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Al parecer su madre había decidido que aquel día sí o sí debía hacerla sentir miserable, ya que desde que la despertó a base de gritos, empezó a decirle con lujo de detalles lo inútil que ella era.

Que no la ayudaba en la casa, que se la pasaba «tragando» dulces, que era patética.

Sí, lo normal. Decidió no contestarle y simplemente salir a jugar. Al fin y al cabo, su mamá estaba tan ensimismada gritando incoherencias que no se dio cuenta de que ya no estaba.

Apretó su muñeca contra su pecho, caminando rápido. Miraba en todas las direcciones para asegurarse de que su madre no venía en el auto, persiguiéndola. Definitivamente no volvería hasta muy tarde, sino es que hasta la noche para asegurarse de no recibir una golpiza.

Se refugió en los juegos del parque cerca de su casa y se puso a jugar con su muñeca Barbie, entretenida. Rápidamente olvidando lo sucedido, divirtiéndose.

Pero al sentir una presencia detrás suyo, supo que la paz se había acabado.

—¿Qué quieres, Eric? — suspiró.

—¿Qué te hace creer que quiero algo?

—No juegues conmigo, he tenido un día muy mal como para que tú vengas a empeorarlo.

El castaño sonrió, caminando alrededor suyo. Lo siguió con la mirada, entrecerrando los ojos con sospecha.

—¿Te crees el centro del mundo, maldita puta? No me extraña. Esos dos raros que tienes como amigos siempre te priorizan.

—Lo que Stan, Kyle y Kenny no hacen contigo, me imagino.

—Esos pendejos no me interesan.

—En serio, dime que quieres. Si quieres dinero desde ahora te digo que no tengo.

Cartman la miró directamente a los ojos. Su mirada avellana la estremecía profundamente, como con Damien. Pero la diferencia es que no le gustaba. Sentía que miraba a través de ella, juzgándola, reptando.

—Quiero tu muñeca.

—Estás de broma. No, me la dieron de navidad. — la apretó contra su pecho, protegiéndola.

—¡Dámela!

Se abalanzó contra ella, logrando tomar al juguete por la cabeza y jalándolo. Una pelea entre ambos zarandeando a la muñeca con poca delicadeza empezó, buscando obtenerla. Cartman profería insultos contra ella y ____ trataba de ignorarlos, creyendo que en un descuido podría ganar aquella pequeña pelea.

Pero de pronto, la cabeza de la muñeca se separó de su cuerpo, dejándola en blanco, de piedra. Eric chasqueó la lengua, disgustado, soltando la cabeza para que se hundiera en la nieve.

—¿Sabes qué? Ya no la quiero, es fea. — dijo retirándose a toda velocidad, temiendo que ella empezara una escena y lo acusara.

Sin embargo, eso no sucedió. Se quedó petrificada, con la mirada baja en dirección a su muñeca arruinada. El mundo siguió moviéndose, pero para ella se detuvo. Calló de rodillas en la nieve, la cual amortiguó su caída. Era su favorita... y la habían roto.

Sin poder evitarlo, rompió en llanto. No por la tristeza de su juguete, sino porque su mamá se iba a molestar bastante. Más de lo que estaría por haberse ido mientras la regañaba.

No podía llegar a su casa así.

Se levantó con mucho esfuerzo, sonándose los mocos. Miró alrededor, descubriendo que estaba sola y, malamente, nadie vio lo sucedido. Una fuerte y álgida brisa sacudió su cabello, estremeciéndola. Pensó a quién debería acudir para que le ayudara, y la opción más viable era Pip.

✓ QUESTION...?, damien thorn.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora