LÁGRIMAS
Anna corría desesperada por el pasillo del hospital, su vestido rojo de seda se movía entre sus piernas y el sonido de sus zapatos rompía con el silencio monótono del lugar. Sentía que su corazón iba a salirse en cualquier momento ante el latido tan acelerado; el miedo corroía su cuerpo, todavía estaba fresco en su memoria el accidente de Max Blackthorne y el coma que lo mantuvo en cama por mes y medio.
Mientras se acercaba iba sintiendo como su cuerpo se hacia más pesado y sus pulmones tenían problemas para mantener la respiración. Un sollozo se escapó de su garganta y llevó una mano al cuello desnudo buscando de alguna manera controlarse.
Se detuvo en seco. Max Blackthorne La Bestia estaba hablando con los médicos. Prestó atención en los gestos de gravedad en los hombres, en un momento Max pasó una mano por su cabello y bajo la cabeza mientras la movía negando. Su corazón dejó de latir por unos instantes y su estómago se revolucionó, bajó la velocidad de sus pies y fue hasta ellos llena de un terror imposible de detener.
¡Por Dios que nada le haya pasado! ¡Dios mio, por favor! Oró angustiada.
- Le mantendremos informado.
Los galenos se fueron dejando solo a La Bestia que aún mantenía la cabeza gacha. El gigante parecía derrotado ante sus ojos, nunca lo había visto así. Buscó. Un poco de aire y se acercó a él temblorosa.
- ¿Cómo esta?
Max se volvió y la miró con sorpresa. Enseguida se recompuso y fue hasta ella lanzando un suspiro.
- ¿Qué haces aquí? - Demandó mirando de arriba a abajo su atuendo -, ¿Quién te ha dicho en donde esta 'Akil?
- ¿Cómo esta? - Volvió a preguntar pasando saliva -, ¡Quiero verlo!
Max frunció el ceño antes de mirarla molesto por su impertinencia. La tomó del brazo y se la llevo apartándola del área en donde estaba su amigo.
Anna intentó zafarse de su mano de hierro,empero sabia que seria imposible hacerlo. Su taconeo no fue tan armonioso como antes; tampoco lo era su agitada respiración y el zumbido en su oídos.
- ¡Quiero verlo! - Insistió desesperada siguiendo los pasos como una niña de La Bestia -, por favor, quiero verlo...
- ¡Maldición Anna! No deberías estar aquí - le dijo deteniéndose de pronto y mirándola furioso -, no sé porque la seguridad te dejo pasar, les di ordenes bien claras. Nadie debe estar en esta parte del hospital. Tengo que apartar a la prensa de 'Akil. ¡Tú has pasado! ¿Qué puedo esperar de algún escurridizo paparazzi?
- E-ellos saben quien soy - la joven bajó la voz agitada -, por eso me han dejado pasar.
Max asintió confundido. Por supuesto que la conocían ella fue su secretaria durante su estancia en el hospital, trabajaron juntos por unos meses, claro que la conocían, pero no por eso tenían que desobedecer las ordenes que les dio para no dejar que nadie se acercara a el marea en donde su amigo era atendido.
- No puedo decirte nada Anna, ve a tu cita o a donde tenias que salir esta noche, yo me encargo de todo.
Anna movió la cabeza aguantando un sollozo. ¡La Bestia no sabia que mantenía una relación con el príncipe 'Akil! Él no le había dicho aún nada, no entendía el porque lo había mantenido oculto. Quizá no le había dado tiempo de hablar, llevaban poco tiempo juntos...
- Espera un momento...
La voz de Max la sacó de sus pensamientos. Lo miró con sorpresa mientras él hacia lo mismo, se inclinó hacia ella buscando algo. Recorrió su cuerpo enfundado en ese caro vestido rojo de seda de un muy reconocido diseñador Italiano, los zapatos y hasta la alta cola de caballo y su maquillaje.
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DEMONIO DEL DESIERTO
Romance2da. parte de la Bestia y la bella escrita al par con la misma novela. A partir del capítulo 45.