Los pasillos de la escuela olían a humedad y a adolescentes. Todos estaban callados, como si estuvieran de luto, aunque en realidad es por el cansancio de tener doble turno en la escuela.
- Wow, los alumnos están cada vez más cerca de parecer zombies.- susurró Kael mientras acomodaba algunos libros en su mochila.
Unas alumnas que salían tarde del salón de biología pasaron a su lado y le guiñaron el ojo de forma coqueta, dejando a Kael confundido.
- Les gustas, Kael. Literalmente te guiñan el ojo y te mandan besos al aire.- expliqué de forma divertida dándole un par de palmadas en la espalda; no era la primera vez que le pasaba.
- Pero yo no hice nada- dijo con una risita nerviosa. - apenas le presté mi lápiz a una de ellas ayer.-.
- Y eso es suficiente para las chicas que ruegan por atención.-. Guardé algunos libros en mi casillero para no tener tanto peso en la mochila.
- Pero a mí no me interesa ninguna de ellas.- murmuró Kael, recostándose sobre el casillero de al lado para verme a los ojos.
- ¿Por qué me miras así?- pregunté, tratando de no reír de forma nerviosa.
- ¿Así cómo?-.
- Como si fuera lo único interesante.-. Cerré el casillero y acomodé la mochila en mi espalda.
- Porque para mí no hay nada más interesante que tú.- susurró con una sonrisa que marcó sus hoyuelos.
Un escalofrío recorrió mi cuerpo y la campana del inicio de clases resonó en los pasillos. En medio de la multitud de alumnos que se iban hasta sus salones, pude ver una especie de dron pequeño y redondo que solo había visto a disposición de una persona: Quinn.
Ahora que lo pienso, nunca le había prestado atención a los desconocidos; quizás sean futuros amigos, enemigos o compañeros. ¿Acaso Lexi, Quinn o incluso Volt habían pasado por los pasillos de mi escuela y yo no les había prestado atención?
Seguí al dron entre la oleada de estudiantes apurados y ví que entraba a la sala de tecnología, pero, cuando llegué, no había rastros del dron ni de Quinn. Quizás lo imaginé.
La clase extracurricular de química iba muy lenta. La materia de laboratorio de analítica sonaba interesante, pero la profesora Michael era increíblemente lenta, y solo le importaba que repitamos lo teórico; si no copiaste la información al pie de la letra, desaprobaste. Todo debía estar perfecto. Muchos disfrutaban del "copiar y pegar", pero yo quería pensar y entender lo que estaba haciendo. Bueno, este no era el caso.
Cálculos de pH y más fórmulas para recordar llenaban el pizarrón y cansaban mi vista con solo mirarlas. Cerré los ojos por unos segundos y pude imaginar a Quinn probando sus drones en la sala de tecnología; luego, recordé a Volt, sentado en la recámara de Blood Moon, sólo. ¿Acaso él no volvía a su casa?, ¿no tenía familiares o amigos que lo esperaban?
Una pila enorme de papeles cayó sobre la mesada de mármol, haciéndome abrir los ojos.
- Éstas son las normas de seguridad que deben leer para la próxima clase. Trabajaremos con material de laboratorio.- explicó la profesora con tono desanimado.
"Titulaciones". No sabía qué eran, pero al fin íbamos a hacer un trabajo de verdad.
Sentí que había pasado una eternidad para volver a ver a Kael; lo abracé con fuerza al verlo parado en la puerta del salón de fotografía, esperándome.
Por más que la clase anterior haya arruinado mi día, ver a Kael me puso de buen humor. Siempre me pone de buen humor.
✧─── ・ 。゚★: Kael. . :★. ───✧
Entramos a la sala de fotografía, repleta de cuadros y pinturas que adornaban las pequeñas paredes y la profesora Lewis caminaba hacia todas partes, moviendo sus rizos colorados por el salón tratando de que cada alumno tenga una cámara lista en su banco.
- ¡Buenos días alumnos!- saludó con una sonrisa y entusiasmo juvenil.
Cuando todos nos sentamos, la profesora nos dejó tomar fotos. El tema era "algo innovador o que te maraville". Tomé mi cámara de fotos personal y comencé a recorrer la habitación: Un cuadro abstracto con colores rojos y azules, la escultura de una mariposa en 3D... pero algo había captado mi atención: Hailey sacaba un poco la lengua mientras tomaba fotos de las esculturas. Click. Click.
Veía su rostro a través del lente de mi cámara; estaba concentrada mirando unos pájaros de origami que colgaban del techo. Click. Click. Click.
Esos ojos azules me miraron con dulzura. Click. Click. Click.
Ella se acercó con una sonrisa.
- ¿Sigues buscando cosas para fotografiar?- preguntó, mientras se distraía con todo lo que había en la habitación.
- Bueno... de hecho saqué bastantes fotos.-. Sonreí y apagué la cámara.
- ¿En serio?, ¿puedo ver?-.Guardé mis cosas y despeiné cariñosamente a Hailey.
- Lo siento, pero mis fotos no son tan buenas. Me gusta que los proyectos sean anónimos, así nadie se burlará de mí por las fotos.-.
- Nadie debería hacerlo, y si lo hacen, les daré un golpe en la cara para que aprendan a tratar bien a los demás.- dijo con ímpetu, cerrando sus puños y poniéndolos en posición de defensa.
Su rostro y su actitud cuando estaba enojada eran tan tiernas como aterradoras.
Noche al fin. Dejé caer mi bolso con la ropa de basket sobre la cama y tomé una ducha, dejando que el agua caliente relaje mis músculos mientras escuchaba "Keep Shelly in Athens". El entrenamiento después de las clases de fotografía había sido muy agotador y volví a casa a las 20 hs, más tarde de lo usual.
Mi teléfono vibró cuando secaba mi cabello con la toalla, y sonreí cuando vi el mensaje: "¿Hoy a la misma hora?👀". Eso era lo que tanto esperaba después de entrenar los martes y jueves.
"Por supuesto, voy en camino ;)".
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Tenebris: del otro lado del lago
Teen FictionHailey y Kael son dos mejores amigos que disfrutan de explorar a fondo nuevos lugares, pero todo cambia cuando encuentran un lago estrellado en la cima de una montaña. La profundidad los cunduce a un mundo nuevo por descubrir: rascacielos metalizado...