CAPITULO 7

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VUELO AL PASADO (50)

'Akil, miró a su amigo desde tras la ventana de terapia intensiva. Guardó sus manos en los bolsillos de su pantalón y suspiró cansado.

No había ninguna mejora en su amigo. Los exámenes indicaban que se encontraba en coma a pesar de que no se encontró nada en su cerebro. Los doctores todavía no tenían explicación por su estado. Seguían haciéndole pruebas y dándole día a día un nuevo diagnostico que al final ya no sabía que creer.

Bajó la cabeza al sentir a su lado la fragancia fresca y floral de Anna Miller. Ella le ofreció un vaso de café, él lo tomó tocando sin querer la suave piel de sus dedos, una corriente eléctrica recorrió su brazo hasta llegar a su pecho, hizo un gesto de fastidio ante esas sensaciones y se movió unos pasos alejándose de ella. No quiso mirarla, lo que sentía cada vez que Anna estaba cerca de él pronto pasaría, estaba acostumbrado a manejar sus instintos y con ella no sería la excepción.

- Sólo he venido a decirle que está mañana hay una junta muy importante. Es la venta de la nueva producción de maquinaria de alta tecnología - le informó tan profesional como pudo después de darse cuenta del gesto en el rostro masculino -. Es un importante pedido de maquinaría listo para finales de este año y se tiene que cerrar este día. El señor Blackthorne estaba trabajando muy duro en ello; después del escándalo...

- ¿A qué hora? - le interrumpió molesto todavía.

- En dos horas - respondió tensa.

- Ahí estaré.

- Bien -. Asintió echándole una ultima mirada al cuerpo inconsciente de su jefe -. ¿Cómo sigue?

'Akil levantó los anchos hombros y le dio un sorbo a su café.

- Igual, no hay buenas noticias.

silencio.

- Bueno, volveré a la oficina - le dijo incomoda -, ¿Necesita algo?

- Nada por ahora - respondió ronco.

Anna asintió y se alejó de la figura alta que se mantuvo frente a la ventana sin apartar la mirada de su amigo.

Sus pasos se fueron haciendo lentos, hasta que llegó el momento en que se detuvo aferrándose a su bolso. Le era difícil ver a el arrogante príncipe 'Akil Al Hassan tan preocupado por su jefe; estaba acostumbrada a mirar de lejos a la figura de ese arrogante príncipe siempre ignorante de lo que pasaba a su alrededor, orgulloso, sin mostrar en ningún momento sus sentimientos, un hombre frío y a la vez apasionado con las mujeres que se convertían en sus amantes en turno. Nunca pasó por su cabeza que ese personaje inalcanzable para el resto del mundo tuviera una conexión tan fuerte con otro ser humano, y ese fuera Maximilian Blackthorne.

Muy poco sabía acerca de sus historias en el pasado. Conocía lo que la mayor parte de la gente sabía y esto era lo de su convivencia en un internado durante su niñez, y el hecho de que después de aquello siempre se mantuvieron en contacto. Giró la cabeza para mirarlo cabizbajo frente al cristal en donde yacía un hombre que con sólo pronunciar su nombre era temido y al mismo tiempo respetado por ser uno de los empresarios más importantes del país. Frunció levemente el ceño y bajó la mirada nuevamente antes de seguir su camino hasta el elevador.

'Akil movió la cabeza intentando despabilarse de todo aquel asunto. Le molestaba terriblemente que Max estuviera ahí conectado a esa maquinas, inconsciente y lejos de ahí.

Desde el accidente nada le parecía real; Max era como un hermano para él, nunca podría ser como su verdadera familia, porque él significaba mucho más que ellos. Lo que pasaron en su niñez nadie lo hubiera superado, o al menos muy pocas personas aguantarían ser considerados unos parias en su propia familia. Lo único que pudieron hacer fue sujetarse uno del otro para poder sobrevivir entre niños crueles y profesores que les despreciaban por ser quienes eran.

DEMONIO DEL DESIERTODonde viven las historias. Descúbrelo ahora