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*•̩̩͙✩•̩̩͙˚ Hailey ˚•̩̩͙✩•̩̩͙˚*

El aire frío removió mis mechones sueltos de cabello y me puso la piel de gallina.

Más allá de los edificios, la Ciudad Imperial brillaba de forma fuerte y cálida; su imágen bajo el cielo estrellado parecía salida de un mundo de fantasía.

- Por fin apareces, todos estábamos esperándote.- se quejó Volt detrás de mí. Volteé y vi a todos parados alrededor de Lexi, que sostenía una caja negra con el diseño de una luna hecha de metal.

- Escuchen, daremos un pequeño "paseo" por la Ciudad Imperial; deberán tomar algunas armas.-. Lexi se puso en cuclillas, apoyó la caja en el suelo y la abrió, mostrando una gran cantidad de armas crónicas de todo tipo. - Elijan las que más les gusten.-.

- Pero, ¿por qué necesitamos armas si es solo un "paseo"?- preguntó Kael.

- Solo elige un arma, Kael, te aseguro que es por seguridad.- respondió Lexi poniendo los ojos en blanco.

Es verdad, Kael no sabe lo peligrosos que son los Kalei'yu, aún no se había encontrado con uno.

Él se acercó y tomó un círculo negro con un botón que, al presionarlo, se convirtió en un escudo metálico con detalles dorados; luego, agarró un puñal de hoja negra y mango metálico con espacios para colocar los dedos.

- El escudo- susurró Quinn, - que astuto.-. Le dirigió una mirada fuerte y luego sonrió con sutileza.

Me acerqué, titubeante, y me puse en cuclillas frente a la caja negra. Volt imitó mis movimientos hasta quedar cara a cara.

- Elige bien, zibá.- murmuró mientras veía cómo mi mano se acercaba a la caja. Tomé una navaja retráctil y un puñal de tamaño medio, y guardé ambos en los bolsillos de mi cinturón.

Me levanté, viendo cómo Lexi se acercaba al borde de la terraza.

- Este "paseo" no será como un viaje al zoológico o una caminata por el parque- comenzó, mientras se ataba una larga cuerda a la muñeca izquierda. - Vamos a mostrarles la Ciudad Imperial para que aprendan a adaptarse a este mundo.-. Ella dió la espalda al borde y retrocedió de a poco.

- ¿Listos, virikjas?-. Lexi tomó aire de su barbijo y dió un salto hacia atrás, perdiéndose en el vacío.

Corrí hasta el borde de la terraza y miré hacia abajo, buscándola; mi corazón se relajó al verla apoyando los pies contra el edificio, había atado el otro extremo de la cuerda a una manopla con una cuchilla crónica, clavándola en la pared del edificio.

- ¡Demonios!- bufó Kael mientras veía cómo Volt y Quinn ni se inmutaban al ver a Lexi saltando hacia el vacío. - ¿Acaso están locos?-, soltó él con tono impaciente.

- Preferimos el término "temerarios" .- corrigió Quinn mientras se ataba una cuerda a la muñeca.

La niña corrió hacia el borde de la terraza, dió un gran salto y se sumergió en el vacío, hasta el punto en el que la oscuridad la cubrió por completo. Mis latidos se aceleraban por cada segundo que Quinn no daba indicios de haber sobrevivido.

Pero ella hizo esto muchas veces, nada podría salir mal... ¿verdad?

Luego de unos segundos, nada.

- Nunca tardó tanto.- murmuró Volt, asomándose por el borde para tratar de ver a Quinn, pero no había nada más que el rostro de preocupación de Lexi, que aún seguía colgada del edificio con los pies apoyados en la pared.

- Volt...- gritó Lexi, angustiada. - Nunca tardó tanto.... ¡Volt!-. Los ojos de Lexi trataban de ver entre lo espeso de la oscuridad.

- Diablos, diablos ...- susurraba Kael con nerviosismo.

Una cuchilla salió de la oscuridad y se clavó en la pared metálica, a solo unos centímetros de Lexi. Ella cerró sus ojos, y su rostro se relajó; sentí cómo Volt suspiraba de alivio y luego soltaba una grosería.

- ¡Quinn, estás loca!- rió Lexi.

- Espero no tener que hacer esto nunca.- murmuró Kael cuando se puso a mi lado.

Volt tomó unas sogas largas y nos las acercó.

- Bien, ¿quién de ustedes va a ir primero?-.

- Yo lo haré.- dije dando un paso hacia él. ¿Qué estaba pensando? ¡Es una locura!

Volt se acercó a mí y tomó mi muñeca para atar la cuerda alrededor.

- Ataré un extremo de la cuerda a tu muñeca y el otro a tu arma, así que solo debes clavar tu navaja en la pared del edificio, ¿entiendes, zibá?-. Asentí, tratando de no parecer nerviosa. - Si necesitas ayuda o algo sale mal, las chicas estarán ahí.-.

Caminé hacia el borde del edificio y estudié la caída: Parecía un vacío oscuro e interminable que llevaba a la muerte segura. ¿Debería lanzarme a ese vacío?, claro que no. ¿Voy a lanzarme a ese vacío?, al parecer sí.

Me dí la vuelta, dándole la espalda al abismo; Kael parecía muy asustado, pero sé que estaría dispuesto a saltar por mí si necesitaba ayuda, mientras que Volt mantenía una expresión seria y los brazos cruzados, como si no le importara que fuera a saltar al vacío.

Llené mis pulmones con el aire de mi barbijo. Vértigo, no aparezcas ahora, pensé cuando los mareos comenzaron a molestarme.

Sin pensarlo, dí un pequeño salto hacia atrás y caí en el vacío; sentía cómo el viento golpeaba contra mi espalda y la oscuridad no me permitía ver con claridad. Lancé la navaja retráctil hacia arriba, intentando clavarla en la pared metálica de Blood Moon, pero solo cayó a mi lado; la tomé y la lancé de nuevo, tratando de que funcionara esta vez, pero volvió a caer. Mi vista comenzó a nublarse, mis ojos lagrimeaban por el viento helado y sentí que mi corazón quería salir de mi pecho.

Demonios... ¡¿ahora qué hago?!

Decidí lanzar la navaja una última vez; me sorprendí al escuchar un sonido metálico, pero la cuchilla sólo había rozado el metal, sin poder detener mi caída. Cerré los ojos, esperando chocar contra el suelo.

Adiós mamá, adiós papá, adiós Connor, adiós Kael...

Unas manos sostuvieron mi cintura con fuerza antes de que mi cuerpo golpeara el piso.

- Ashh... le dije al "señor controlador" que no fuera tan rudo con ustedes, es obvio que no están listos.- dijo Quinn con tono despreocupado mientras acercaba mis manos a su cuerda.

- ¿Así que tardaste porque querías estar cerca del suelo por si algo de esto pasaba?- dije, colocando mis pies en la pared. Ella suspiró.

- No linda, tardé porque me fui a comprar un café.-. dijo con sarcasmo y sonrió suavemente de lado.

Sonreí; aunque ella no era muy empática, tenía mucha personalidad y carisma. Me agrada.

Escalé el edificio y me encontré con el rostro ansioso de Volt. No había terminado de subir a la terraza cuando él me tomó del brazo con una mano y de la cintura con la otra para levantarme.

- Maldita sea- murmuró, - ¿estás bien?-. La preocupación en su rostro era casi conmovedora; asentí y él no pudo evitar abrazarme. Su cuerpo era cálido y contrastaba con su pesada respiración. Se alejó una vez que vió que Kael se acercaba a mí a toda velocidad.

- ¡Hailey! Gracias al cielo estás bien.-. Sus manos sostuvieron mi rostro mientras su mirada escudriñaba en la mía, como si pudiera transmitirme todo su pesar a través de esos ojos color miel.

- No quería pensar en excusas para decirles a tus padres.-.

- Tranquilo, Kael, ya no necesitas ninguna excusa- reí mientras lo despeinaba amablemente. - estoy bien.-.

El piso y las estrellas aún se sacudían frente a mis ojos por el vértigo, y el dolor de cabeza amenazaba con aparecer.

Ser parte de "Tenebris" no era como esperábamos, pero...

Vamos a estar bien.

Tenebris: del otro lado del lagoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora