Sube a la canoa

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Una carta es la forma más clasica que las personas, desde los tiempos más antiguos, usaban para expresar los sentimientos que no podían ser pronunciados con facilidad. Un método que hasta el día de hoy se sigue usando, y sigue funcionando. Tan grande puede ser el impacto de las palabras en ocasiones, que pueden cambiar totalmente a quien las lee.

Este era el caso de Gwen, quien había estado en una pésima racha esos últimos días, frustrada y mucho más amargada de lo que querría, sintiendo que siquiera leer aquel par de motivacionales versículos que siempre tenía en mente en momentos difíciles, le ayudaba a sentirse mejor.

Sin embargo, cuando encontró una carta firmada por aquel joven que tanto le gustaba, no pudo evitar ignorar cualquier pregunta al respecto y simplemente entregarse a la felicidad.

Instalada en aquella mesa de picnic, estaba tan embelesada leyendo las dulces palabras una y otra vez que tardó en notar cuando alguien se sentó a su lado, escondiendo la carta apenas sucedió.

-¡Ah, perdón, si quieres busco otro lugar! -Se disculpó el joven a su lado, haciéndole negar con su cabeza para tranquilizarlo. No era de su equipo, así que era la primera vez que interactuaban directamente. Honestamente no era algo que quisiera hacer tampoco.

Después de todo, Geoff parecía de todo menos interesante para Gwen.

-Está bien, no es nada importante. -Sin embargo, la emoción con solo recordar las palabras plasmadas en el papel le hacía sonreír y delatar que, efectivamente, si era algo relevante para ella.

-Oh, está bien entonces. -Asintió y volvió a fijar su mirada en el montón de papeles que traía, dando paso a un silencio.

Muy bien, Geoff podía no ser interesante, sin embargo la falta de amigos de Gwen y las ganas de hablar del tema le estaban matando lo suficiente para que en el fondo, esperara que insistieran con saber más. Necesitaba hablar con alguien de aquello, alguien que no fuese Dios, al menos.

-¿Seguro que no quieres saber?

-No, en serio, no te preocupes.

-Tampoco es algo malo, puedo decirte si quieres saberlo. -Insistió, sonriendo algo frustrada ante la falta de curiosidad.

-Está bien, no quiero ser entrometido. -Le devolvió la mirada nuevamente, topandose con su expresión disconforme, la cual era particularmente intimidante, dándole a entender que estaba respondiendo mal.- Digo, ¡Puedes decirme, si quieres! -Luego de ello, la expresión de la contraria se suavizó, haciendo comprender solo una cosa a Geoff; definitivamente no sabía de mujeres.

***

-Nunca había hablado con Gwen, pero siempre me hizo recordar a una abuelita, con vestido, perlas y diciendo que todo es del diablo. -Geoff confesó ante la cámara, aún algo extrañado de la repentina conversación.- Es una buena chica, solo... Algo rara, ¿Pero quién soy yo para juzgar a otros raros?

***

-¿Entonces Cody te escribió una carta de amor? Que raro, siempre pensé que era... -Paró de hablar en seco, corrigiendo a tiempo lo que iba a decir.- Que era muy tímido, si.

-Bueno, lo es, por eso tuvo que escribirlo, me lo explica justo ahí. -Llegó de hacerse la desinteresada, a estar literalmente enseñándole cada parte de la carta.- Tiene una letra tan linda, ¿No es maravilloso?

-¿Y qué vas a hacer? Es decir, supongo que ahora que te confesó todo eso van a empezar a salir o algo. -Era el menos indicado para dar cualquier clase de consejo en el amor, pero intentaba ayudar.- Quizá deberías intentar hablar tú con él cuando tengas oportunidad.

¡Drama Total! (Clichés Opuestos AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora