ᴠɪ- ᴘʀᴏᴍᴇsᴀ ɴᴏ ᴄᴜᴍᴘʟɪᴅᴀ

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En cuanto George frenó el coche, Parker salió disparada del vehículo.

Tenía los ojos rojos y la cara hinchada, las lágrimas le caían por las mejillas y se había deshecho de la camiseta con el número 19 y la había tirado al suelo.

Estaba muy disgustada.

Había jugado el partido de maravilla, estaba súper concentrada, pero Cole no estaba allí.

Su hermano la había prometido estar allí, en la primera fila de las gradas, pero no apareció.

Le dejamos un montón de llamadas y mensajes, pero el muy idiota no respondió a nada.

Así que Parker estaba muy enfadada, o mejor dicho, decepcionada.

Yo bajé justo detrás de ella, pero ya estaba en casa cuando quise ir tras la niña, probablemente encerrada en su habitación, de la que no saldría hasta mínimo por la noche.

Katherine me miró cuando ella bajó y las dos suspiramos a la vez sin saber que hacer.

Después, empezaron a bajar todos del coche pero nadie dio un paso más. Todos estábamos en el porche de la casa, sin saber si abrir la puerta e ir donde estuviera Parker o quedarnos allí hasta que se calmara.

-Vaya idiota- murmuré refiriéndome a Cole y abriendo la puerta de la casa.

Caminé por el suelo con pasos sonoros, claramente enfadada, eso se notaba a kilómetros.

Me quedé frente a la puerta de Parker, suspiré y di unos cuantos toques, de los que no recibí una respuesta.

-Soy yo- fue lo único que dije.

Hubo otro silencio.

-Pasa- se oyó un leve hilo de voz mezclados con los sollozos.

Abrí la puerta lentamente y cuando di un paso a la habitación, vi a Parker tumbada en su cama, mirando a la pared, cubriendo su cara con una almohada y abrazándose a ella.

-Parker- me acerqué rápidamente a ella, sentándome a su lado.

Coloqué una mano en su espalda y la empecé a hacer caricias suaves intentando que se calmase. Y funcionó, porque unos cinco minutos después, la rubia ya no lloraba, aunque seguía con su cara tapada.

-Parker- moví suavemente una de sus manos y luego la quité la almohada de la cara. -No pasa nada.

-Me lo había prometido- murmuró, sentándose a mi lado. -¿Por qué no lo ha cumplido?

Empecé a deshacerla las trenzas delicadamente. -No lo sé cariño, pero seguro que ha tenido sus razones.

-¡No!- chilló y me miró con tristeza. -Es un mentiroso, no le quiero ver.

Suspiré y rodeé su espalda con mis brazos, y ella me rodeó la cintura, mientras soltaba algún que otro sollozo.

Un par de golpes en la puerta me hicieron girar la cabeza para mirar, como si pudiera ver quien había a través de ella.

El pomo se giró y algunos los Walter entraron.

-Oh no, vienen los chicos- murmuré con un todo de miedo fingido, provocando una risa por parte de Parker.

Esta se sorbió la nariz y les miró a todos.

Danny, que fue el último que entró, cerró la puerta con la mano que no tenía ocupada por su portátil.

-Hemos pensado que ya que no querrás salir- comenzó Nathan.

-Podríamos ver una peli todos juntos- terminó Jordan.

Lee tenía una bandeja casi más grande que él llena de comida, de la que Isaac iba cogiendo poco a poco. Nathan dejó su guitarra a un lado junto con la cámara de Jordan. Benny se acercó a su hermana y la dio uno de sus peluches. Y Danny se sentó en la alfombra mientras encendía su portátil.

-¿Podemos ver la Bella y la Bestia?- preguntó Parker.

La miré sonriendo, recordando que la primera vez que vio esa película fue conmigo.

-Claro, y luego la Cenicienta si quieres- Isaac acarició el pelo de su prima.

Yo me bajé junto con Parker a la alfombra, ambas apoyadas en la cama y a nuestro lado a Danny. Benny estaba en el otro, y Jordan, Nathan y los hermanos García se subieron a la cama.

Alguien colocó sus piernas a ambos lados de mi cabeza, y cuando me giré vi a un Isaac sonriente mirando en mi dirección.

-¿Se puede saber que haces?- no lo dije con un tono de desprecio, enfado o indiferencia, sino como cuando se hace una pregunta normal y corriente.

-¿Te importa? quiero ver la película- dijo bromeando, apoyó ambas manos detrás de él y me sonrió.

Le devolví la sonrisa, poniendo los ojos en blanco.

Y por esa vez, aunque ni yo sé porque lo hice, pero por esa vez no le hice ningún comentario ni me metí con él. Dejé que se quedara como estaba y apoyé mi cabeza en su rodilla izquierda.

𝐔𝐧𝐝𝐞𝐫 𝐭𝐡𝐞 𝐌𝐨𝐨𝐧𝐥𝐢𝐠𝐡𝐭 (𝙸𝚜𝚊𝚊𝚌 𝙶𝚊𝚛𝚌í𝚊)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora