Autism | Taekook

Capítulo 23

-¿Está Kim Taehyung?- preguntó el rubio.

Jungkook elevó su vista y palideció cuando pudo reconocer aquel rostro. Era el mismo rubio de las fotos que había visto en el celular de Taehyung, ambos desnudos en una cama. Bajó la vista rápidamente, intentando formular una respuesta.

-Oye, te estoy hablando a ti- Park golpeó el pie del menor con su zapato.

Jungkook comenzó a jugar con sus manos nerviosamente, no era fácil hablar con desconocidos, y menos si lo trataban de esa manera.

-Yo...eh...yo- balbuceó Jeon. Jimin bajó los lentes de sol para verlo mejor. El sonido de la puerta abriéndose los interrumpió.

-Jugnkookie, ya puedes...- Taehyung observó la escena y su mandíbula casi rozó el suelo.

-¡Taehyung!- exclamó Park acercándose a la puerta, la cual fue azotada en el rostro de este. Kim apoyó su espalda contra la puerta que acababa de cerrar y comenzó a sudar.

¿Qué hacía Park Jimin, su ex, yendo a su casa luego de todo lo que había ocurrido?. Peinó su cabello desesperadamente hasta que recordó que Jungkook estaba ahí afuera, sentado en la entrada de su casa.

 Tomó valentía, abrió rápidamente la puerta, tomó a Jungkook del brazo y lo hizo levantarse de un tirón para luego meterlo en la casa.

-Taehyung, ¿Qué carajos te pasa?- El mayor apoyó su mano en el marco de la puerta.

-No entiendo para que vienes, no hay nada que quiera hablar contigo. Ahora déjame en paz.- El castaño tomó la puerta para cerrarla, pero el mayor se lo impidió.

-Compórtate como un adulto una vez en tu vida, Kim. Si tuve la buena voluntad de venir a tu casa para hablar contigo, no me cierres la puta puerta en la cara- tomó su muñeca y lo atrajo a él.- Tu y yo tenemos mucho de que hablar, me perteneces.

Los ojos de Kim se humedecieron. No podía comprender en qué momento se había convertido en un objeto para Jimin, ni porqué lo trataba de aquella manera.

-Taehyungie...- se escuchó la voz de Jungkook detrás de toda la escena. El menor estaba frotando su muñeca por el tirón que el castaño le había dado minutos más atrás, y su voz sonaba confusa ante la escena.

-¿Ahora eres niñero?- preguntó el rubio con tono burlesco. 

-¡Basta!- gritó el castaño- Me comporto como lo que soy, un adolescente. Si buscas un adulto maduro, sal con alguien de tu edad, Jimin, y no soy de tu pertenencia, soy una persona. Déjame tranquilo de una vez por todas.- empujó al mayor haciéndolo trastabillar, cerró la puerta con fuerza y colocó el seguro.

-Te vas a arrepentir, Kim- se escuchó del otro lado y, segundos después, el motor de su auto rugir y desaparecer a lo lejos.

El pelinegro seguía parado en el mismo lugar, mirando al suelo y todavía frotando su muñeca.

-Kook, lo siento, no sabía que esto iba a ocurrir.

-Wow, eso fue...inesperado- soltó el menor.

-Lo sé- respondió Taehyung- ¿Quieres quedarte todavía o regresar a tu casa?

-Estoy bien, Tae- sacó su mochila de los hombros y la colocó en el perchero de la entrada- ¿Quién era él?

Taehyung tragó en seco y pasó a la sala, donde tomó asiento en uno de los sillones.

-Pues, es difícil de explicar- Jungkook se sentó a su lado mientras lo miraba atentamente.- Fue mi pareja por dos años. Lo conocí cuando tenía quince años y él tenía casi dieciocho, igual que yo ahora, estaba en el último año del instituto. Nos vimos por primera vez en la sala de detenciones, era mi primer castigo, y al verlo me atrajo a primera vista. Sabía que tenía fama de ser un chico malo, por lo que supuse que solía estar castigado, así que comencé a portarme mal con los profesores para que me manden allí más seguido y poder verlo, además de que podía interesarle por ser malo como él.- suspiró- Al cruzarnos todas las semanas en aquella sala comenzamos a platicar e hice mi mayor esfuerzo para atraerle, desde cambiar mi apariencia hasta cambiar mi forma de ser. Me teñí el cabello de azul sin el permiso de mis padres, perforé mis orejas, mis notas del instituto bajaron notablemente y me alejé de mis amigos, pero gané su atención y para mi eso era más importante. Salimos fuera del instituto por primera vez cuando me llevó a una disco, donde tuve que falsificar mi edad para entrar y mentirles a mis padres con que iría a dormir a la casa de uno de mis amigos. Desde ese entonces, toda mi vida se fue a la mierda.- los ojos comenzaron a picarle- Perdí totalmente mi personalidad, comencé a beber con él, perdí mi virginidad con él, salíamos a escondidas, robábamos y nos comportábamos como pendejos. Fue una relación muy fea y tóxica, me fue infiel con varios chicos, me influenció a hacer cosas malas y me quitó completamente mi autoestima, pero la gota que derramó el vaso fue una noche que me llevó engañado a una casa, donde tuve que entrar a escondidas y ayudarlo a robar, yo tenía solo dieciséis años, entre los nervios y la desesperación mi billetera con mi identificación quedó ahí dentro, la policía fue a interrogar a mis padres y todo se derrumbó. Mi padre es abogado y trabajaba como juez, intentó archivar el caso para no ensuciar el nombre de mi familia, pero salió a la luz por otro juez que mi padre tenía un pasado muy oscuro, lo habían denunciado por un choque en la carretera donde iba ebrio y que terminó con la vida de un matrimonio que llevaban a sus dos niños en la parte trasera, por suerte los menores lograron salvarse, pero nada- varias lágrimas rodaron por sus mejillas- todo eso hizo que lo echaran del trabajo, mis padres se separaron y con mi madre nos mudamos de ciudad en ciudad. Jimin jamás se disculpó por esto, simplemente desapareció y volvió hace unas semanas. Mi madre cayó en la adicción por el alcohol, me echa la culpa todos los días de este caos y... supongo que tiene razón.- Taehyung cubrió su rostro con las manos, ya que las lágrimas no dejaban de salir.

-Yo...no sé qué decir, es todo muy fuerte- Jungkook empezó a mover su pierna, producto de los nervios.- No soy muy bueno con los sentimientos ajenos, ¿te gustaría un abrazo?- el mayor asintió todavía sin destapar su rostro. El pelinegro se acercó más a él y pasó sus brazos a su alrededor. Se mantuvieron allí por unos largos segundos.

-Eres como el arcoíris luego de la tormenta de mi vida, Kookie...