CAPÍTULO 21

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CELOS (63)

Los ojos del príncipe se empequeñecieron al ver de quien se trataba su acompañante. Su boca se volvió una linea recta y sus manos sostuvieron con fuerza la espalda de su bella acompañante. Ella giró su rostro hacia él  y le sonrió emocionada. Él la miró indiferente, no había nada en ella que le causara algún interés, frunció el ceño que borró de inmediato en su rostro dibujando una leve sonrisa amable.

- Por aquí su majestad.

La voz del maitre lo regresó de inmediato a la realidad. Lo siguieron haciendo caso omiso de las miradas que les dirigían los demás comensales y los mismos empleados del lugar.

Pasó por la mesa en donde Anna Miller estaba sin dirigirle la menor atención.

Anna le dio un sorbo a su copa de agua intentando calmar el mar de nervios que atormentaba su cuerpo. Charles miraba como los demás a el príncipe 'Akil; cuando se sentaron en la mejor mesa del restaurante volvió su atención a la joven.

- No pensé que el príncipe 'Akil viniera a un lugar como este - le dijo sorprendido -, él más bien es de los que sólo visitan lugares carisimos y exclusivos.

- Así parece - musitó la joven intentando parecer indiferente.

¿Qué demonios intentaba hacer? Se preguntó incómoda, aunque no estaba segura de nada ante la presencia de ese hombre ahí, esa noche. Volvió a tomar otro trago de agua intentando concentrarse en las palabras de Charles.

- Me siento un poco incómodo - le dijo mirando a la pareja de reojo -, desde que el príncipe 'Akil tomó el lugar de la bestia en la dirección el trabajo ha cambiado drásticamente, quizá se deba a que no conocemos su forma de trabajo y a veces es tan intimidante.

- Lo es, lo es - musitó Anna mirando la carpeta del menú -; pero creo que ese hombre no debe arriunarnos una noche de cena tranquila que terminará con una buena obra de teatro.

- Tienes razón - apartó de inmediato la mirada de ellos y le sonrió -, no puedo permitir que ahora que al fin pude convencerte de salir está noche contigo se arruine por encontrarnos de manera inesperada con nuestro..., perdón, con mi por ahora jefe.

- Salud por eso - rió levantando su copa hacia él.

La mejilla masculina se tenso, un ligero temblor sacudió uno de sus ojos cuando estos se posaron en la pareja que reía como si la estuvieran pasando bien. ¡Mierda! Oprimió con fuerza la servilleta azul que estaba cerca de su mano, ¡Maldita sea! Desvió la mirada de ellos harto de la charlatanería del maitre que parecía revolotear nervioso por roda la mesa.

- Traiga su mejor vino - ordenó sin mirarlo en un tono que no admitía desobediencia -. Ordenaremos cuando vuelva.

- C-claro su majestad - hizo una reverencia antes de alejarse de inmediato de la mesa.

- No imaginé que te gustaran lugares como este - dijo Rubí mirando con algo de desdén el local -, sin embargo creo que siempre es agradable probar lugares nuevos.

- Parece que muy pronto has olvidado de donde vienes - la miró con un dejó de ironía.

El hermoso rostro se sonrojó bajando la mirada violeta. ¡Demonios! Gruñó golpeando con los dedos la mesa; tendría que pagar su mal humor con un buen obsequio, después de todo ella no tenia la culpa de que Anna Miller sacara lo peor de él. Volvió a mirar hacia la pareja y suspiró calmando las ansias de levantarse e ir hasta donde ella estaba y pedirle una explicación acerca del porque estaba con ese tipo tan absurdo.

Durante el resto de la noche se podía percibir una atmósfera extraña.

Anna hizo un esfuerzo descomunal en ignorar al arrogante príncipe. Actuó a veces de manera exagerada, llevándose un par de miradas llenas de sorpresa por parte de Charles. Apenas probó la comida ansiosa de salir de ahí y alejarse lo más posible del príncipe.

DEMONIO DEL DESIERTODonde viven las historias. Descúbrelo ahora