Los techos de los edificios parecían estar vacíos, así que tal vez estaba en Blood Moon. Caminé entre los edificios y, cuando llegué, entré y bajé las escaleras hasta el pasillo neón; recorrí el lugar, pero no había señales de Kael. Tal vez había vuelto a casa.
"Casa".
Mis manos apretaban con fuerza el bolso y la ropa que había llevado mientras caminaba por el callejón hasta el charco. De repente, pude ver una sombra en el suelo cuando algo pasó sobre mí cabeza y aterrizó en un edificio cercano. Me escondí entre las sombras, rogando que, sea quien sea, no me hubiera visto; la sombra se movió y la tenue luz de un rascacielos iluminó una pierna robótica y otra que parecía humana, cubierta por un traje bordó.
¿Es parte de Tenebris al igual que Astrid?o ¿es una enemiga?
Nunca había visto a un Kalei'yu con partes robóticas.
Cuando vió la luz que lo iluminaba, el ser se alejó, desapareciendo entre los edificios.
Esperé unos minutos antes de acercarme al charco, tratando de estar atenta a cada sonido, imágen y vibración alrededor en caso de que ese ser volviera a aparecer.
Espero que Kael esté bien.
Corrí por el bosque lo más rápido que pude hasta la casa de Kael mientras veía la hora en mi celular; las 2 am. Capaz esté durmiendo.
Caminé por el patio delantero sin rejas, rodeando la habitación de su madre para llegar hasta su ventana; pero cuando me asomé por el vidrio, no había nadie durmiendo sobre la cama tendida.
Por un momento creí escuchar la voz de Kael atrás mío diciendo: "Aquí estoy, Hailey, y siempre estaré contigo"; tuve que reprimir mis ganas de voltear. Kael no estaba ahí.
Caminé por la plaza en el centro del cul de sac, enfrente de la casa de Kael; su jacarandá favorito estaba intacto, esparciendo flores sobre el césped. Mi cabeza me llevó a recordar los días más calurosos del verano, donde Kael y yo nos sentábamos bajo los árboles para refrescarnos, y por un momento, lo vi sentado ahí con una sonrisa: "¿Quieres helado, Hailey?, compré tu sabor favorito, uva"; pero cuando parpadeé, unas lágrimas brotaron de mis ojos. Él no estaba ahí.
Miré alrededor, pero no había nadie en Brinston; y aunque estuviera repleto, ninguna de esas personas significaría todo lo que Kael significaba para mí. Ellos no eran nada, Kael lo era todo.
El recuerdo del ser que había visto entre los edificios del callejón pasó tan rápido como una estrella fugaz. ¿Acaso se lo habría llevado?
Trepar fue todo un calvario luego de correr por segunda vez bosque adentro; las rocas se desmoronaban en mis manos y bajo mis pies mientras el cansancio me causaba jaqueca.
Debo hacerlo, necesito saber que Kael está bien.
Mi cuerpo ni siquiera sintió el frío cuando me sumergí en la laguna, dejando que el agua me llevara hasta el fondo.
Corrí por el callejón tan rápido que la brisa hacía que mis ojos se llenaran de lágrimas mientras me ponía el barbijo metálico con detalles azules.
- ¡Chicos!- grité cuando llegué a Blood Moon. -¡Creo que Kael está en peligro!-. Mi garganta se desgarraba más con cada grito que pegaba, pero estos solo volvían como ecos vacíos. - ¡Lexi! ¡Volt!- sollocé, golpeando las puertas de las recámaras vacías. - Necesito ayuda...-. Me detuve en medio de la sala, donde todos los pasillos se conectaban, y dejé que mis lágrimas cayeran por mis mejillas.
Una extraña ventisca corrió por el lugar y la seguí por el pasillo que daba a la salida de la terraza; el cartel de "Salida de emergencia" seguía brillando de color rojo, como siempre, pero algo estaba fuera de lugar: La puerta estaba abierta.
Saqué un cuchillo crónico de una de las recámaras y la hoja negra brilló de forma apagada bajo mis manos temblorosas cuando salí por la puerta. Hoy podría ser el día en el que debería pelear por mi vida y la de Kael, sola.
Respiré hondo y miré alrededor; y ahí fue cuando lo vi: se había puesto la misma ropa con la que llegó: una chaqueta de jean, pantalones negros y el par de zapatillas que llevaba cada vez que íbamos al bosque, sin dejar de lado su cabeza llena de rulos desarmados.
- Kael... - susurré sorprendida.
- ¿Sigues enojada conmigo?- dijo cuando se acercó para estar cara a cara.
- No te fuiste.-.
- Solo paseé cerca la ciudad; nunca dejaría a mi mejor amiga sola y enojada.-. Sus ojos sonrieron a los míos con dulzura.
Nunca antes le había dado un abrazo como el que le dí en ese momento; no era algo físico, era un abrazo con el corazón, y eso sí que no lo cambiaría por nada.
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Tenebris: del otro lado del lago
Teen FictionHailey y Kael son dos mejores amigos que disfrutan de explorar a fondo nuevos lugares, pero todo cambia cuando encuentran un lago estrellado en la cima de una montaña. La profundidad los cunduce a un mundo nuevo por descubrir: rascacielos metalizado...