xxɪᴠ- ᴇʟ ᴘɪɴᴛᴀʟᴀʙɪᴏs ғᴜᴇʀᴀ ᴅᴇ ʟᴏs ʟᴀʙɪᴏs

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-¿Madison?- preguntó Jackie después de haber llamado un par de veces a la puerta.

Yo, que estaba ya acabando de maquillarme, me giré a mirar a la puerta. -¿Sí?

-Katherine ha dicho que nos vamos en quince minutos.

-Vale- fue lo último que dije antes de que Jackie se fuera por el pasillo.

En quince minutos nos íbamos a la gala.

Yo me había maquillado, peinado y tenía el vestido y lo demás encima de la cama.

Me había hecho un moño muy suelto, con pequeños mechones sueltos por todos los lados, los cuales me había ondulado, aunque los que más destacaban eran los dos mechones que tenía sueltos delante. Además que había añadido unas horquillas con diamantes para que destacaran entre el pelo.

Me levanté y cogí el vestido de la cama, era largo hasta los tobillos, con una abertura en la pierna y un escote triangular, todo él de color champán, de tela de satén.

Los accesorios eran de diamantes dorados, y los tacones eran del mismo color que el vestido, con unas tiras que subían hasta los gemelos, los cuales quedaban muy bien porque se me veía una pierna.

Cogí la cartera cuando ya estaba cambiada completamente, que era del mismo color pero brillante.

Salí de mi habitación y me dispuse a bajar las escaleras, ya que era la última que quedaba en esa planta.

Me sorprendió ver a Isaac apoyado en la puerta, esperándome.

Parecía una película romántica.

Yo bajaba las escaleras con una sonrisa en los labios por la manera en la que me miraba Isaac, que iba con un traje gris.

-¿A quién estás esperando?- le pregunté de broma.

Este pareció entenderlo, porque se encogió de hombros y respondió. -A mi chica ¿y tú?

-A mi chico- apreté los labios sonriendo. -Parece que nos han plantado a los dos.

Isaac se acercó a mí y me dedicó una sonrisa. -Mejor, así nos esperamos mutuamente.

Y justo después, me rodeó la cintura con sus brazos y yo rodeé su cuello, los dos sonriéndonos. El chico acercó su cara a la mía y juntó nuestros labios.

-Estás preciosa- susurró cuando nos separamos.

Miré sus labios y cuando vi que tenía mi pintalabios por el beso, reí levemente.

-Ven anda- acerqué mi pulgar a sus labios y les froté, quitando el pintalabios. -Ahora me voy a tener que retocar.

-Pues habrá que aprovechar- Isaac me dio besos cortos en los labios, provocando que yo sonriera.

-Vale ya ¿no?- me separé de él y le volví a quitar el pintalabios de los labios.

Isaac abrió la puerta y me hizo una seña para que pasara primero.

-Eh... Madison- pronunció mi nombre después de cerrar la puerta.

-¿Qué pasa?- pregunté al ver su tono de voz preocupado.

El chico se acercó y tocó mi hombro izquierdo, haciendo el recorrido de la cicatriz.

-¿Sabes qué se te ve?

Apreté los labios en una línea y me tensé al instante.

Isaac me agarró de los hombros y me giró haciendo que le diera la espalda.

Sentí un beso cálido en la tarde de atrás de mi cuello.

-No pasa nada, que miren lo que quiera.

Suspiré y asentí, mirándole algo preocupada.

-¿Te molesta?

Isaac frunció en ceño al instante y negó rápidamente.

-Claro que no- me dedicó una sonrisa. -Eres perfecta tal y como eres.

Me costó pero acabé sonriendo y me lancé a sus brazos, abrazándole por unos segundos.

El claxon de la furgoneta nos hizo separarnos y yo empecé a caminar hacia el vehículo, donde ya estaban todos. Pero justo después de bajar del porche, sentí la mano de Isaac entrelazarse con la mía. Le miré y me sonrió cálidamente.

-Entonces... ¿hoy duermes conmigo?

Reí levemente ante su ocurrencia.

-Claro, y con Lee al lado- ironicé.

-Si hace falta le echo- afirmó muy en serio.

-Que es broma Isaac- el chico me abrió la puerta y entramos al vehículo.

-Venga chicos, que al final no llegamos- se quejó Katherine.

-Lo sentimos.

Lee se acercó a su hermano desde el asiento de atrás, me hizo una seña para que me acercara y así lo hice.

-La próxima que os beséis quitaros el pintalabios corrido- sugirió en un susurro.

Yo saqué mi espejo del bolso mientras que Isaac se frotaba los labios con el dorso de la mano, y yo hice lo mismo pero de manera más delicada y con los dedos.

Pero todo el mundo ya nos había visto la cara, por lo que no podían dejar de reír, tapándose la cara, como que así no les viéramos.


𝐔𝐧𝐝𝐞𝐫 𝐭𝐡𝐞 𝐌𝐨𝐨𝐧𝐥𝐢𝐠𝐡𝐭 (𝙸𝚜𝚊𝚊𝚌 𝙶𝚊𝚛𝚌í𝚊)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora