FELIX
El lunes por la mañana dio lugar a una nueva fase de mi vida: salir con Hwang Hyunjin en público.
Cuando Hyunjin se acercó por detrás y me dio un beso en el cuello, no supe si apoyarme en él o apartarme. Todos los músculos de mi cuerpo me pedían que me pegara a él. Mi cerebro me decía que saliese corriendo. Suspiré y le hice caso a mi cabeza.
— Estás rompiendo la norma de muestras públicas de afecto en el instituto.
Hyunjin se carcajeó mientras yo cerraba la taquilla.
— ¿Y qué?
— Que no quiero que me castiguen.
— Eres demasiado estirado. Creo que sé lo que te ayudará a relajarte.
Al ver cómo me devoraba con la mirada, supe que no debía morder el anzuelo, pero lo hice de todas formas.
— ¿Y qué cosa es?
Presionó su cuerpo contra el mío y me aprisionó contra las taquillas.
— Los besos.
Yo me pegué los libros al pecho, intentando controlar la tentación de tirarlos al suelo y abrazarle. Pero eso solo alentaría su comportamiento y prolongaría aquel beso que parecía querer comerme completamente. Aquellos besos fantásticos. Pero, fantásticos o no, los besos en público supondrían un castigo y una nota por llegar tarde.
Me colé por debajo de sus brazos y tomé aire. Necesitaba cualquier aroma que no me recordase a él. Pero me alcanzó y comenzó a caminar a mi lado.
— ¿Sabes? Puede que nunca te hayas dado cuenta, pero vamos juntos a clase de Cálculo — me dijo —. Podrías haberme esperado.
— ¿Y darte la oportunidad de arrastrarme al armario del conserje? No, gracias.
Entramos en clase de Cálculo y juro que todos los que estaban allí se quedaron mirando cuando Hyunjin se detuvo junto a mi mesa.
— Chan, Yuna y yo nos pasaremos luego.
— De acuerdo — clases particulares, la reparación del coche y, con suerte, algunos besos.
Me dirigió su sonrisa perversa y bajó la voz.
— La señora Frost siempre llega tarde. Podría besarte ahora y darle a la gente lo que busca.
Sería una manera asombrosa de empezar la clase. Me humedecí los labios y susurré:
— Vas a meterme en problemas.
— Eso es — Hyunjin me acarició la mejilla antes de dirigirse a su asiento, al fondo de la clase.
Yo me acomodé en mi silla y pasé la hora entera intentando pensar en el Cálculo y no en besar a Hyunjin.
Jisung se apartó de la pared y se acercó mientras yo me dirigía hacia la cafetería.
— Has tardado mucho. ¿Dónde estabas?
— Tenía que ir a mi taquilla antes de la comida — en realidad no, pero había aprovechado la excusa para pasar frente a la taquilla de Hyunjin y darnos uno que otro beso.
— Aha. ¿Así que el hombre alto, pelinegro y misterioso no va a sentarse con nosotros en la comida?
— No — intenté sonar optimista, como si no me importara. Al fin y al cabo, no tenía otra opción —. ¿Cuál es el veredicto de mi estatus social?
— Todo se decide en la comida.
Maravilloso. Podría haberme advertido antes de entrar en la cafetería. ¿Por qué la bruja buena no podía agitar su varita mágica y hacer que todos me quisieran?
— Toma una bandeja, que vamos a por comida — murmuró Jisung cuando pasamos frente a nuestra mesa. Seungmin me dedicó una sonrisa débil, mientras que Woyoung se entretuvo con un yogur.
El corazón se me encogió. Sinceramente, las opiniones del resto del instituto no me importaban. Pero el recazo de Woyoung me rompía el corazón. Coloqué mi bandeja junto a la de Jisung, pero la comida ni la toque.
— El instituto está dividido. Deanna les ha dicho a sus amigas que Jake solo te utilizó para ponerla celosa, lo cual te devuelve al mundo de los patéticos. Gracias a la pelea del baile y a tu magreo con Hyunjin antes de primera hora, algunos piensan que has dejado a Jake por Hyunjin, lo que oficialmente te convierte en un bicho raro.
Asombroso. Tal vez pudiera convertirme en el rey de los bichos raros, el soberano de los emocionalmente inestables del planeta.
— Y el resto del instituto piensa que Jake y tú se usaron mutuamente, que él tiene que estar con Deanna y que Hyunjin y tú son la pareja de moda — Jisung me dirigió una sonrisa y me guiñó el ojo mientras le entregaba el dinero a la cajera.
Yo lo seguí y divisé a Deanna con Jake, que sonreía como un tonto. Sí que había dejado a Jake por Hyunjin, pero Jake también me había dejado a mí.
— Déjame adivinar, Seungmin y tú forman ese último grupo.
— Nosotros somos los únicos que importamos, ¿no?
Lo seguí hasta la zona de los condimentos.
— Si la mayoría del instituto ya me ha tachado de bicho raro, ¿por qué es tan importante la hora de la comida?
Jisung se echó mostaza dulce en las papas.
— Woyoung — respondió.
Sentada junto a Seungmin y otro de sus amigos populares, Woyoung seguía dándole vueltas al yogur.
— Me sorprende que no se haya decidido ya. La reputación contra la amistad. La reputación siempre gana, ¿no?
— Lo está intentando. Deja que el rumor pase de moda y entrará en razón.
Sí, tal vez.
— Saluda a Seungmin de mi parte, ¿de acuerdo? — dije mientras dejaba mi bandeja vacía en la mesa de los condimentos.
— ¿A dónde vas?
— A pintar.
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ROMPIENDO LAS REGLAS ୨୧ ʜʏᴜɴʟɪx
Lãng mạnNo recuerdo la noche que cambió mi vida. La noche en que pasé de ser popular a ser un bicho raro y marginado. Y mi familia está decidida a que siga siendo así. Decían que la terapia me ayudaría. No se esperaban a Hyunjin. Él es el tipo de chico sobr...