Capítulo 19

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Hace una semana desperté, dicen que estuve dormido por mucho tiempo, y estoy seguro de que todo ese tiempo estuve soñando, pero son sueños que ya no recuerdo.

Cuando desperté, mis ojos se abrieron con gran fuerza y tomé una gran bocanada de aire que me devolvió a la vida, parecía que había vuelto a nacer. Como un bebé que sale del vientre de su madre y ese primer respiro, lo despierta y le hace entender que ha nacido, que ha llegado a este mundo. Mi cuerpo estaba entumido y delgado, por instinto me quise levantar rápido y salir corriendo, pero cuando traté de enderezarme éste no respondió, incluso sentí dolor en cada una de mis extremidades y esto me trajo todavía más al presente.

"Debo estar muerto" Pensé, "Pero esto no se parece nada al cielo"

Estaba acostado en una cama pequeña, la cual era demasiado vieja porque cada vez que mi cuerpo amenazaba con siquiera hacer un movimiento, ésta rechinaba a todo volumen. Estaba dentro de un cuarto que más bien parecía una tienda de campaña grande, las paredes era de lona color café, al igual que el techo, el cual estaba lleno de hoyos pequeños, por los cuales traspasaba el sol. Estoy seguro de que en épocas de lluvia se las vieron negras. Y entonces entendí por qué este lugar tiene un olor particular, a húmedo y a muebles podridos.

Me dolía todo, incluso parpadear requería un gran esfuerzo de mi parte. Cuando giré los ojos, me di cuenta de que el piso era de tierra y que mi cuerpo débil estaba vestido con ropa que más bien parecía trapos, un pantalón color beige de tela muy delegada y una playera gris, sucia. Me tapaba una sábana azul que, seguramente, no había sido cambiada en todo el año, porque estaba muy desgastada y en mal estado. Traté de levantar mi brazo y fue casi imposible, pero tomé fuerzas, y a pesar del dolor, llevé mi mano hacia mi cara. Entonces, la toqué delicadamente, no sabía cómo era, no lo recordaba. Pasé mis dedos por mi frente, nariz, ojos y... Me di cuenta de que estaba afeitado.

"Alguien tuvo que haberlo hecho" Pensé.

Pero ¿quién? Entonces, cuando mis ojos giraron al otro lado, me encontré con una mujer que venía entrando, de unos 60 años aproximadamente. Su piel era muy blanca y su cabello, al igual que sus ojos, era negro como la noche, el negro más profundo que jamás haya visto. Al verme despierto, abrió grandes los ojos y se acercó lo más rápido que pudo.

La expresión de su cara era de asombro y espanto, parecía que había visto un fantasma. Comenzó a tocarme la frente y a revisarme los ojos, decía palabras que no entendía.

Entré en estado de alerta y sentí como una inyección de adrenalina. Entonces, comencé a temblar y a sentir ansiedad en el pecho, al mismo tiempo que intenté levantarme con todas mis fuerzas. Aquella mujer puso su mano en mi pecho, y de manera cálida dijo:

MUJER- Tranquilo, tranquilo. Vas a estar bien.

Era evidente que ella no hablaba mi idioma, pero estaba haciendo un esfuerzo por comunicarse. Me relajé un poco y ella se llevó la mano al pecho en modo de presentación.

MUJER- Yo Kai, tú 42

Entonces entendí que ese era su nombre "Kai" y aunque no la conocía, sentí una gran confianza hacia ella, unque "42" resultaba un nombre muy extraño. Y esas fueron mis primeras palabras.

JACK- ¿42?

La mujer sonrió y:

KAI- Sí, tú 42. Tú un milagro.

Qué manera tan terrible de volver a la vida, aquel lugar se parecía más al infierno. ¿Qué sería de mí? ¿Qué va a ser de mí?

"42"

***************

Nueva Orleans

Me levanté como todos los días para correr, me puse ropa deportiva y bajé las escaleras.

LISSA- ¡Vamos, Charly! Es hora de irnos.

Caminé a la cocina, bebí un poco de agua y tomé una galleta para Charly.

LISSA- ¡Charly, anda! Ven por tu galleta.

Charly no corrió de inmediato a recogerla, lo cual era completamente extraño porque esa galleta era su perdición. Algo estaba raro, no cuadraba. Comencé a preocuparte y caminé por toda la casa llamándolo, revisé en la recámara, en el baño, por todos lados, sin respuesta. Hasta que llegué al jardín y lo vi tirado en el piso. Sentí que la sangre se me subió a la cabeza y luego bajó a mis pies, corrí hacia él y estaba despierto y sin movimiento.

LISSA- ¡Charly! ¡Charly! ¿Estás bien?

Comencé a llorar desesperada, no podía tener una perdida más, no estaba preparada. Charly no podía levantarse y respiraba agitado, no sabía qué hacer, por un momento me quedé en blanco, hasta que recordé que el chico del muelle me había dado su tarjeta. Corrí a la recamara a buscarla, dentro del bote de basura en el que la había tirado, la saqué de ahí y marqué rápidamente, este era un hospital de animales y la recepcionista dijo que podía llevar a Charly de emergencia. Lo cargué entre mis brazos y lo subía al carro, el hospital estaba cerca pero el camino estaba siendo eterno.

LISSA- Charly, vas a estar bien ¿ok? No te preocupes, todo estará bien.

Todo el camino fui consolándolo, pero creo que esas palabras también eran para mí, para hacerme fuerte y no sentir que todo se derrumbaba una vez más.

Por fin llegamos al hospital y Blake nos esperaba en la entrada, tranquilo.

LISSA- No sé qué tiene, no sé qué tiene, pero no se mueve y está temblando. Ayúdalo por favor.

Un enfermero se acercó para ayudar a cargarlo y lo metió a un consultorio, mientras Blake se quedó conmigo.

BLAKE- Lo mejor es que esperes aquí.

LISSA- Te lo ruego, no dejes que le pase nada.

BLAKE- No te preocupes. Él va a estar bien.

Blake se metió al consultorio y me senté en la sala de espera, cuando me di cuenta, las lágrimas no dejaban de correr por mi cara, por primera vez estaba llorando por amor a un perro. Entonces, pensé en Jack y en lo molesto que estaría conmigo por ser tan mala cuidadora de perros.

"CUANDO TE VUELVA A VER"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora