xᴠɪɪɪ- ᴅᴜʟᴄᴇs sᴜᴇɴ̃ᴏs

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ISAAC GARCÍA

Cole frenó el coche al lado de la puerta de casa, y sin una palabra, todos bajaron rápidamente.

No tenía ni idea de lo que había pasado con ellos, pero no me importaba, solo me importaba una persona, y era la más destrozada en ese momento.

-Madison- la llamé delicadamente. -Ya hemos llegado.

Ella no se movió, solo suspiró y volvió a acomodarse en mi hombro, como había estado todo el camino.

-Venga, hay que entrar- me moví con cuidado haciendo que levantase su cabeza.

Abrí la puerta del coche y salí, para luego darla la mano y ayudarla a ella a bajar.

No había nada más que mirarla para verla que estaba fatal. Tenía los ojos y las mejillas hinchados, el pelo alborotado y la nariz roja. Las manos la temblaban y caminaba con miedo. Y yo me sentía fatal por no poder hacer nada por ayudarla.

Rodeé su espalda con mi brazo y fuimos caminando hasta llegar a la puerta que conectaba el patio con la cocina, que ya estaba abierta.

-Todos estaban reunidos con mi tía en la cocina, excepto Cole.

-¿No me vais a responder?- preguntó Katherine, algo enfadada. -Vale, pues tod...

Se quedó muda cuando vio a Madison. Apartó a todos y se acercó a ella, agarrándola de la cara con cariño.

-Cielo ¿qué ha pasado?

-No quiero hablar de eso- negó la chica, y sus ojos se volvieron a cristalizar.

Mi tía la miró, con el corazón partiéndose, pero y sabía que no le tendría tan roto como el mío.

-Quiero irme a la cama- murmuró Maddie mirando a la mujer.

Todos miraban la escena con miedo y preocupación.

Sentí algo rozar mi mano, y cuando vi que era su mano, la agarré con fuerza, como si así dejaría de estar mal.

Katherine me miró y asintió. -Mañana hablaremos, buenas noches- sentenció.

Todos se fueron escaleras arriba, y yo miré a la mujer. -La voy a acompañar.

Esta asintió levemente. -Siempre has cuidado de ella, no dejes de hacerlo ahora.

Subimos las escaleras, y al llegar a la puerta de su habitación, la abrí sin hacer ruido para no despertar a nadie y la acompañé adentró.

Madison se sentó en la cama y se tumbó abrazándose a sí misma aún con mi cazadora vaquera, mirando para un lado, pero con la mirada totalmente perdida.

Se senté junto a ella, subiendo una pierna en la cama y la acaricié el brazo con delicadeza.

-¿Vas a dormir así?- murmuré. -¿Quieres que llamé a Jackie o...?

-¿Puedes quedarte?

Su pregunta me aceleró el corazón, por lo que suspiré y asentí. -Claro.

Un par de minutos después, se levantó y se metió en su vestidor, saliendo con un pijama azul y blanco en vez de con su ropa.

Quitó los cojines, abrió la cama y se metió dentro.

Me miró, frotándose los ojos que tenía llenos del rímel corrido.

Me acerqué a la cama y me hizo un hueco. La miré unos segundos antes de tumbarme y la tapé hasta la barbilla.

-Isaac- murmuró con un hilillo de voz.

Escucharla me ponía los pelos de punta- oírla con su voz tan rota me rompía más a mí.

-Dime.

-Gracias- levantó la mirada y se me quedó viendo. -Por no haberte separado de mí.

-Lo haría mil veces si hiciera falta- susurré con una leve sonrisa.

Madison cerró los ojos y se acercó a mí. Coloqué mi brazo derecho encima suyo y la abracé, plantándola un suave beso en la frente.

-Si supieras lo que me duele verte así- susurré cuando ya estaba dormida.

Y si supiera lo que la quería y no como su amigo...

𝐔𝐧𝐝𝐞𝐫 𝐭𝐡𝐞 𝐌𝐨𝐨𝐧𝐥𝐢𝐠𝐡𝐭 (𝙸𝚜𝚊𝚊𝚌 𝙶𝚊𝚛𝚌í𝚊)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora