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✧─── ・ 。゚★: .Hailey . :★. ───✧

- Ahora que soy su entrenador, vamos a tomarnos esto en serio, ¿si?- dijo Klay estirando sus músculos. - A Lexi le gusta el entrenamiento militar y a mí la calistenia, así que haremos una combinación de ambos, para que ella no me regañe.- sonrió.

Klay puede parecer simpático y agradable, pero, durante el entrenamiento, ¡es súper estricto!

- Creo que prefiero a Lexi.- me susurró Kael mientras hacíamos sentadillas.

"30 flexiones más", "tres series seguidas de planchas de un minuto", "más arriba las sentadillas con salto", "¡más rápido!", "¡golpeen con más fuerza!".

Nadie dijo que el entrenamiento sería fácil, ¡pero tampoco nos habían dicho que era tan difícil!

- Estoy muriendo.-. Estos diez minutos de descanso los íbamos a disfrutar más que nunca.

- Yo igual, apenas tengo fuerzas para tomar agua.-.

- Es una pesadilla, ¿verdad?-. Lexi estaba apoyada en la pared de uno de los pasillos que conectaban con la sala. - Ahora se dan cuenta de lo blanda que fui con ustedes. El entrenamiento de Klay puede cansar a cualquiera; yo tuve suerte de que mi padre me enseñara a entrenar desde pequeña, pero comprendo que ese no es el caso de ustedes.-.

Así que su padre le enseñó a entrenar. Se nota.

- Bueno, al menos tenemos estos minutos de descanso.-. De repente, Klay abrió la puerta con un par de armas crónicas en la mano.

- El descanso terminó, ahora viene la parte difícil.-.

¡¿La parte difícil?, pero si Kael y yo estábamos muriendo hace un momento!

Ambos miramos a Lexi con una cara que pedía a gritos su ayuda, pero ella solo sonrió y nos deseó suerte antes de desaparecer detrás de la puerta de su habitación.

"Suerte". Sí que la necesitaremos.

- Se los explicaré muy fácil: ustedes me atacan con estas armas crónicas y yo me defiendo.-.

- ¿Con qué vas a defenderte?-. preguntó Kael viendo que el entrenador no tenía nada más que un par de vendas en los puños.

- Con mis manos es suficiente.- dijo con una pequeña sonrisa.

¡¿Acaso este chico está loco!?

- ¿No quieres que traigamos un botiquín o algo así para curarte las heridas si te lastimamos?- sugerí. La mueca que hizo estaba entre la confusión y la arrogancia.

- No te preocupes por eso.-. Puso su cuerpo en posición de pelea, sin dejar de vernos con ojos decididos. - Sé que no me tocarán ni un pelo.-.

El cansancio atacaba mis piernas y el dolor muscular me quitaba la fuerza en los brazos; un golpe de los puños de Klay en el estómago fue suficiente para dejarme de rodillas. Ya entiendo cómo pudo encargarse de un Kalei'yu él solo.

Kael esquivó los golpes hasta que una patada en la espalda logró derribarlo sobre el suelo gris.

- Ni un pelo.- repitió, ajustándose las vendas de los puños. - Los prepararé para que al menos uno de ustedes pueda darme un golpe. Levántense, lo intentarán otra vez.-.

Tenebris: del otro lado del lagoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora