CAPITULO 43

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EL FINAL DE UNA HUIDA

Por unos minutos Anna no dijo una sola palabra. 'Akil levantó su mirada de las manos entrelazadas y contempló su rostro. Una ligera angustia fruncía sus arqueadas cejas.

- Ya te lo he dicho Anna - musitó ronco -, no es necesario que hagas esto.

Anna movió la cabeza y lo miró con los ojos brillantes de lágrimas.

- Quier...o - aclaró su garganta cuando su voz se entrecortó por las emociones que la embargaban -, quiero que sepas todo de mí 'Akil; lo nuestro ha cambiado completamente esta noche y creo que es necesario que podamos hablar de...

- Anna - levantó una mano acariciando su mejilla -, yo no puedo pedirte que revivas un pasado que te daña de esta manera.

- Ya no 'Akil - movió la cabeza dejando escapar una lágrima que él limpió con el pulgar de inmediato -. El dolor ya no es tanto como lo fue antes, simplemente me obliga a convencerme de que fue lo mejor que pude hacer para seguir viviendo lejos de aquella tortura.

'Akil acarició la tersa piel de su mejilla y asintió en espera de sus palabras.

- Mi abuela me dio asilo en su casa de campo - musitó mirando hacia un punto como si pasara ante ella cada imagen que su boca pronunciaba -, ella sabía que necesitaba alejarme, curar mis heridas lejos de todas las personas que me conocían; quería evitarme la vergüenza de que alguien notara los golpes del hombre que creían era un ángel. Y-yo, acepte porque me daba vergüenza en lo que me había convertido.

Un sollozo se escapó de su boca y pasó saliva con esfuerzo. En ningún momento hizo el intentó de mirarle.

- En las noches no podía dormir. Las pesadillas eran cada vez más aterradoras - sorbió y aceptó el pañuelo que el príncipe le ofreció -. Me acompañaban sombras que se cernían sobre mí, dispuestas a atacarme...

La joven tembló y 'Akil la tomó en sus brazos levantándolo del sillón. La cargó llevándola hasta una de las puertas al final del pasillo. La luz se encendió penas entraron, mostrando la decoración masculina con toques árabes con sedas y brocados en oro. La llevó hasta la enorme cama y la depositó suavemente en ella.

- Aquí estaremos más cómodos y nadie va a interrumpir - le dijo quitándole los delicados zapatos de altísimo tacón; él hizo lo mismo con sus zapatos y se subió con ella a la cama obligándola a que se recostara en su hombro.

Anna se acurrucó a su cálido y protector cuerpo. 'Akil la rodeó con sus brazos de manera que Anna se sintiera cómoda.

- Estaba loca 'Akil - susurró con miedo -. Mi cabeza no era la misma, estaba fuera de toda realidad. Sentía que todos querían hacerme daño, hubiera... matado a cualquiera si se hubiesen acercado a mí...

- ¡No digas eso Anna! - Exclamó él un un tono irritante -, No serias capaz de hacer algo así.

- ¡Fui capaz de hacerlo!

Se apartó de él y se incorporó abrazándose.

- No Anna - se colocó tras ella tocando su hombro -, sólo estabas defendiendote.

- ¡No 'Akil! - Levantó la voz angustiada -, ¡Lo maté! ¡Estaba tan asustada que no pensé en lo que hacia! Creó que era lo que quería hacer, creo que quería vengarme por lo que me hizo. Yo... ¡Soy una asesina!

¡Maldita sea! - Gruñó 'Akil incorporándose un poco más y rodeándola en sus brazos. Besó su palpitante sien -. ¡Tú no eres una asesina Anna! ¡Ese maldito hijo de puta lo era! ¡Él mató tu espíritu, tu valiente y hermoso espíritu! ¡Él buscó la manera de hundirte en el lodo y al ver que no podía hacerlo hizo lo posible por desaparecer a la mujer que podía opacarlo en todos los aspectos de su mierda de vida.

DEMONIO DEL DESIERTODonde viven las historias. Descúbrelo ahora