⚔️➼ 14 ⚔ ᴊᴜꜱᴛɪᴄɪᴇʀᴏꜱ ʏ ᴀꜱᴇꜱɪɴᴏꜱ

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⚔️《〡☀️ꜱᴇɢᴜɴᴅᴀ ᴘᴀʀᴛᴇ☀️〡》⚔️


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Los seres humanos eran como polos opuestos. Misthia lo sabía muy bien, y se aferraba a esa idea con uñas y dientes, aun si tenía que quemarse la piel para demostrar que madurar podía ser justo todo lo contrario de lo que la mayoría de la gente pensaba; cuanto más bajo cayera, mejor. A fin de cuentas, dos números negativos daban uno positivo, ¿verdad? Aquello colocaba su justicia en el puesto más alto, la cima, sin lugar a dudas.

«¡Escapa, Arima!».

Se despertó de repente, atormentada por las masas de recuerdos que a sus sienes llegaban, junto al indecoroso sudor de la inminente migraña, y suspiró mientras hundía profundamente su ceño encima del cojín de la cama donde solía dormir: las tinieblas de sus memorias azotaron con mayor fuerza que antes, obligando a que estirara con auge de su lacio cabello de tono arenoso. Electrizantes y frenéticas, las imágenes de su pasado daban vueltas en círculos como en una pista de carreras hasta que ella se viera capaz de poder asumirlas de una vez por todas. Pero si jamás había podido tragarse del todo sus problemas, ¿qué diferencia habría ahora?

Bastante duro había sido descubrir que sus padres estaban completamente majaras; un hombre convertido en una especie de máquina asesina, carente de emociones, y una mujer afiliada a una secta que buscaba al verdadero mesías perdido en el mundo, bajo el firmamento. Sin embargo, a pesar de que Misthia nunca fue tratada de buena manera, los amaba con toda su alma. Fueron las únicas personas que la habían cuidado y dado de comer alguna vez; al menos, hasta el día en que fueron asesinados a manos de su nuevo maestro, el Fénix, quien minutos después la había renombrado tras haberla aceptado como su pupila —por insistencia de ella misma— para que, según él, le siguiera de cerca en su lucha contra las mentiras que los ambos progenitores habían compuesto a lo largo y ancho de todos aquellos años de real martirio.

«Quiero que me prometas que seguirás mis pasos para vengarte de aquellos que os lastimaron».

«Lo juro».

Pero, lo que Juan Levante nunca supo —y nunca sabría— fue que, a escondidas, Misthia también había jurado vengarse hacia su eminente persona. Aquellas organizaciones podrían esperar tras haber manipulado a sus padres en secreto, pero Juan Levante no. Él los había matado sin escrúpulos; sin siquiera dialogar o, al menos, concederles una mísera oportunidad de redención. Nunca lo perdonó, ni lo perdonaría jamás por sus crueles actos. Pero la verdadera justicia le hizo pagar antes de tiempo, y el día que Misthia se había enterado que aquel héroe fue asesinado a manos de un igual, la decepción no fue poca; tan duro fue el golpe que, sin darse cuenta, dibujó una sonrisa insatisfecha en su rostro, una mueca que jamás había vuelto a olvidar. La sonrisa de un demonio, como decía el Cura de la parroquia.

ᴄᴀᴍɪɴᴏ ᴀ ʟᴀ ʟᴜᴢ《☀️ʙɴʜᴀ ᴏᴄ☀️》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora