Capítulo 25

22 5 0
                                    


IRAK

Llegó el día. El día en el que estaba dispuesto a recuperar mi vida, o al menos una parte de ella. Nunca pensamos en lo importantes que son los recuerdos, muchas veces quisiéramos no tenerlos y desaparecerlos, pero ahora los he valorado tanto... Porque cuando el tiempo y las personas se han ido, es todo lo que tienes, tus recuerdos.

Me levanté con ojeras negras después de la pésima noche que había tenido, pues durante todas esas horas, había estado pensando en lo que podía pasar, en si iba a lograr recuperar mis pertenencias o a morir en el intento. Tenía la llave en mi mano y la apretaba fuertemente como si alguien amenazara con quitármela. Los nervios me carcomieron el estómago y fue imposible siquiera cerrar los ojos por un segundo en toda la noche.

Cuando sonó la alarma que nos despierta cada mañana, me puse la ropa de trabajo y escondí la llave en una de mis botas. Pasamos lista como todos los días y nos dirigimos al comedor para saborear el asqueroso desayuno, avena cruda y un vaso con agua, lo "suficiente" para mantenernos despiertos durante del día. Trabajé dentro de la mina por unas horas, y la actividad que normalmente me parecía sumamente cansada, estaba siendo muy fácil, la adrenalina que sentía estaba haciendo que mi cuerpo actuara de manera diferente, con más energía. Y cuando dio la una de la tarde, corrí a la salida para tomar mi lugar y acarrear los escombros.

El sol estaba ardiendo y podía sentir el sudor cayendo por mi cara y todo mi cuerpo, los nervios me hacían tener unos cuantos grados más. Todos los días éramos treinta los prisioneros que hacíamos este trabajo pesado. Así que me formé al final de la línea con el plan de pasar desapercibido. Estábamos tomando nuestras herramientas de trabajo, incluyendo la carretilla, y no podía sacar de mi mente las palabras de Shane, él me había advertido que si me descubrían me matarían. Además de que en otras ocasiones había escuchado a otros hablar de lo estricto que era ese lugar y cada vez que un compañero desaparecía era bien sabido que, había sido asesinado por mala conducta. La siguiente hora podía ser la última de mi vida, pero no importaba, quería correr el riesgo.

Ya formados con las carretillas, uno de los cuidadores pasó lista y estábamos listos para trabajar. En la primera vuelta, no intenté nada, sólo traté de observar el panorama y me di cuenta de que el cuidador en turno era bastante flojo y prefería sentarse o incluso platicar con otro de los guardias, a prestarnos demasiada atención, así que, esto sería una ventaja para mí. En cada una de las vueltas nos tardábamos una horas aproximadamente, era demasiado lo que había que poner en la carretilla y después llevarla cargando al otro extremo del terreno de la mina y después regresar caminando una vez más.

En la segunda vuelta tenía que hacerlo, antes de que el guardia cambiara turno y me tocara uno más vivo.

Y aquí empezó todo. Llené mi carretilla de escombros, mis compañeros comenzaron a caminar y yo me quedé parado por unos segundos pretendiendo que una piedra había caído dentro de mi bota, esto para que los demás se adelantaran y no vieran cuando me tuviera que salir de la fila.

Una vez que mis compañeros se alejaron, caminé hasta llegar a la altura de las bodegas, era ahora o nunca. Eché una mirada para cerciorarme de que el guardia siguiera papando moscas y cuando estaba seguro, caminé rápidamente hacia las bodegas, entonces, puse la carretilla en un punto en donde no se pudiera ver con facilidad. Mi corazón comenzó a latir rápidamente y corrí hacia la bodega indicada, todo el tiempo esperando sentir las balas en mis pies. Tenía que ser muy rápido, llegué a la puerta de la bodega, saqué la llave de mi bota y traté de abrir la puerta, la cual estaba atascada y no se podía abrir.

¡Esto tiene que ser una broma! Pensé.

No quería hacer ruido para que no me descubrieran, pero... tampoco me podía dar el lujo de no lograrlo, ya estaba ahí. Entonces, me alejé un poco de la puerta y la empujé con todas mis fuerzas, haciendo un ruido fuerte y seco pero efectivo. La puerta se abrió y sentí que había llegado al paraíso. Cerré y entonces me puse a buscar mis pertenencias. Era una bodega grande, con pasillos y estantes llenos de mochilas y bolsas de plástico con las pertenencias de los prisioneros. Sentí escalofríos al darme cuanta de todo lo que eso representaba, las cosas y recuerdos de cientos de soldados que eran prisioneros y muchos de ellos ya no estaban vivos. Pero no había tiempo de pensar, entonces, corrí a los pasillos, me di cuenta de que los estantes estaban organizados por años, y en ese momento, a lo lejos escuché la voz del guardia, y no era una voz muy amigable. ¡Había descubierto mi carretilla! Probablemente, el ruido que hice lo había llevado a descubrirla.

¡Estoy muerto! Pensé. ¡Pero si voy a morir, quiero que sea recordando quién soy!

Corrí por los pasillos, tratando de encontrar el año en que había llegado. Ahora, no se escuchaba un sólo guardia, sino varios. Sus voces estaban cada vez más cerca, se habían dado cuenta de que faltaba un prisionero y eso los puso en modo de alerta y búsqueda. Encontré el estante con las cosas de todos los prisioneros de mi año, cada bolsa de plástico tenía el número del soldado y dentro todas las cosas encontradas. Busqué rápidamente, pero era demasiado tarde porque los guardias estaban tratando de abrir la puerta para entrar. La adrenalina corría por mis venas, esta vez sudaba de miedo y nerviosismo. Por fin encontré mi bolsa, decía "42", los guardias ya estaban dentro de la bodega y comenzaron a buscar. Probablemente, se trababa del último minuto de mi vida. Tomé la bolsa y la abrí, adentro había ropa, la misma con la que seguramente me encontraron y un par más, nada interesante. Seguí buscando y de pronto... encontré un pequeño cuaderno. Uno de los guardias estaba en el pasillo de al lado, era seguro que él me encontraría. Tomé el cuadernillo y lo abrí para darme cuenta de que se trataba de un diario. Los pasos del guardia se escuchaban cada vez más cerca, cuando pasé las siguientes páginas y me encontré con la foto que me regresaría a la vida después de todo ese tiempo. La foto de la chica que había visto en mis sueños, con esa melena pelirroja y la sonrisa más dulce que jamás había visto. Y entonces te pude recordar.

"Eres tú" "Lissa, eres tú"

Ese recuerdo me bombeó el corazón y sentí esperanza una vez más. Entonces sentí una mano en mi hombro y pensé:

"No me puedo morir, no ahora" "Lissa, todavía no" "Todavía no me olvides"

************************

Nueva Orleans

JACK- "Todavía no me olvides"

Sentí que el alma se me salió del cuerpo. Algo impactó en mi corazón y desperté agitada. Con los sentimientos encontrados, me levanté y caminé tratando de entender lo que había pasado. Había sido "sólo un sueño" pero tan real que me había hecho dudar. Tenía que hablar con Sam, sólo ella podía calmarme y hacerme entender que únicamente se trataba de un episodio más, tras el trauma que había vivido.

Tomé el teléfono y marqué.

SAM- Lissa. ¡Qué bueno que me llamas! Eso significa que ya me perdonaste.

Seguía desconcertada y no pude contestar.

SAM- Lissa, ¿estás bien?

LISSA- No lo sé, perdóname, vas a pensar que no puedo cambiar de hoja y debe ser muy frustrante escuchar a una persona como yo todos los días y...

SAM- Lissa, no digas eso, sabes que no es así. Somos amigas, "juntas hasta la muerte" ¿te acuerdas? ¿Qué está pasando?

LISSA- Es que...Soñé con él otra vez.

Sam permaneció callada, escuchándome.

SAM- ¿Y qué soñaste exactamente?

Sin notarlo, comencé a llorar.

LISSA- ¡Lo mismo! ¡Lo mismo, maldita sea! Pero esta vez me dijo algo como "Todavía no me olvides"

Sam parecía más consternada que yo, le tomó unos segundos analizarlo todo.

SAM- Algo está pasando, no sé qué es, pero algo aquí no está bien. Lissa... ¿Y si Jack está vivo?

"CUANDO TE VUELVA A VER"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora