no me sorprendería que ese lugar tenga un par de ratas. —Aún así y con lo que le molestaba la situación, Courtney no diría nada de momento, no tenía mucho derecho al tener su pared llena de tallados hechos con su navaja.— No es para tanto, mientras sea útil en los desafíos, por mi está bien.

—¿Acabas de decir que tiene ratas y luego que está bien? Estoy rodeada de salvajes.

—Me gustan las ratitas. —Agregó Eva, sin ayudar demasiado a Leshawna con su causa.

—Ay, no te quejes, seguro los hombres tienen la cabaña mucho peor.

Por el lado de los chicos la situación era tragica, o bueno lo era para Tyler como de costumbre, observando con horror como olvidó en su equipaje el echar su esmalte de uñas negro.

Tras un rato mirando con dramatismo sus uñas y como el color natural se asomaba entre la manicura dañada, terminó recurriendo a buscar ayuda, con cara de haber perdido a un familiar.

—Una vez te pierdes a ti mismo, nada es igual...—Suspiró, arrastrándose hasta Harold, suponiendo que era el único que podría tener algo así. —¿No tienes esmalte negro que me puedas prestar?

—No realmente, ¿Te sirve otro color? 

—Alguno que combine con la oscuridad de mi alma.

—Eh, ¿Rosa pastel, quizá? —Sonrió al ver el rostro de horror ajeno. La verdad Tyler ponía a prueba su paciencia más de lo que querría. Molestarlo de una forma que se viera inofensiva era necesario para poder soportarlo mientras estuviera ahí.— ¿O te gustaría más un amarillo patito?

—Los patos son como pollos acuáticos... —Se alejó sintiendo un escalofrío recorrerle solo por recordar a esas aves.— Nadie me odia más que yo mismo, excepto esas cosas.

El resto solo se quedó mirando la escena con confusión, con Duncan extendiéndole de forma insegura un marcador negro que tenía. Quizá así lograba que dejara de hablar un rato sin tener que decirle nada desagradable.

—¿Te sirve? —Cuando simplemente se lo quitaron de la mano y empezaron a repasar sobre sus uñas con el color, supuso que había acabado con el problema un rato.— De nada.

Entonces la voz del anfitrión resonó por los altavoces, sobresaltando a todos como de costumbre y preguntandose que retorcido desafío tendrían pensado para ellos a ese punto.

¡Drama Total! (Clichés Opuestos AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora