𓍯𓂃 ᵗʳᵉᶜᵉ

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FELIX

El primer paso de la operación Leer Mi Expediente consistía en que mi padre, Jiwoo y yo esperásemos a que la señorita Eunha nos hiciese pasar a su despacho. Jiwoo y yo estábamos sentados el uno junto al otro en la fila de sillas.

Jiwoo se llevó la mano a la tripa.

— Oh. Oh. Felix, el bebé ha dado una patada.

— Ya puedes pasar — anunció la señorita Eunha.

Yo salí disparado de mi asiento.

— Gracias a Dios — durante meses, Jiwoo había estado aburriendo a todo el mundo con datos sobre el bebé. Bueno, tal vez no a todo el mundo. Mi padre escuchaba embobado sus palabras.

Desde detrás de su escritorio, nos dedicó su sonrisa perenne.

— Señor y señora Lee, cómo me alegro de verles, pero nuestra terapia de grupo es la semana que viene.

Mi padre miró con las cejas arqueadas a Jiwoo, que se sentó asombrada y con la boca abierta.

— No. El calendario familiar decía claramente que...

— Yo les he dicho que vinieran esta semana — intervine yo.

La señorita Eunha apretó los labios.

— Sé que tuvimos una sesión dura la semana pasada, ¿pero realmente considerabas necesario traer guardaespaldas?

— ¿Felix? — preguntó mi padre —. ¿Qué ocurrió la semana pasada?

El corazón me dio un vuelco en el pecho. Su preocupación parecía real. Daría cualquier cosa si lo era. Me puse en pie y me acerqué a la ventana.

— Algo bueno.

— Eso es fantástico. Esta familia necesita buenas noticias — la voz aguda de Jiwoo rechinó como papel contra mi piel —. Leí en una revista que los bebés notan la negatividad.

Un coche salió de su plaza de aparcamiento y dejó ver a Hyunjin sentado sobre el capó de su viejo coche junto a un tipo lleno de tatuajes y piercings y a Yuna la motera. Sus dos amigos se quedaron mirándome cuando él me dedicó su sonrisa maliciosa. Sus amigos me producían escalofríos. La sonrisa de Hyunjin me producía cosquilleos.

Aunque no debía sentir cosquilleos por Hwang Hyunjin. Estaba saliendo con Jake, no con él; si podía llamarse salir a las conversaciones telefónicas nocturnas en las que solo hablaba él y a una salida en grupo a la pizzería de la zona.

Suspire y me quité a Jake de la cabeza. Hyunjin y yo habíamos hecho un trato y yo pensaba cumplir con mi parte. El plan era simple: yo tenía que retrasar mi sesión para que él pudiera mover la suya de la mañana a mi hueco de por la tarde. Uno de nosotros distraería a la señorita Eunha mientras el otro echaba un vistazo a los expedientes.

— ¿Felix? — preguntó mi padre, aún con aquel tono de preocupación —. ¿Qué es bueno?

— ¿Por qué no me dijeron que había ganado la Copa del Gobernador?

— ¿Perdón? — el tono de preocupación de su voz se esfumó al instante.

Sentí una punzada de dolor junto a los nervios.

— Deseaba ganar desesperadamente. Al menos podrías haberme dicho eso.

La señorita Eunha me miró con cautela y mantuvo las manos cruzadas sobre su regazo.

— ¿Baekhyun? — ¿era culpa lo que veía en sus ojos azules?

— ¿Te acuerdas? — preguntó mi padre con un tono neutral que me produjo escalofríos. Tenía los ojos muy abiertos, lo que le hacía parecer perdido y terriblemente triste.

ROMPIENDO LAS REGLAS    ୨୧  ʜʏᴜɴʟɪxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora