𓍯𓂃 ᵈⁱᵉˢᶜⁱⁿᵘᵉᵛᵉ

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FELIX

Dos mil dólares. Eso me pedí el mecánico para reparar el coche de Minseo. Yo ganaba diez dólares la hora y, con suerte, le daba clases a Hyunjin dos horas a la semana.

Los rayos de sol se filtraban a través de las persianas. La luz incidía directamente sobre la foto que había en mi cómoda, en la que aparecíamos Minseo, mi madre y yo.

— Hola, guapo — dijo Jake al entrar en mi habitación.

Con un movimiento rápido yo di un respingo sobre la cama, agarré una sudadera y me la puse para taparme los brazos.

— ¿Qué estás haciendo aquí?

— Ya te dije que a lo mejor me pasaba — atravesó la habitación y se lanzó sobre mi colcha morada.

— No. ¿Qué estás haciendo aquí, en mi habitación?

— Tu padre y Jiwoo me han dicho que podía subir.

— ¿Mi padre?¿Te ha dicho que subieras?

— Sí. Creo que lo prejuzgas. Ahora es un tipo enrollado. No se parece en nada a cuando salíamos la primera vez.

— La primera vez. La primera vez éramos una pareja formal. Ahora... simplemente salimos — salir implicaba ciertos sentimientos muy serios, y lo único que yo sentía en aquel momento era que no deseaba que estuviera en mi habitación —. ¿Qué ha sido del partido de baloncesto del domingo por la mañana con Sunghoon y los demás?

— He quedado con ellos en media hora. Sé que hoy ibas a salir de compras y quería hablar contigo antes de que te fueras — colocó la mano sobre la mía y me frotó la piel con el pulgar —. Mira, voy a repetirlo porque, cuando te lo dije anoche, no respondiste. Lo siento. De verdad, Felix, lo siento. No lo asocié con Minseo hasta después de la película, lo juro.

— No pasa nada — <<en serio, estamos empatados>>, pensé. <<Tú me llevaste a ver una película asquerosa. Yo me marché y estuve a punto de besar a un tío bueno. Un tío con el que debería dejar de obsesionarme porque Dios sabe que no está pensando en mi>>.

Jake se quedó mirando el mural marino que había en mi pared.

— No puedo creer que sigas teniendo esa mierda. Después de lo que te hizo tu madre.

— Sigue siendo mi madre.

El corazón se me encogió cuando Jake me miró como si estuviera loco. Era duro que me mirasen así.

— ¿Eso es todo?

— No. Sabes que pienso que estás muy bueno — parecía hambriento, y no creía que quisiera comerse el resto de bagel que había sobre mi mesilla —. Y los traes que solías llevar a los bailes eran increíbles — cerró los ojos y se humedeció los labios. Yo apostaba que estaba recordando el baile del equipo de fútbol de segundo curso. Un traje de satén azul con aberturas transparentes a los lados de mi cintura, un pantalón que resaltaba mi culo y el asiento trasero del coche de su padre.

Abrió los ojos y aquel deseo desapareció.

— Pero me preguntaba qué tipo de traje ibas a comprar. Ya sabes, para que no te avergüences.

— ¿Me estás preguntando si voy a dejar mis cicatrices al descubierto?

— Sí. No. Sí — se acercó más a mí y me acarició la cara externa del muslo. Yo intenté resistir la necesidad de apartarme —. Te deseo, Felix. Ya lo sabes. Eres tú el que tiene el freno echado, no yo. Hay muchos chicos y chicas que querrían acostarse conmigo.

ROMPIENDO LAS REGLAS    ୨୧  ʜʏᴜɴʟɪxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora