𓍯𓂃 ᵗʳᵉⁱⁿᵗᵃ

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HYUNJIN

Casi todos os coches se habían ido ya cuando regresé a casa. Había dejado a Felix en su casa a medianoche y después había estado conduciendo un par de horas, intentando procesar todo lo que había ocurrido entre nosotros. El ver cómo se desnudaba emocionalmente y confiaba en mí, cuando yo no merecía la confianza de nadie, resultaba... abrumador.

En el sótano la tele estaba puesta sin el sonido. Agarré el mando a distancia para apagarla, pero Chan me detuvo.

― La estoy viendo.

― Perdona ― contesté con una sonrisa, pero mi sonrisa desapareció al ver la espalda desnuda de una chica entre los brazos de mi amigo ―. Lo siento. No sabía que tuvieras compañía.

No era la primera vez que se olvidaba de cerrar la puerta del sótano.

― Quédate. Es Yuna.

Aquella respuesta solo me dio ganas de salir corriendo. Había pasado todo aquel tiempo sin verla desnuda y no tenía intención de empezar ahora.

― No importa.

― Espera y nos tomamos una cerveza ― Chan le murmuró algo a Yuna, que dio una respuesta incoherente entre sueños.

En la cocina, abrí el frigorífico y saqué dos cervezas. Chan salió del sótano ataviado solo con sus vaqueros.

― Le dije a Felix que era mío.

― Yo me he acostado con Yuna.

Los dos nos apoyamos en la encimera y bebimos.

― ¿Yuna y tú pareja?

― Y yo qué sé. Ya sabes cómo es. Tendré suerte si no se despierta y sale corriendo a casa de su madre cuando se dé cuenta de lo que hemos hecho. A lo mejor se acuesta con el siguiente perdedor que conozca para demostrar que no necesita a nadie.

Yo guardé silencio para dejar que se recompusiera. Finalmente se tiró del aro de la oreja y habló.

― Ha ocurrido. Tendré que afrontarlo. Aunque tenga que ignorar que ha ocurrido. Pero estábamos drogados y ella olía tan bien... ― no le hacía falta explicarse. Yo sabía mucho sobre gente que olía bien. Si no lo supiera, habría pensado que Felix vivía en una pastelería ―. ¿Así que tienes chico?

― Sí ― estaba oficialmente atrapado.

― Quería decirles una cosa antes. Me está costando encontrar una de las piezas que necesito para arreglar su coche. Voy a tener que comprarla en una tienda de recambios.

― ¿Cuánto?

― Cien.

Maldita sea. Felix dependía de nuestras clases particulares para ganar dinero y, hasta el momento, le había dado a Chan todo lo que tenía.

― No se lo digas. Compra lo que necesites y yo correé con los gastos.

― ¿Estás seguro?

― Sí ― Felix quería arreglar el coche y yo quería ver esa sonrisa de sirena. De pronto llamaron mi atención varias hojas de papel con el nombre de Felix escrito en la parte inferior. El último dibujo me produjo un vuelco en el corazón. Vi los ojos de mi madre. 

Chan se acercó por detrás.

― Es un jodido artista. Ese dibujo es tu vivo retrato.

 Ese dibujo es tu vivo retrato

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ROMPIENDO LAS REGLAS    ୨୧  ʜʏᴜɴʟɪxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora