⚔️➼ 23 ⚔ ᴘᴇʀꜱᴇᴠᴇʀᴀɴᴄɪᴀ ʏ ᴄᴏɴꜰᴜꜱɪÓɴ

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Las montañas eran tan verdes y espléndidas que los árboles parecían un reflejo del agua a la sombra del alba, y los retazos rosas de los cerezos bañaban sus faldas en un paisaje como una pintura de fondo. Los gorriones piaban y las chinches crujían desde las ramas y los robles. Los pétalos de las amapolas caían como una hojarasca salvaje de luces y sombras sobre el sendero que Draco Levante y su tío, Marco Levante, subían corriendo a cuestas.

—¡Uno, dos! ¡Uno, dos! —repetía el adulto tras cada par de zancadas, sin darle tregua a su sobrino favorito.

El Verano había atacado fuerte ese año, con un calor torrencial que hacía sudar incluso al más fuerte de los camellos en el Sahara, y ni las copas de los cerezos de la Primavera estaban a salvo de tornarse también verdes con el transcurso de las estaciones, para luego morir en Invierno. Por eso mismo, Draco y Marco se dispusieron a ejercitar sus músculos en el exterior, antes de que fuera demasiado tarde y el tiempo se les echara encima como un huracán en Otoño.

Su recorrido escalaba el pedregal seseante de la montaña, mientras las hojas eran mecidas por un viento ligero. Como estrellas, estas se combinaban en una sola al cabo de un rato sobre el cielo, o jamás se cruzaban para luego contarlo. ¿Quién diría que Marco Levante también se perdería en un futuro no muy lejano a ese día de verano, sin dejar rastro alguno de su paradero? Un misterio que no podrían resolver, hasta mucho más adelante...

Draco veía a su tío con admiración durante esos años mozos de paz y tranquilidad, donde la sólida figura de aquel hombre se alzaba rígida y solemne en las calles mediante el nombre de Platinum Knight. Brillaba al máximo, como la luz del amanecer que protegía las vidas de quienes no podían defenderse. Amaba con todo su corazón; sin importar el precio. Con esa personalidad tan bonachona y presumida se había ganado al mismo tiempo la confianza de un sin fin de civiles que fueron rescatados por él. Siempre les devolvía la misma sonrisa platina, bajo unos ojos azules electrizantes, bajo un cabello suavemente cuidado que se deslizaba por su nuca como una cascada rubia, y por encima de una armadura que resplandecía con el mismo fulgor que sus dientes.

Ahora venía el turno del entrenamiento. Los dos iban vestidos con camisas de licra fina, pantalones cortos y holgados, y zapatillas deportivas blancas. Las piernas de Marco llevaban kilos enteros de músculos encima, al pie de sus brazos, que no eran más que unas prótesis robóticas negras; normalmente las cubría con las mangas para no espantar ni causar afectó a las masas. Era muy tímido en ese aspecto, y pícaro en otros. Le solía vacilar cuando podían estar juntos, y su padre, Juan Levante, lo acompañaba riéndose descaradamente como el dúo de hermanos que eran. Aun así, Draco sentía cariño por ambos. La familia estaba para apoyarse, después de todo, y sabía que no lo podrían decepcionar a la hora de la verdad.

ᴄᴀᴍɪɴᴏ ᴀ ʟᴀ ʟᴜᴢ《☀️ʙɴʜᴀ ᴏᴄ☀️》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora