028

193 22 18
                                    

Había estado evitando al Team Stan por miedo a lo que podrían decirle, sobretodo a Kyle. Era tan correcto que temía cometer un error que cambiara completamente su percepción sobre ella. Pues bien, ya lo había cometido.

Los chicos la habían buscado para hablar, eso sí, pero de alguna manera logró escapárseles. También había perdido de la cuenta de cuántas crisis había tenido en el baño de la escuela.

Había metido la pata. Hasta el fondo.

No tenía a quién acudir... o tal vez sí.

—Gracias por escucharme, Wendy. — agradeció en voz baja, su mirada estaba perdida en el vacío.

No fue la mejor idea que la citara en el parque donde Damien y ella habían escrito sus iniciales. Sin embargo, antes de que pudiera cambiar el lugar, Wendy ya le había colgado. Maldijo por lo bajo. El aire olía a nostalgia, como si quisiera envolverla en sus brazos álgidos y arrastrarla al vacío, que era justamente lo que había querido evitar.

No tenía con quién desahogarse. Ni su madre ni su padre estaban presentes, sus antiguos amigos la odiaban y los de ahora era justamente a quienes no quería preocupar. No tenía dinero para pagarse un psicólogo y descargar su basura con él para no molestar a nadie más, entonces ¿qué más podía hacer?

—No es molestia, lo sabes. Pero... vaya, tu caso es muy confuso. ¿Damien y Kyle? ¿En serio?

—Sí, es una mierda. — llevó el cigarrillo a su boca, dándole una calada.

Wendy esbozó una mueca.

—No deberías fumar.

—Realmente no me importa, no me veo llegando a la vejez, ¿sabes? — en realidad no le gustaba fumar, pero lo hacía ya que lo necesitaba para sentirse mejor. Una adicción era lo último que necesitaba en ese momento. — Damien fue el que me hizo rebelde por así decirlo, de niña yo no hacía más que meterme en problemas por culpa de Eric. Él me sacó de mi caja. — abrazó sus piernas, pensativa. — Y ahora tengo que despegarme de lo que él me inculcó indirectamente, y es imposible. No puedo olvidarlo, mierda. Es el único al que he amado.

—Te entiendo perfectamente. — la peli-negra jugueteó con sus manos, a su mente llegando la imagen de Stan. — Llega un momento en el que te has aferrado tanto a él que no puedes dejarlo ir.

—Exactamente. Kyle es mejor que Damien éticamente hablando, no te lo voy a negar, pero lo que él me hacía sentir... me regresó a la vida. Me salvó en un momento muy difícil para mí. — suspiró, sintiendo cómo empezaría a llorar si seguía hablando. ¿Sería amor lo que seguía sintiendo hacia él, o solo era nostalgia? — Por encima de todo quiero ser feliz, pero no sé si en algún momento me arrepienta de la decisión que vaya a tomar.

—Habla con Damien. Aclaren las cosas, tal vez él se sienta igual que tú. También háblalo con Kyle, que ha estado molestando mucho a Stan contigo al no saber cómo estás.

—¿En serio? — la peli-negra asintió. ____ se tapó el rostro con las manos, avergonzada. Se suponía que alejarse era para no molestarle y había hecho todo lo contrario. — Esto va a terminar fatal...

—Si alguno de los dos es el correcto para ti, no debería costarte tanto descubrirlo. Has cometido errores, bastantes, pero todos merecemos una segunda oportunidad. — se cruzó de brazos, dejando escapar un suspiro. — Incluso alguien que no aprende y los comete una y otra vez.

—Ya no estamos hablando de lo mío, ¿verdad? — Wendy soltó una risita.

—No sé qué hacer con Stan. — reveló, haciendo una mueca. — Su problema con el alcohol nos está arruinando. Quiero apoyarlo pero es muy difícil, no creo poder aguantar más tiempo a su lado.

—Normalmente te diría que lo terminaras, pero si lo quieres en verdad, te daré el mismo consejo que me diste a mí: intenta hablar con él. Si es sentimiento es mutuo, al menos intentará mejorar por ti.

Sabía que Stan la quería, y sí lo había intentado, sí había intentado dejar esa adicción. Sin embargo, en más de una ocasión le había ganado la tentación. Si le pedía, por última vez, que dejara el alcohol por ella... ¿lo haría?

—Gracias, ____. — la abrazó, escondiendo su rostro en su hombro.

La contraria la correspondió, todavía un poco pensativa.

Al despedirse, ambas tomaron direcciones separadas. Estaba sola en aquella calle, ya estaba anocheciendo y se sentía todavía triste.

Entonces, sintió una gota caer en su sien.

Levantó la mirada. De esa le siguieron varias otras, formándose una tormenta en poco tiempo. Intentó ponerse a salvo donde la lluvia no le alcanzara, pero terminó empapándose de igual forma, así que le restó importancia.

Hacía frío, sus dientes tiritaban entre sí, temblaba. Lo último que quería era contraer un resfriado, ya se bañaría al llegar a su casa. Pensó en la última vez que se había enfermado, cuando Damien la fue a cuidar a su casa. Inconscientemente esbozó una sonrisa triste, sabiendo que eso no se repetiría.

Se sintió la peor mierda de ser humano, apenas había caído en cuenta de que Damien nunca había mostrado tanta preocupación por alguien que no fuera ella, su novia. Y aún así le había jugado mal.

Cayó arrodillada bajo la lluvia, pensando en Damien y ella. Sintió los ojos de algunos pocos sobre su persona, trató de mejorar su eterno horrible aspecto, pero la verdad es que lo único que quería era seguir pensando en ellos, así que desistió y siguió observando el vacío. Llevaba demasiados días ansiosa por las miradas curiosas que ya estaba harta. Ese era su punto de quiebre. ¿Sería que en otro universo pudieran estar juntos?

Bueno, en cada universo lo elegiría, sabiendo bien las consecuencias. Su aciaga y diurna existencia había sido cuestionada demasiadas veces debido a ello. No era capaz de dejarse manejar por esta doctrina. En pos de quitar ese sentimiento de su pecho, en su visión periférica se vio, a ella, una melodía venturosa sonar como una triste y patética canción.

Lo extrañaba casi religiosamente.

Seguirlo amando así de tanto era doloroso. Se sentía morir en sus brazos fantasmales, álgidos de alguien a quien sostener. No quería a nadie más, lo quería a él. No fue solamente perder su pareja. Fue perder a esa persona a quien le contaba todo, quien la hacía reír, quien la hacía sentir que su vida era menos miserable, fue perder a su gemelo. Tal vez en otro universo el mundo les permitiera estar juntos... pero ¿por qué no este?

✓ QUESTION...?, damien thorn.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora