ISAAC GARCÍA
Era la vigésima vez que Cole le lanzaba el balón a Parker, quien lo cogía siempre con una sonrisa en la cara.
Estaba decidida a entrenar veinticinco horas diarias si hiciera falta para jugar bien su partido, aunque Cole le había dicho mil veces que lo iba a hacer genial.
Su hermano iba a lanzarle el balón otra vez cuando la puerta de casa se abrió, para dejar paso a Madison.
Su pelo negro brillaba con el sol, vestía unos pantalones de cuero y un jersey a rayas, e iba con una sonrisa.
Se giró hacia nuestra dirección. Parker la saludó con la mano y esta le devolvió el saludo, acercándose para hablar con ella.
-¿Cómo está mi campeona favorita?- preguntó con una sonrisa y se puso se cuclillas para abrazar a la rubia.
-¿Quieres jugar?- la preguntó y la agarró de ambas manos.
-Oh no peque, tienes que entrenar- la acarició el pelo. -Además, tienes al mejor entrenador del mundo.
Y dicho esto miró a Cole, ambos se sonrieron y el rubio la guiñó un ojo.
Me giré hacia mi hermano, que miraba la escena apoyado en la madera de la pista donde montaban a caballo. Con la boca cerrada, mudo.
Puse los ojos en blanco hacia su dirección y este solo rio divertido, antes de mirar a la chica.
-¿Qué tal estás Maddie?- le preguntó de golpe.
Mientras que esta se giraba a ver a mi hermano cruzamos miradas, pero ese momento duró un instante, porque ni siquiera podía verme, estas en una habitación conmigo o escuchar mi voz.
¿Tanto me odiaba?
<<Que dirás, te lo mereces por gastarle esa broma>> pensé.
-Bien, iba a ir a montar a caballo- comentó.
-Intenta no caerte- cambié mi expresión y la miré de manera burlona.
-Monta tú en uno y vete de aquí- me respondió.
De verdad, odiaba que me odiase.
Si esto hubiera pasado un año atrás, le habría seguido la broma y se habría ido molesta de vuelta a casa. Pero a estas alturas, ni siquiera quería llevarme mal con ella.
-Quédate un rato- le pidió mi prima, cogiéndola una mano y llevándola junto con mi hermano.
Esta miró a Cole, que asintió dándola a entender que no importaba. Y como vio lo contenta que estaba Parker, acabó subiéndose a la madera y se sentó.
Parker se colocó en posición y su hermano se preparó para lanzar el balón.
-¡Cole Walter lanza el balón y...!- empezó a decir la chica con voz de narrador. -¡Increíble recepción del número diecinueve, Parker Walter!
-¡La grada se llena de vítores y...!- continuó mi hermano siguiendo la broma. -¡No puede ser! ¿Está dedicando esa jugada? ¡Sí señoras y señores, parece que hay una afortunada en el campo!
Parker hizo una ''M'' con las manos y luego señaló a Madison, quien sonrió y la lanzó un beso al aire, haciendo que la pequeña sonriera.
-Cuando un defensa va a por ti mantente concentrada- empezó a explicar Cole, haciendo que los tres se callaran. -Porque debes crear una separación- le explicó a la rubia. -Venga, vamos.
Cole me miró y yo fui a ponerme unos metros frente a él. Para que después Parker corriera hacia mí.
-¡El número diecinueve estaba teniendo un gran día hasta que el novato Isaac García ha salido del banquillo!- mi hermano continuó su narración.
-Aléjate de él- dijo Cole a su hermana.
La pequeña Parker corría detrás de mí de un lado hacia otro, centrándose en la jugada, pero sin eliminar la sonrisa de su cara.
Cole le lanzó el balón y aunque la rubia lo intentó, acabé cogiendo el objeto en el aire.
-¡Oh, menuda interceptación!- dije orgulloso de mi papel.
-Tiene nueve años García.
Su voz, diciendo mi apellido y refiriéndose a mí.
Me giré a verla, y en sus ojos ni siquiera había enfado, solo indiferencia.
Dejé de pensar en ello y sonreí de forma burlona. -Se me da bien todo, ¿qué te esperas?
-No sé- de un salto de bajó de la madera. -Quizás que dejes de ser tan capullo con todos.
Sabía que no se refería solo a Parker, sino a ella también.
-¡Chicos, hora de ducharse!- gritó mi tío desde la puerta de casa.
Lancé el balón a Cole y miré a Madison, que se acercaba a la rubia.
-Vamos Parker- me miró un último instante de mala manera y sonrió hacia la otra. -Te haré tortitas con nata y frambuesas.
La rubia la agarró su mano izquierda y asintió sonriente.
-Gracias, eres la mejor.
Cole las siguió, exigiendo unas tortitas para él también por haberla entrenado.
Me giré a ver a Lee, que me miraba negando con la cabeza y con su gesto de decepción.
-Así no vais a hacer las paces- me dio un par de palmaditas en la espalda. -Tienes que esforzarte un poco más.
Suspiré y asentí antes de empezar a caminar hacia casa.
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𝐔𝐧𝐝𝐞𝐫 𝐭𝐡𝐞 𝐌𝐨𝐨𝐧𝐥𝐢𝐠𝐡𝐭 (𝙸𝚜𝚊𝚊𝚌 𝙶𝚊𝚛𝚌í𝚊)
FanfictionLa vida de Madison había sido genial. Sus padres eran almas gemelas a los ojos de todo el mundo. Su futuro estaba decidido por una carrera de derecho que iba a hacer desde que tenía memoria. Su grupo era el más conocido en Los Ángeles, al igual que...