Mattheo Riddle se obsesiona con la prima de su mejor amigo. Una noche jugando la habitación del paraíso, queda completamente maravillado con Maxine Nott.
Así sea que ella lo odie a morir, el hará que lo ame a morir, sin importar que.
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CAPITULO CINCO
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Una semana larga para Mattheo quien intentaba acercarse a Maxime, pero ella se alejaba.
El creía que había funcionado, que ya era suya pero nunca la volvió a ver cómo ella había dicho, se daba cuenta que ambos tenían otras intenciones.
Si bien Mattheo no quería decir que estaba enamorado de ella, por lo cual la pensaba día y noche. En todas partes buscaba a Maxine con la mirada. Ella se había convertido en su obsesión.
Tanto que Theodore dejó de hablar con Mattheo, al darse cuenta que habían tenido sexo más de una vez, le prohibió que volviera a ver a su prima. Pero se negó, terminando en una pelea de empujones, ahora ambos caminaban en destinos separados y ni a los ojos se veían. Bien parecía que los Nott evitaban a Mattheo. Aunque sabía que Theodore volvería a dirigirle la palabra, una vez que tuviera algo de importancia que decirle, o simplemente una situación para meterse en problemas.
El camino a las mazmorras estaba más concurrido de lo normal. Pues había sido el día de campo de Slytherin, dónde Mattheo esperaba poder hablar con Maxine, pero ni siquiera la vió ahí.
A lo lejos vió a Maxine charlar con Alexander Lestorges de Ravenclaw, estaba tomada de su brazo.
Paró en secó y se recargó en la pared para verla. Sus ojos se entrecerraron levemente mientras los miraba a los dos juntos. No pudo evitar sentir una punzada de celos.
Mattheo sacudió la cabeza, tratando de disipar los pensamientos de su mente. No era como si en realidad estuvieran saliendo ni nada; era solo una conversación entre compañeros de clase, quería pensar. Lo que Mattheo empezó a odiarse por no saber si antes de que toda su atención estuviera en ella, Maxine estuviera teniendo interés en ese idiota.
Maxine le sonreía tan lindo al chico, Mattheo se contuvo y espero a que el se fuera, pero parecía que el quería estar ahí más tiempo. Y las ansias se comían vivo a Mattheo.
- No me hagas esto, Maxine -Murmuró para si mismo.
Su voz era tensa mientras la veía charlar con Alexander. Le dolía profundamente saber que ella podía encontrar fácilmente placer en los brazos de otra persona. Eso lo invitaba a darle una paliza a Alexander, pero se estaba conteniendo, Dios sabe cuanto.
Mattheo miró a otra dirección y respiró profundamente unas cuantas veces. Necesitaba tiempo a solas para ordenar sus sentimientos y decidir qué quería hacer a continuación.
Volteó una última vez solo para mirarla a ella, pero su mandíbula se apretó al ver qué ella le daba un beso en la mejilla y él reposaba su mano en su cintura.
Su corazón latía con fuerza en su pecho, sintiendo una abrumadora sensación de celos. Apretó los puños y trató de ignorar el punzante sentimiento de rechazo.
