✓ QUESTION...?, damien thorn.

022

La mañana siguiente despertó junto a Damien, ambos desnudos. Su cuerpo fornido estaba cubierto por las cobijas hasta la cintura. Se ruborizó mucho, sintiendo su corazón palpitar por los nervios. Esperaba que fuera un sueño, pero al mismo tiempo, no quería que lo fuera.

Había soñado con eso. Se había tocado con eso. ¿Cómo reaccionaría si lo supiera? Le encantaría, eso es seguro. Sin siquiera haber tocado su piel, era culpable como el pecado.

A pesar de que había sido una noche increíble y deseaba repetirlo, ese día tenía que volver a la escuela. Esperaba que nadie se hubiera enterado de lo sucedido, no quería tener problemas o que hubiesen preguntas incómodas.

Sus amigos la recibieron con alegría por haberle perdido el miedo al exterior desde ese incidente. Incluso Estella la abrazó, y eso que no le gustaba el contacto físico. Le correspondió de inmediato. Era muy lindo saber que gente se preocupaba por ella genuinamente.

El día pasó con normalidad, excepto en la primera clase, matemáticas, ya que el profesor Garrison le cuestionó la razón de su ausencia. Mintió y dijo que había estado enferma de una infección en la garganta, sintiendo la mirada cómplice de Damien clavada en su nuca.

Hasta ahí todo muy normal. Estaba a punto de llegar al salón de su próxima clase pero Damien la detuvo, tomándola de la muñeca.

Se giró y lo contempló, escudriñando en su expresión. — ¿Qué pasa?

—Estoy duro. — le susurró. Inconscientemente miró hacia abajo, y vio un bulto en sus pantalones. — ¿Puedes ayudarme?

Oh, no.

Si entraban al baño o al cuarto del conserje, siendo para una mamada o directamente para adentrarse en su interior, no saldrían en hora y media. Quizá más. Y no quería retrasarse más en sus clases, habían temas que no había visto y necesitaba entender cuanto antes.

Además, ¿siempre se ponía duro por las matemáticas, o por qué siempre pasaba justamente después de la clase del profesor Garrison, en ese día específico de la semana? Hasta parecía que era a propósito.

—Yo... ¡¿y yo por qué?!

—¡Porque eres mi novia! — dijo como si fuera muy obvio. — Y pajearse es deprimente comparado a estar contigo.

—Pues dile a tu amiguito que se tranquilice, porque no lo voy a hacer. Apenas empezamos nuestra vida sexual y no quiero que se convierta en un hábito.

—¿Segura?

—Sí, segura. — balbuceó.

Damien sonrió.

Era peligroso ser tan fácil de convencer, pero ahí estaba, aceptando su propuesta y buscando un lugar privado donde poder coger. Sus piernas temblaban por la idea de que repetirían lo de la noche anterior, que él la haría suya.