El sonido de las puertas de la sede resonó en la sala cuando Victory ingresó, exhausta pero con una mezcla de satisfacción y pesar en su mirada. Marie, que había estado esperándola con inquietud, dejó caer los documentos que sostenía al verla.
—¡Victory!
Marie envolvió a Victory en un abrazo apretado, como si temiera que desapareciera en el aire. Victory correspondió al gesto, sintiendo el cariño y la preocupación en el abrazo de su amiga.
—Marie, estoy bien. Lo hemos logrado.
Marie se apartó un poco, sosteniendo el rostro de Victory entre sus manos.
—Pensé que algo malo te había sucedido. Has estado fuera tanto tiempo, y la incertidumbre me estaba matando.
—Sabía que estarías preocupada. Pero necesitaba concentrarme en la misión y mantenerte a salvo. Muchos perdieron a sus seres queridos por esto.
—Lo entiendo, pero no vuelvas a asustarme así.Después del emotivo encuentro, ambas se dirigieron a la oficina de Marie para hablar con más calma. Se sentaron, y Marie tomó un respiro antes de comenzar a hablar.
—Durante tus primeros meses desaparecida, Alicia se puso en contacto conmigo. Estaba preocupada, quería saber por qué te fuiste y cómo estabas.
Victory frunció el ceño, sorprendida por la revelación.
—¿Alicia se comunicó contigo? ¿Qué le dijiste?
—Le dije que no sabía nada, que no tenías problemas personales que yo supiera y que no sabía nada de vuestra relación.
—Debió de haber estado muy preocupada.Marie, observando la preocupación en los ojos de Victory, decidió compartir una verdad adicional que podría cambiar el rumbo de las cosas.
—Victory, hay algo más que necesitas saber. Alicia está embarazada.
La noticia resonó en la habitación como un eco inesperado. Victory se quedó sin aliento por un momento, procesando la sorprendente revelación.
—¿Embarazada? No tenía idea.
—Alicia está en España ahora, tratando de resolver el caos que ha surgido. Hay una banda que intenta robar el oro del Banco de España, y ella está en medio de esa tormenta. Está en el CNI encabezado por Tamayo.
—Iug, Tamayo —se quejó la castaña.Victory se levantó, paseando por la habitación mientras intentaba procesar toda la información.
—Han anunciado que en dos días darán una rueda de prensa en la que se presentará. Dicen que tienen cosas que asumir.
—¿Cosas que asumir? ¿Tamayo asumiendo cosas? Permíteme que lo dude.
—No sé qué será, Victory. Pero podrías...
—¿Ir? Ya... Supongo que un viaje me vendrá bien —dijo irónica. —Te avisaré de lo que sea.Con el corazón latiendo con fuerza y el peso de la preocupación por Alicia, Victory se embarcó en un viaje hacia España en su coche. La carretera se extendía interminablemente ante ella, pero cada kilómetro la acercaba más a la mujer que buscaba.
El rugido del motor y el susurro de los neumáticos contra el asfalto eran la banda sonora de su viaje. En la penumbra del vehículo, Victory se sumergió en sus pensamientos, recordando los momentos compartidos con Alicia y contemplando el futuro incierto que se avecinaba.
La urgencia la impulsaba a presionar el acelerador, aunque el temor por lo que pudiera encontrar la mantenía alerta. Cada rincón de su mente estaba ocupado por la figura de Alicia y la incertidumbre que rodeaba su situación.
Finalmente, tras horas de viaje, Victory llegó a las cercanías del lugar donde se celebraría la rueda de prensa de Alicia Sierra. La tensión se apoderaba de ella mientras se acercaba al evento que revelaría al mundo la verdad detrás de la lucha contra la banda del profesor y el intento de robo al Banco de España.
El estruendo de la multitud y la presión en el ambiente la recibieron cuando llegó al lugar. La prensa y los curiosos se agolpaban, ansiosos por obtener detalles de la historia que capturaba la atención de toda España.
Victory, con una mezcla de determinación y nerviosismo, se abrió camino hacia el lugar de la rueda de prensa. Buscó un rincón donde observar sin llamar la atención, consciente de que su presencia podría añadir otro nivel de complejidad a la situación.
La mueca de Alicia se veía distinta. Parecía no recordar ni reconocer a aquella mujer que Victory conoció en París. Su pelo había crecido y su barriga de embarazada también lo había hecho.
Se había declarado que Alicia claudicaría esa tarde. Pero Victory la conocía y la sonrisa que Alicia portaba no era la de alguien que iba a claudicar.
—¿Es verdad que usted mandó a traer a la hija de Ágata Jiménez alias Nairobi para que se acercase a la ventana y así poder dispararla? —preguntó una periodista. —¿Murió de ese disparo? —añadió.
—Eso es absolutamente falso. No era una niña. un niño. De nueve años. Y sí, lo mandé traer. Con el conocimiento de mis superiores. Por supuesto. Le disparamos en el pecho y después impedí que un médico entrara a operarla. La salvaron sus compañeros, fue para nada. La ejecutó el jefe de seguridad del banco de españa. Gandía. Auspiciado por el coronel Tamayo. Todo hay que decirlo —declaró Alicia. —Más preguntas.
—¿Es también cierto que ese tal Hoffmann... No sé si usted conoce... Enterró vivo a Cortés? —preguntó otro periodista.
—Sí. Lo enterramos vivo. En Timimoun. Y por supuesto ir conozco a Hoffmann. Es un profesional. Es capaz de enterrar vivo a un hombre y dejarle tiritando como un pajarito sin que se le muera —declaró Alicia.
—¿Es cierto que le suministrabais droga? —preguntó otra periodista.
—¿Droga? —preguntó Alicia. —Le suministrábamos droga. Inhalada concretamente. Y le colgábamos. Y el echábamos baldes de agua fría... y se hacía caca encima. Todo lo que ha contado el chaval es total y completamente cierto. Y un montón de cosas que ya te digo yo que no se ha acordado de contar.
—¿Y de todo esto tenía constancia el gobierno? —preguntó la periodista que había realizado la primera pregunta.Alicia rió sonoramente antes de contestar.
—Constancia... El gobierno daba las órdenes. Vamos que esto no es que yo me levanté una mañana y dije voy a interrogar duro al chaval. ¡Que va! ¡Tenía el respaldo de todos! ¡Centro nacional de inteligencia! ¡Mandos policiales! ¡Y ministerio del interior! ¡Todos! ¡Absolutamente todos lo sabían! Y ahora lo sabéis vosotros. Muchas gracias —declaró Alciia y se esfumó de esa rueda de prensa dejando a todos boquiabiertos.
Victory salió atropelladamente intentando encontrarla, pero le fue completamente imposible.
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MÁS QUE TRABAJO (Alicia Sierra)
RomanceVictory Lefèvre es una importante miembro de la Interpol que tiene su vida completamente estructurada hasta que conoce a una pelirroja de ojos azules que vuelca su mundo.