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Alicia se puso en pie de nuevo completamente sorprendida y al llegar hasta ella Victory la abrazó con fuerza.

La pelirroja se le devolvió el abrazó y suspiró pegada a Victory.

—No te hará falta cambiar de identidad ni huir —dijo Victory entregándole unos documentos al separarse.

Alicia ojeó los documentos quedando más impactada aún si es que eso era posible.

—¿Esto es en serio? —preguntó la pelirroja.
—Sé lo mucho que te gusta España —sonrió Victory ladeando la cabeza. —Me fuí a Francia porque necesitaba arreglar esto. No porque pretendiera abandonarte o delatarte. Sabía que el presidente no me haría caso si no me presentaba en persona.
—Joder —dijo Alicia abrazando a Victory con fuerza de nuevo.
—Ya no tienes que huir... Ni Victoria. Podrá conocer el maravilloso país de su madre.
—Te has salido —sonrió Alicia.
—Tú tampoco has estado mal, has encontrado el oro, al profesor, el escondite... Y te has escapado de la policía del país y el ejército... ¿Qué harás ahora?
—Pues iba a irme a tomar caipirinhas en la otra punta del mundo pero veo que mis planes han cambiado.
—Si necesitas algo... Sabes dónde encontrarme.
—¿Te vas?
—No tengo nada en España. Solo he venido por ti. Volveré a casa, tengo varios casos que frené por venir.
—¿Necesitas que te lleve?
—No, tranquila, descuida. Me alegro de ver que Victoria y tú estáis bien. Adiós chicos.

Victory dejó un beso en la mejilla de Alicia. Le dedicó una sonrisa a Raquel, Sergio, Marsella y Benjamín y tras desearles todo lo bueno se subió a su coche y se marchó.

La castaña se subió a su coche y desapareció del lugar rápidamente.

Alicia se subió al coche y antes de que pudiera marcharse Raquel se acercó a la ventanilla bajada de este.

—Ve tras ella —le dijo Raquel apoyando su mano sobre la que Alicia en el volante.
—Murillo...
—Alicia. Tu hija lleva su nombre. Pero podría llevar su apellido. Eres una mujer libre puedes inscribirla en el registro. Podríais ser felicites. Te lo debes.
—No puedo aparecer en su vida así. Tras un atraco y con una hija. No puedo.
—He visto como te mira.
—Raquel tiene razón —dijo Marsella corriendo hasta el coche de Alicia. —La princesa ha corrido de un lado a otro, infiltrada en el CNI para recaudar pruebas que incriminen a Tamayo y pactar, pactando con su padre para limpiar su nombre y usted poder volver a españa. Jugándose la vida en persecuciones. No sea loca Alicia. Vaya con ella. La quiere.
—Ya claro —rió amargamente Alicia.
—Me lo confesó —dijo Marsella.
—Bueno, que esto no es first dates, tengo cosas que hacer.
—Toma —le dijo Sergio dándole una nota. —Es su número de teléfono.

Alicia sonrió y arrancó el coche marchándose de ahí.

Victory, a penas unos minutos después de ponerse en marcha, tuvo que parar su coche en el arcén debido a las descontroladas lágrimas que escapaban de sus ojos y a los sonoros sollozos que emitía.

Cuando por fin logró recomponerse, volvió a ponerse en marcha, en un viaje de mas horas de las que le hubiera gustado, con varias pausas hasta llegar a París.

Al llegar tras un viaje agotador por carretera abrió la puerta de su apartamento y la cerró con fuerza permitiéndose a sí misma pasar la noche entre un llanto incontrolable en su sofá. Bañada por las tenues luces de la ciudad.

—Victory ¿me quieres explicar qué ha pasado? —preguntó Marie entrando a casa de Victory con una llave que tenía por lo que pudiera pasar. La castaña llevaba días, desde que había vuelto a París, sin contestar sus mensajes ni llamadas.

MÁS QUE TRABAJO (Alicia Sierra)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora