"CUANDO TE VUELVA A VER"

Capítulo 17

Jack había muerto, en un abrir y cerrar de ojos su alma se había ido y la mía con él. ¿Cómo, cuándo? El general Dowson dijo que la campaña en donde se encontraba Jack, con toda la gente de Inteligencia, estaba lejos de los campamentos de guerra y el campo de batalla, sin embargo, los rebeldes se fueron acercando con los días. Es por eso que aquella noche, él me había dicho que desmantelarían todo e irían a instalarse a otro lugar. Pero también, esa misma noche, mientras recogían el campamento, los rebeldes lanzaron bombas, acabando con todo el equipo de inteligencia. "Desafortunadamente, nadie salió con vida", eso dijo el General.

Los oídos me seguían zumbando, sentí un dolor en el pecho que jamás podré describir, miraba para todos lados, desesperada, y miles de pensamientos vinieron a mi cabeza "no es verdad" "tengo que ir a buscarlo" "lo tengo que ayudar".

LISSA- ¡Esto no puede ser cierto! ¡Jack dijo que no se iba a morir! ¡No puede estar muerto! ¡Tengo que ir a verlo!

El General bajó la cabeza, estaba desquiciada y él al parecer, sentía una pena tremenda al darme esa noticia. Entonces, comencé a llorar y a gritar de dolor. Me senté en el piso a tratar de procesar lo que estaba pasando, mientras él y otra persona del ejército llamaban a mi familiar más cercano, la cual era Sam.

Las siguientes horas las tuve en blanco por mucho tiempo, sólo recordaba haber visto a Sam quien corrió a abrazarme, mientras Claudio se hacía cargo de lo demás. Pensaba en la última noche que había hablado con Jack y en sus últimas palabras:

JACK- Lissa.

LISSA- ¿Si?

JACK- ¡Te amo! Y casarme contigo ha sido la decisión más hermosa de mi vida. Es lo mejor que he hecho.

LISSA- Yo también te amo Jack. Tú eres mi todo, mi amor. Y también, casarme contigo ha sido lo mejor de mi vida.

Estaba destrozada, no creía que estuviera muerto, simplemente no lo podía creer.

Los siguientes días no pude dormir, estaba es un estado de zombie, a ratos lloraba y a ratos me ponía seria, casi podía sentía la cara alargada y tiesa como un cartón. Sam y Claudio estuvieron conmigo en todo momento, ellos se encargaban de que yo "comiera" y me bañara. Después de tres días, asistimos a la ceremonia en la que el presidente y los militares de rango superior dan el pésame a los familiares de los fallecidos.

Llegamos y me parecía de terror ver a todas esas familias devastadas, muchos de los caídos eran padres y sin hacer menos mi dolor, estaba segura de que la vida de esos niños y madres había sido destruida.

No podía escuchar bien la ceremonia, sólo podía ver a la gente, llorándole a las fotografías de los cuarenta y dos soldados que no habían regresado a casa. Era un momento extraño porque no teníamos a quién despedir, no había cuerpos, porque no estaban en condiciones para ser regresados, las explosiones habían acabado con todo. Yo no podía llorar, sentía un nudo grande en la garganta y me resistía a creer que fuera cierto.

Esta era la segunda ceremonia del tipo a la que asistía, y mientras tanto pensaba "Te lo dije, Jack" "Te dije lo que le pasó al tío Rymond y no quisiste escuchar" "¿Por qué eres tan necio?" "¿Por qué siempre ha de ser lo que sea tu voluntad?"

Por último, en la ceremonia dieron oportunidad a que cada una de las viudas dijera unas cuantas palabras y todas decían algo similar: "Fulano fue un gran hombre, un gran padre, que sirvió a su país y bla-bla-bla" Y cuando fue mi turno, bueno, nunca debieron de haberle dado la palabra a una mujer molesta, desquiciada y con el corazón roto. Todos me miraban con pena, esperando mis palabras, mientras Sam me tomaba la mano en símbolo de su apoyo.