CAPÍTULO 19

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REVELACIONES (61)

¡Maldición! Gruñó mientras caminaba hacia la puerta principal del hospital. Nada había salido como él esperaba y eso lo tenia muy molesto. Nunca nadie antes lo había humillado así de esa manera.

¿Cómo se había atrevido a dejarlo así? Después de besarla ella se apartó de él y salió del restaurante corriendo dejando a todos los presentes sin saber que hacer por unos segundos. El primero que se había recuperado fue él y lo único que pudo hacer fue quedarse de pie con las manos oprimiéndose con fuerza en dos apretados puños mirando la puerta por donde había escapado. Apretó los labios y dejo escapar un ruido de furia de su garganta.

¡Nunca una mujer lo había humillado de esa manera! Nadie en el mundo alguna vez se hubiera atrevido a hacerlo. ¡Maldición! No hizo ningún intento por seguirla. Su oportunidad se fue esa noche; él no tenia porque perseguir a una mujer por muy interesado que hubiera estado por ella, nunca lo hizo y no lo haría ahora. Las mujeres estaban en espera de que él las llamara para estar a su lado en cuestión de minutos.

Metió la mano en el bolsillo interno de su chaqueta y sacó de ahí su móvil. Cuando la agenda se abrió una lista interminable de nombres femeninos apareció ante su vista. Sólo tenia que oprimir la pantalla a uno de esos nombres y su noche seguiría como cualquier otra antes de...

Caminó por los pasillos del hospital sin mirar a nada ni a nadie a su alrededor. ¡Mierda! Gruñó, recordando el motivo por el cual estaba pisando nuevamente el hospital después de varios días.

La llamada fría de Anna esa mañana dándole la noticia de que su mejor amigo estaba despierto y que quería verlo le llenó de emociones encontradas.

Estaba completamente molesto por el mal rato de la noche anterior y por enterarse de esa manera de lo que había pasado con su amigo, pero al mismo tiempo aliviado porque al fin su amigo estaba despierto..

Abrió la puerta y entró furioso mirándolo de arriba a abajo secretamente aliviado de verlo por fin despierto y tranquilo recostado en la angosta y pequeña cama de hospital.

-¡¿Por qué demonios no me han avisado que ya estabas despierto?! - Inquirió en un tono demandante, tal como lo haría un hombre de su posición.

- ¿Te-nían qué... hacer-lo? - Gruñó Max enfadado.

- ¡Mierda Max! - Exclamó inclinándose hacia él -, les ordené que tenia que ser el primero en ser avisado si había algún cambio en tu recuperación.

- Bue-no, por primera vez no has... sido la prioridad en es-te asunto - le anunció seco y lo miró indiferente -. Me disculpó por e-llo su majestad.

- Debería hacer algo al respecto - se detuvo estudiándolo desde la punta de sus oscuros cabellos hasta los pies ocultos bajo la sabana azul -. ¿Quieres hacer algo acerca de esto?

¡Maldición le molestaba que su amigo tuviera que estar en esas condiciones. Sabia muy bien que no podía estar muy cómodo bajo la luz del día que entraba por las ventanas y los colores claros que hasta a él mismo encandilaban sus ojos.

Max lo miró frunciendo el ceño con curiosidad.

'Akil cruzó los brazos ciñendo la chaqueta de terciopelo violeta oscuro, aguantó por unos segundos su mirada burlona, quizá algo había sucedido mientras estuvo en coma, aunque no había dejado de notar la dificultad que tenia la hablar y pensó que se debía al tiempo en el que estuvo inconsciente.

- ¿De qué... mierdas ha-blas?

- Puedo hacer que cambien el mobiliario y las sabanas - pasó una mano por su bien cortada barba y le dijo burlón -, aunque con ese nuevo aspecto que tienes me sorprendería que todo haya cambiado totalmente.

DEMONIO DEL DESIERTODonde viven las historias. Descúbrelo ahora