xɪ- ᴅᴜʀᴏ, ғʀɪ́ᴏ ʏ ʜᴀ́ʙɪʟ

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JACKIE HOWARD

Bajé las escaleras detrás de Nathan. Los dos habíamos ido a correr esta mañana, como de costumbre, y Nathan había aguantado los cinco kilómetros aunque según me había dicho él tuviera jaqueca.

Madison se giró al vernos y Nathan la dio un beso en la mejilla a modo de saludo. Luego, esta se acercó a mí y me dio un pequeño abrazo mientras me estiraba una taza de café que acepté con una sonrisa.

-Gracias- la agradecí.

Madison me parecía una chica majísima. Desde el primer momento había sido súper amable y dulce conmigo, por eso entendía perfectamente porque todos los Walter la amaban.

George entró a la cocina con dos grandes cubos de metal, miró a su mujer y sonrió a modo de saludo.

-Esto irá bien- comentó llevando los dos cubos a la encimera.

Katherine se quedó algo sorprendida cuando vio los objetos. -¿Vamos a escabechar los pavos ahí?- preguntó.

-Pesan siete kilos, es lo que hay- señaló los cubos y se dispuso a coger un plato para desayunar.

Isaac que pasaba por detrás de su tío, miró a mi amiga mientras cogía un plato, de manera algo disimulada. Pero lo vi.

Reprimí una sonrisa y me bebí un buen trago de mi café.

-Oye Isaac, sería mejor que te pusieras un abrigo que caliente más, hay un ochenta por ciento de posibilidades de que nieve- le informó George.

Como si hubiera sido la mayor ofensa del mundo, Isaac le miró y se colocó mejor su chaqueta de cuero.

-A veces hay que sacrificar la comodidad por el estilo- le respondió señalándose.

-Ya viene- murmuró Madison, quien estaba apoyada en la gran mesa del medio de la cocina con una taza sobre sus manos.

-Esta chaqueta dice que soy duro, frío, hábil- se alagó. -¿Lo pillas?

Madison rio levemente y se llevó la taza a los labios, bebiendo un sorbito.

-Claro George- rodó los ojos divertida, dándose la vuelta y mirando a Isaac, que se iba a sentar a la mesa redonda. -Es su arma secreta para ligar- murmuró esto último con una sonrisilla.

-Oh venga- Isaac se metió a defenderse. -¿Y tú qué? ¿tan experta eres?

Madison se tensó instantáneamente, murmuró algo por lo bajo totalmente inaudible y se apresuró a beberse lo que le quedaba en la taza.

Katherine y George se miraron, la pelirroja negó y se dispuso a cambiar el tema de conversación.

-Jackie- me llamó, haciendo que levantara la cabeza para mirarla. -¿Quieres preparar algo para mañana? todos preparamos un plato.

-¡Menos yo!- respondió Jordan.

Apreté los labios en una línea pero negué con la cabeza. -Voy a pasar sino os importa.

-Genial, así puedes ayudarme a hacer los buñuelos- Madison pestañeó un par de veces y me miró, con una sonrisa algo fingida.

-Pero yo soy tu ayudante- se quejó Parker.

-Les haremos las tres, no puedo perder a mi catadora- la mayor guiñó un ojo a la niña, provocándola una sonrisa. -Bueno, ¿qué te parece?- me preguntó a mí.

Dudé unos segundos pero al final acabé asintiendo. -Está bien.

Entrelacé nuestros brazos y las dos salimos al patio, dispuestas a irnos a la furgoneta para ir hacia clase.

-Gracias por defenderme el otro día de Paige, y por llevarte esas heridas- la agradecí una vez fuera.

La chica sonrió. -No es nada.

Sus heridas ya estaban mejor, casi ni se veían, pero en algunas todavía asomaba alguna pequeña cicatriz.

Las dos nos quedamos calladas unos segundos, yo pensando en porque la chica que no solía callarse había estado tan mal hacía solo unos minutos.

-Hace un par de años tenía un novio- comenzó a relatarme, como si hubiera adivinado mis pensamientos. -Al principio fue muy dulce, pero luego se volvió muy posesivo- hizo una pausa y miró al suelo suspirando. -Un día me pegó en la cara, y cada día fue a peor, yo se lo conté a Katherine y a George, denunciaron a ese chico y su familia acabó yéndose de la ciudad. Por eso me he quedado callada antes, porque siempre que sale ese tema me quedo paralizada- me explicó.

Yo no supe qué decir, nunca había pensado que a ella, una chica tan amable y dulce, la hubiera podido pasar algo así.

Rodeé mis brazos alrededor de su cuello, notando como la chica suspiraba pesadamente.

-Me tienes aquí para cuando lo necesites- murmuré.

𝐔𝐧𝐝𝐞𝐫 𝐭𝐡𝐞 𝐌𝐨𝐨𝐧𝐥𝐢𝐠𝐡𝐭 (𝙸𝚜𝚊𝚊𝚌 𝙶𝚊𝚛𝚌í𝚊)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora