La luz tenue del salón de Victory creaba un ambiente íntimo, las sombras danzaban en las paredes mientras Alicia y Victory compartían la tranquilidad de ese espacio. Después de una larga charla sobre sus vidas, sus miedos y los desafíos enfrentados, un silencio cómodo se instaló en la habitación.
Alicia, sentada en el sofá, jugueteaba con la copa de vino entre sus dedos. Victory, recostada en el respaldo, observaba el reflejo de las luces de la ciudad en los ojos de Alicia.
—Nunca pensé que compartiríamos tantas historias, Alicia —dijo Victory suavemente. Como si no quisiera perturbar el aura del paz que el silencio había instaurado.
—A veces, abrirse a alguien es más complicado que resolver un caso —sonrió Alicia.La complicidad entre ellas vibraba en el aire. Alicia, mientras sopesaba sus propios sentimientos, buscaba las palabras adecuadas.
—Hay algo especial en esta conexión que hemos construido, ¿no crees?
Victory, captando la sutileza en las palabras de Alicia, asintió.
—Sí, es como si nuestros caminos estuvieran destinados a cruzarse.
La atmósfera en el salón de Victory estaba cargada de una mezcla de sinceridad y expectación.
—¿Sabes, Victory? Al principio, pensé que nos odiaríamos.
—Lo mismo pensé de ti, Alicia. Supongo que las apariencias a veces pueden ser engañosas.
—Las primeras impresiones suelen ser así. Pero ahora, aquí estamos, compartiendo más de lo que imaginamos.
—Sí, las vueltas de la vida son completamente inesperadas.El tono de la conversación se volvía más ligero mientras recordaban los primeros días de su colaboración, donde las chispas de desacuerdo parecían más prominentes que la posibilidad de una conexión genuina.
—Pensé que mi paciencia iba a ser puesta a prueba contigo, Alicia —bromeó la castaña.
—Y yo pensé que tu rigidez militar no me permitiría hacer mi trabajo como me gusta —dijo del mismo modo la pelirroja.La risa llenó el salón, rompiendo las barreras que alguna vez parecían insuperables. Alicia y Victory, ahora cómodas con la idea de compartir incluso las primeras impresiones negativas, exploraban las capas más profundas de su conexión.
—Creo que nuestras diferencias son lo que hace que funcione —declaró Alicia.
—Sí, supongo que la complementariedad es clave. A veces, la colaboración surge de lugares inesperados. No cambiaría nada de lo que hemos pasado juntas.
—Yo sí —afirmó Alicia. —Eso —dijo señalando la herida de Victory.
—Deja de sentirte culpable. Es mi trabajo. ¿Puedo preguntarte algo?
—Lo acabas de hacer.
—¿Hay algo entre Murillo y tú?
—¿Es parte de algún registro que debas hacerme? —preguntó Alicia arqueando una ceja.
—Simple curiosidad.
—Lo nuestro empezó y terminó en la academia. ¿Qué me dices de ti? ¿Marie... aquel compañero?
—¿Marie? —rió Victory. —No, ni con uno ni con otro.Ambas se quedaron en un silencio compartido sin saber muy bien que decir durante unos segundos.
Alicia, sin mirar directamente a Victory, se sinceró.—A veces, cuando estoy cerca de ti, siento... algo diferente. Como si el mundo fuera más claro.
Victory, con la mirada fija en Alicia, percibió la vulnerabilidad detrás de sus palabras.
—Alicia, ¿hay algo que no estás diciendo? —preguntó la castaña incorporándose.
Alicia, mordiéndose levemente el labio, se sumergió en la profundidad de sus propios pensamientos.
—No es fácil expresarlo con claridad, Victory. Pero cuando estoy contigo, hay algo que va más allá, algo que no sé cómo nombrar.
El silencio se prolongó mientras Victory absorbía las palabras de Alicia. Ambas mujeres, atrapadas en la complejidad de sus propios sentimientos, enfrentaban la incertidumbre del terreno emocional.
—No necesitas tener todas las respuestas ahora, Alicia. A veces, las cosas simplemente son como deben ser.
Alicia, agradecida por la comprensión de Victory, se dejó envolver por la sinceridad del momento.
—Quizás tengas razón. Pero quiero que sepas que valoro esta conexión.
—Yo también, Alicia. Tal vez, con el tiempo, descubriremos qué es exactamente lo que sucede.Alicia, aceptando la posibilidad, levantó su copa en un gesto simbólico. Victory, con un destello de determinación en sus ojos, rompió la quietud del momento.
—Alicia, hay algo que quiero hacer desde hace un tiempo.
Alicia, intrigada y expectante, asintió, dejando que Victory expresara sus pensamientos.
Victory, acercándose lentamente, capturó la atención de Alicia al sostener su mirada con la suya.—Quiero besarte, Alicia.
Las palabras resonaron en la habitación, creando una pausa cargada de anticipación. Alicia, sorprendida por la sinceridad de la confesión, sintió una mezcla de emociones que la dejaron sin aliento.
—Entonces, ¿por qué esperar más? —declaró la pelirroja.
El espacio entre ellas se cerró lentamente mientras Victory acercaba sus labios a los de Alicia. El beso que siguió fue más que un encuentro de labios; fue la convergencia de sentimientos previamente guardados.
El beso no tardó en intensificarse y Alicia se aventuró a colar sus manos por debajo de la camisa de Victory solo para darse cuenta de que esta no llevaba ropa interior debajo de ella. Lo que dio a Alicia pleno acceso con sus manos a los pechos de Victory. Sin parar de besarla. Detuvo su mano en un espacio de piel que separaba la espalda de Victory de sus pechos, como si pidiera permiso pera seguir. Un gemido por parte de la castaña fue acompañado por la mano de Victory hasta la de Alicia para guiarla hasta sus pechos dando con ello el visto bueno. Alicia apretó uno de ellos haciendo gemir a la francesa de nuevo.
—¿Quieres seguir? —preguntó Victory con la respiración agitada cuando estaba a punto de quitar el uniforme de Alicia.
—¿Tú no quieres? —preguntó Alicia sorprendida con una fuerte respiración.
—Claro que quiero —dijo Victory volviendo a besarla. —No te habría preguntado de no ser así.
—¿Estás segura?
—Tú aún no me has contestado.
—Nada me apetece más —declaró Alicia contra los labios de Victory haciendo que esta sonriera conscientemente.Las prendas de ropa de ambas ni tardaron en caer al suelo y rápidamente se trasladaron al dormitorio de la castaña. La habitación se inundó de gemidos por parte de ambas.
Alicia giró a Victory en la cama dejándola de espaldas a ella completamente desnuda y pudo ver un tatuaje en su nalga que decía "Bite Me"—Veo que te gusta jugar —dijo Alicia antes de obedecer la orden.
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MÁS QUE TRABAJO (Alicia Sierra)
RomanceVictory Lefèvre es una importante miembro de la Interpol que tiene su vida completamente estructurada hasta que conoce a una pelirroja de ojos azules que vuelca su mundo.