17. Espacio.

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Taylor

Tree me pasa una llamada de parte de Brett que me deja catatónica:

«Travis se ha lesionado y no quiere moverse del estadio, creo que eres la única persona capaz de hacerlo entrar en razón

Claro que debí darme cuenta desde el momento cero que todo era muy extraño. Travis no es un inconsciente, mucho menos un irresponsable, pero me preocupé tanto al escuchar esas palabras que no pensé en salir corriendo directo hacia él. No fue hasta que llegué que me di cuenta de todo el engaño, Hunt quería que hiciera acto de presencia en el partido venidero, y como mi agente había estado desviando sus llamadas, utilizó el peor de los métodos.

Me siento la mujer más estúpida del mundo por no haberle contado a Travis desde el principio todo sobre el contrato, que si bien no tenía nada que ver con él, era algo básico para la  relación que estábamos formando.

«Estabamos, no. Estamos» Corrijo mis pensamientos. He dejado atrás a la Taylor fatalista, Travis no tiene dieciséis años, somos adultos y sé que podemos resolver esto.

Si tan solo contestara mis llamadas.

Falta solo una semana para partir a Argentina y no nos hemos podido ver, no hemos podido hablar de nada de lo que sucedió y el silencio me quema cada día. Mamá dice que debo darle tiempo, mientras que mi padre me dijo que volara de nuevo a Kansas, pero es la última semana libre antes de los shows en Suramérica y necesito cuidarme, no me puedo exponer a nada que atente contra mi salud ni fisica ni mental.

¿Qué voy a hacer?

***

Selena llega del cielo cuando recibe una llamada de mi madre. Según ella estaba cansada de escucharme hablar con los gatos y necesitaba una mente fresca que me aclarara las ideas.

Después de terminar de contarle todo a Sel ella no dice nada. No me está juzgando, son demasiados años de amistad como para tener eso claro, pero sé que sí está analizando la situación, porque aunque parece impulsiva, ella siempre trata de abordar los temas desde el análisis para hacer lo que es mejor para sus seres queridos. Por eso a veces sale jodida, piensa demasiado en los demás.

Ella cabecea en asentimiento unos segundos y luego eleva su mirada hacia la mia.

—Tienes un jet privado con tripulación activa en este momento, de aquí a Kansas son como unos veinte minutos, ¿Cuál es el miedo?

—Que la cagué.

—Si, la cagaste. Pero... ¿Y qué? Tus intenciones no eran malas, debes ir allí a explicarle la situación. Solo tu sabes cómo te sentías y en qué pensabas. Por favor, no dejes morir esto tan lindo por miedo, ya hemos pasado por esto.

—¿Y si aún no quiere verme?

—Es una posibilidad, pero al menos lo habrás intentado y dejarás de comerte la cabeza. Si quieres te acompaño, seré tu refuerzo.

Selena me observa pensarlo demasiado tiempo y suelta: —¡Vamos, TayTay! Demuestra que lo quieres, él ya lo ha hecho. Estoy muy seguro que solo está esperando una señal tuya.

Mi renuencia a volar hasta Kansas no es por quererlo menos, es por temor a ser rechazada de lleno, pero decido dejar de ser una cobarde, porque en primer lugar fue lo que me trajo a este momento.

No lo pienso más, tomo mía cosas, me abrigo y salgo de casa con Sel, directo al aeropuerto.

Media hora después descendemos en el aeropuerto de Kansas, y mis niveles de ansiedad se elevan, mis manos están llenas de sudor frío.

The guy on the Chiefs Donde viven las historias. Descúbrelo ahora