CAPITULO 14

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DIMISIÓN (56)

Miró la gris mañana, bajó las escaleras y se dirigió a el estacionamiento. Esperaba que todo saliera bien, a pesar de que su jefe no era una persona fácil de tratar sin embargo merecía ser feliz y estaba segura que la Baronesa era la mujer indicada para él. 

Sacó las llaves de su bolsa para abrir su auto, antes de que pudiera abrirlo una fuerte mano la tomó del brazo. Anna se sobresaltó cuando fue arrastrada casi literalmente por el estacionamiento al aire libre del hospital.

- ¡Suélteme! - Levantó la voz esperando que alguien pudiera escucharla.

Movió la cabeza en espera de ver quien era su atacante, a lo lejos estaba una gran camioneta negra de vidrios polarizados, sus labios se apretaron y sus pasos se acomodaron a los de su secuestrador. ¡Maldición! gritó frustrada en su interior; ¡Era él!, ¿Qué demonios querría? ¿Hasta cuándo iba a poder deshacerse de él?

- Creo que puede soltarme - le dijo a el hombre junto a ella algo agitada.

- ¡De ninguna manera!

La brusquedad de la respuesta alertó por completo sus sentidos. Se detuvo y al hacerlo le obligó a detenerse con ella.

- ¿Quién se cree qué es para arrastrarme de esta manera? - Indagó muy enfadada.

Se soltó acomodando su suéter de cachemira negro. su cabello rubio sujetó con una cinta apenas se mantenía en su lugar.

- Esta vez no te vas a salvar de darme algunas explicaciones.

- No tengo porque hacerlo - le dijo alejándose de él un par de pasos -, ya no tiene ningún poder sobre mí.

Se dio media vuelta regresando al lugar en donde había dejado su auto. Nuevamente la mano masculina la tomó del brazo deteniéndola, Anna levantó la mirada apenas girando la cabeza, 'Akil se acercó demasiado para que sus nervios todavía alterados por la noche anterior se pusieran alertas. sus ojos azules se encontraron con los oscuros de el príncipe. 

- Quiero que vuelvas a la oficina.

- Lo haré - asintió mirándolo orgullosa -, todavía tengo que recoger mis cosas.

- No - buscó su otro brazo y la sostuvo sin apartar la mirada -, tú trabajo te está esperando, Max no tiene la culpa de lo poco compatibles que somos. No quiero que pierda a su secretaria, no por mi culpa.

- Lo siento - movió la cabeza.

No podía permitir que que un hombre tan arrogante como el príncipe siguiera tratándola de esa manera, su pasado le había enseñado que a veces la palabra de un hombre no era suficiente. Era el momento de cambiar, si esa era una de las oportunidades que había esperado por mucho tiempo lo mejor que podía hacer era tomarla. Apenas pudiera devolver el favor que hacía tiempo Maximilian Blackthorne le hizo se alejaría para no mirar atrás. 

- ¿Qué hacías en el hospital?

- He... venido a despedirme de el señor Blackthorne -. Respondió nerviosa.

-¿A dónde piensas ir? - Demandó oprimiendo con más fuerza sus brazos -, ¿Estás huyendo acaso?

- ¿De quién? - Le preguntó elevando su barbilla a modo de desafío -, ¿De usted?

'Akil sonrió sardónico. sus ojos negros viajaron por la figura informal de la joven y enigmática secretaria.

- ¿Lo haces?

- No, ni de usted, ni de ningún otro.

La miró por unos momentos antes de asentir. La soltó dejándola al fin libre; Anna no pudo evitar frotar sus brazos, 'Akil se acercó tomando sus manos en un completo e idiota impulso. Anna levantó sus bellos ojos azules y lo miró algo sorprendida.

DEMONIO DEL DESIERTODonde viven las historias. Descúbrelo ahora