𓍯𓂃 ᵛᵉⁱⁿᵗᵉ

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HYUNJIN

— Deja de lamentarte. Si te lo hubieras tirado cuando lo conociste, como te dije, ahora no estarías jodido.

Yuna estampó su bandeja contra la mesa de la cafetería. Yo aparté la pizza y me recosté en la silla. Aquel día lo único que Felix había hecho era mirarme de reojo. Como me había dicho, había vuelto a su vida y, en teoría, yo había vuelto a la mía. ¿El problema? Que no me gustaba mi vida sin él.

Chan colocó su bandeja junto a mí.

— Déjale en paz, Yuna. A veces uno no puede elegir de quién se enamora — sabias palabras del tío que ignoraba sus sentimientos por Yuna.

— ¿Qué te preocupa, Chan? Pareces casi tan melancólico como Hyunjin. Por favor, no me digas que tú también te has enamorado de un chico estúpido e inalcanzable.

Chan cambió de tema.

— Bueno, Yuna, he oído que la señorita Eunha te ha llamado a su despacho.

— ¿Para qué? — pregunté yo.

— Supongo que alguno de mis profesores me delató al ver mis moretones. Le dije que me caí por las escaleras en casa de mi padre — le gruñó un ojo a Chan y los dos se rieron con aquel chiste privado. Ninguno de los dos tenía idea de quién era su padre.

El corazón se me aceleró cuando vi un destello rubio entrar en la cafetería. Felix se detuvo al entrar por la puerta más alejada a mí y escudriñó la sala con la mirada. Llevaba los libros pegados al pecho y las mangas cubriéndole las manos. Nuestras miradas se encontraron. Sus ojos verdes se derritieron cuando me dirigió su sonrisa de sirena. Yo sonreí también.

— ¿Te gustaría reparar un Corvette del 65? — le pregunté a Chan mientras me volteaba a mirarlo.

— ¿Querría ganar un millón de pavos? Pues claro.

— ¿Tienes planes para después de clase? — pregunté. Felix miró hacia su mesa y después me miró de nuevo. 

<<Vamos, mi pequeña sirena. Ven conmigo>>.

— Hace tiempo que no faltamos a clase — contestó Chan.

— Me apunto — dijo Yuna —. Y no necesito la excusa de un coche para saltarme las clases.

— Nada de saltarse las clases — seguí mirando a Felix, que cambió el peso de un pie al otro.

Necesitaba una razón para acercarse. Levanté mi libro de Cálculo y le mostré la portada. Él suspiró y finalmente se acercó.

— Hola — dijo en voz tan baja que tuve que esforzarme por oír lo que decía.

— ¿Quieres sentarte? — pregunté, aunque ya sabía la respuesta.

— No, mis amigos están esperándome — enfatizó la palabra <<amigos>> antes de mirar hacia la mesa de chicos que observaban nuestra conversación. <<Punto para Felix>>, pensé.

Yuna sonrió y saludó con la mano en actitud burlona hacia la mesa de Felix.

— ¿Qué necesitas, Hyunjin? — miró a Yuna al hacer la pregunta y después se dirigió a mi.

— Este es Chan.

Él arqueó las cejas.

— Muy bien.

— Él le va a echar un vistazo al coche de Minseo después de clase.

— ¿En serio? — preguntó Felix con el rostro iluminado.

ROMPIENDO LAS REGLAS    ୨୧  ʜʏᴜɴʟɪxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora