El Centro era tan brillante y luminoso que casi no podía verlo directamente, al igual que al auto volador que pasó tan cerca que me lanzó hacia el suelo frío. El auto aterrizó a unos pocos centímetros de mí y el conductor descendió por una puerta corrediza, revelando su extraña forma humanoide; pero antes de que aquel ser pudiera verme, un humo espeso se expandió a mi alrededor nublando mi vista por completo, y algo jaló mis piernas, arrastrándome hacia el callejón. Unos ojos de color intenso me miraron directamente mientras una mano cubría mi boca para ahogar mis gritos. Me arrastró hasta la parte trasera de un edificio pequeño, iluminado por las estrellas, y su luz dejó ver un rostro joven cubierto por un barbijo metálico color ónix y cabello negro recogido en una pequeña coleta, a excepción de unos cuantos mechones desprendidos sobre sus vibrantes ojos.
- No debes estar aquí. Vete- ordenó con voz grave.
- ¿Q-qué?, no... n-no me iré sin Kael- refuté nerviosa. -¿Dónde está?-.
- Él ya no será un problema. Vete antes de que te maten.- respondió con frialdad.
Mi mente se desmoronó; Kael estuvo conmigo desde que tenía memoria, y pensar en que ya no podría volver a verlo, escucharlo, reír junto a él... simplemente me destrozó el alma.
- No... ¡esto no puede terminar así!- grité, con un río de odio y tristeza que formaba un nudo en mi garganta.
- ¡Cállate! ¿Qué parte de "vete" no logras entender...?-. Una luz azul pálida, casi fantasmal, interrumpió brillando de forma incandescente detrás de él. La neblina blanca que rodeaba aquella luz se disipó, dejando ver la silueta de una mujer joven cubierta con telas de seda antigua, vendajes y un cinturón metálico; su nariz y boca estaban ocultas bajo la máscara de un ser completamente negro que desprendía humo por su enorme boca acolmillada, llena de manchas azules.
Cuando ella desenvainó una especie de katana de hoja azul marino, mi garganta se cerró por completo.
- ¿En serio vienes a molestarme ahora? Me temo que estoy un poco ocupado.- dijo el joven de barbijo metálico mientras me colocaba detrás de él.
La muchacha ladeó suavemente la cabeza para verme fijamente, oculta detrás de mi protector.
- Oh, ¿la quieres a ella?- preguntó él mientras me empujaba a los pies de esa aterradora mujer de piel tan blanca que casi parecía hecha de polvo estelar. -Tómala-.
Ella dió un paso hacia adelante mientras levantaba su katana con ambas manos para decapitarme en ese callejón; el lugar donde todo comenzó y, al parecer, donde todo terminaría.
Un fuerte chirrido resonó en mis oídos, haciéndome levantar la vista para ver que un cuchillo negro de mango plateado separaba aquella katana de mi cabeza por unos pocos centímetros.
- Tómala... sobre mi cadáver.- replicó mientras arrojaba bruscamente a la mujer hacia el muro de un edificio; pero ella desapareció en aquel instante, como si el muro la hubiera tragado, o como si ella hubiera logrado traspasarlo.
El chico comenzó a alejarse sin decir palabra alguna.
- Oye, ¿no vas a.. d-decirme dónde tienes a mi mejor amigo? Debes ayudarme, ¡casi me matan!- exclamé asustada, y él caminó hacia mí con enfado.
- Yo no te debo nada. Te dije que te fueras y no me hiciste caso. Es tu culpa que ese monstruo haya aparecido.- bufó mientras sus ojos me miraban con frialdad; De repente, una pequeña risita se escapó de sus labios. - ¿A quién engaño? ahora que Tengwa te vió, no podrás caminar ni siquiera dos pasos en lo que aparece otra vez.-. Soltó un suspiro pesado mientras miraba a su alrededor. - Escucha, te llevaré a Blood Moon y allí estarás a salvo hasta mañana.- dijo en apenas un leve susurro mientras me agarraba fuertemente del brazo.
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Tenebris: del otro lado del lago
Teen FictionHailey y Kael son dos mejores amigos que disfrutan de explorar a fondo nuevos lugares, pero todo cambia cuando encuentran un lago estrellado en la cima de una montaña. La profundidad los cunduce a un mundo nuevo por descubrir: rascacielos metalizado...