🐉 Г ᴠᴏʟᴜᴍᴇɴ 1: ʟᴀ ꜱᴀɢᴀ ᴅᴇʟ ᴅʀᴀɢÓɴ ᴅᴇ ʟᴜᴢ
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《¡Algún día volaré como ella!》
Г Durante la eterna noche, una gélida presencia asoló a la familia de Draco Levante. Unas agudas cuchillas se bañaron en la sangre de alguien importante para él.
《T...
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La venganza, según algunos, era un término empleado ambiguamente para eludir la realidad y no aceptar las consecuencias y las virtudes que traían consigo cada acto. Ignorar los hechos, como cobardes, hasta perder el alma y adentrarse en las grutas más profundas de una cueva que no parecía tener un final temprano. ¿Era posible escapar de aquel foso, hondo y sin fondo? Por supuesto, con algo de ayuda externa. Pero esa clase de gente jamás se dejaba ayudar; por familiares y amigos, ni siquiera. Preferían lidiar con sus problemas a solas, para que nadie de interés personal pudiera olisquear la cruda verdad. El desvarío de sus emociones y el miedo al que se aferraban.
Eso sería una ley fundamental que Tenya Iida aprendería ese día, tras finalizar su combate con Draco Levante. Pero hasta entonces, él solo caminaba por los pasillos del estadio en dirección a la enfermería. Uraraka y Asui también iban a su lado, conversando, mientras recordaban los destrozos producidos en el estadio con el combate de Midoriya y Todoroki. Ahora, ambos participantes estarían descansando y recuperándose después de darlo todo. Afortunadamente, los tenían a ellos como buenos compañeros de clase que se ofrecían a saludarlos y entregarles la enhorabuena por su alto desempeño.
A veces las felicitaciones alegraban el día de cualquiera.
Pero desde luego que ninguno de los dos había reparado en contenerse en lo absoluto; incluso Midoriya parecía haber logrado dominar su quirk en medio del combate, lo cual resultaba particularmente extraño, y atrayente en cierta medida. Tenya apostaba, por el criterio que normalmente tenían héroes como su hermano sobre los estudiantes de UA, que Midoriya llamaría bastante la atención en unos días. Aunque pensándolo mejor, quizás Todoroki fuera la verdadera estrella del escenario al desvelar al mismo tiempo unas llamas tan cálidas como incandescentes que se desprendían de sus brazos. Lo envidiaba un poco, pero ¿cómo no? Desechó la envidia de sus venas en cuanto recordó que su hermano tendría el pleno derecho a regañarlo por pensar así, al fin y al cabo, él ya tenía un lugar asegurado en la agencia de su hermano.
O tal vez no. Pero eso él no lo sabía.
Cuando llegaron finalmente a la enfermería, lo vieron vendado hasta los dientes, pero a pesar de todo, sonriente. Deslumbrante. Shoto se encontraba algo mejor, ya que solo necesitaba acercarse a un calentador para remediar el retroceso de su don, que invadía ligeramente su piel con un manto cristalino de hielo fundido.
Si aquel fuera el primer día de clases, de un mero vistazo Tenya hubiera pensado que un chico de tan poco carácter y habla como Midoriya le sería difícil formar un grupo de amigos compacto. Sin embargo, una vez más se equivocaba. Él era el centro de atención en el grupo, y reía a pesar del dolor que debería estar pinchando sus nervios y corriendo por sus huesos. Lo hacía como si lo demás no importara, y disfrutaba con todo aun habiendo saboreado la acerba derrota. La experiencia en el USJ le había venido bien para atar cabos sueltos y unir lazos con ellos, por lo visto... Eso también lo envidiaba, aunque sea un pelín.
