Tras quitar la cadena de seguridad la puerta del apartamento de Victory en París se abrió con una suavidad inesperada, revelando a Alicia detrás de ella. El tiempo pareció detenerse mientras ambas mujeres se enfrentaban después de un largo periodo sin verse.
—Alicia —musitó la castaña.
—Victory —saludó Alicia sonriente.
—Pasa —declaró la anfitriona con gesto amable.
—Gracias.Victory, aún desconcertada, permitió que Alicia pasara al salón. El ambiente estaba cargado de emociones reprimidas y de recuerdos que flotaban en el aire.
—¿Qué haces... —trató de preguntar Victory.
—Murillo me dijo que estaba siendo una cobarde. ¿A mí? ¿Te lo puedes creer? —preguntó riendo amargamente.
—No esperaba verte... ¿Ha pasado algo? ¿Estáis en problemas?
—No, no se trata de eso.
—Oh... ¿es alguien de la banda o...
—No. No tiene nada que ver con eso.Las dos mujeres se enfrentaron en medio de la sala, cada una llevando consigo el peso de su historia compartida y las decisiones que las habían llevado a ese momento.
—¿Por qué has venido, Alicia?
—Se trata de mí —declaró la pelirroja. —Y de ti. Estoy en parís por ti.La confesión resonó en el silencio de la habitación, dejando espacio para la comprensión y la sorpresa.
—¿Por mí?
—Necesito saber el por qué.
—¿Qué?
—¿Por qué te fuiste? ¿Por qué propusiste ir a España y me abandonaste de esa manera? ¿Y por qué volviste?Victory, mirando a Alicia con una mezcla de tristeza y determinación, tomó aire antes de comenzar a compartir su historia.
—Alicia, necesitas saber que cada día que pasé lejos de ti fue una tortura. Pero había razones más allá de mi control.
—Te escucho.
—Durante mis investigaciones, descubrí que estaba en la mira de una organización criminal muy peligrosa. No solo yo, sino también mi familia, mis seres queridos y allegados.Alicia frunció el ceño, sorprendida por la revelación.
—¿Qué? Nunca mencionaste nada de esto.
—Fue algo que descubrí en secreto. La organización estaba conectada con nuestras investigaciones en la Interpol, y sabía demasiado sobre los que investigábamos. Si seguíamos cerca, tu vida habría estado en un peligro constante.
—Pero podríamos haber encontrado una manera, joder, no tenías que irte así —se quejó Alicia.Victory la miró con dolor y negó con la cabeza.
—No era tan simple. Eran astutos y estaban siempre un paso adelante. Habría sido imprudente poner en riesgo tu seguridad. No podía permitírmelo. Durante una parte de la investigación... verdaderamente creí que conseguirían alcanzarme y matarme y... No quería arrastrarte a ello conmigo. Sabía lo que me jugaba.
Alicia, procesando la gravedad de la situación, dejó escapar un suspiro.
—No sabía que estabas enfrentando algo así. Pero ¿por qué no me lo dijiste?
—Porque sabía que si lo hacía, te empeñarías en quedarte a mi lado, y no podía permitirlo. ¿Recuerdas a Vlad? Asesinaron a su mujer... Jamás me habría permitido que algo así pudiera pasarte. Necesitabas estar a salvo, incluso si eso significaba alejarme de ti.
—No entiendo cómo pudiste soportar eso. La idea de perderte fue una auténtica mierda.
—Fue la decisión más difícil de mi vida. —Confesó Victory. —Pero creía que era lo mejor para todos. A medida que investigábamos, descubría más sobre la organización y sus conexiones. Alejarme era la única manera de protegerte. Había personas muy importantes metidas, diplomados, candidatos...Alicia, sintiendo una mezcla de comprensión y dolor, se acercó a Victory y tomó su mano.
—No puedo imaginarme lo que has pasado. Pero me duele y me jode que hayas tenido que pasar por toda esa mierda sola.
—Siempre he lamentado no poder compartírtelo en su momento. Pero mi prioridad era tu seguridad. Tardamos meses en acabar con la organización. De hecho lo hicimos unos días antes de tu rueda de prensa.
—Entiendo... Te lo agradezco.Ambas mujeres compartieron un momento de silencio, dejando que las palabras resonaran en el aire. La verdad, aunque dolorosa, comenzaba a arrojar luz sobre los motivos detrás de la decisión de Victory.
—Alicia, nunca dejé de amarte. Jamás dejé de pensar en ti.
—Ya no somos las mismas personas —declaró Alicia.
—No pero... eso no significa que... ¿hay alguien más?
—No es eso.
—Entiendo que no sientas lo mismo. Ha pasado tiempo, has rehecho tu vida...
—No es eso Victory. Es que ya no soy la Alicia de la que te enamoraste.
—Yo creo que sí —declaró Victory.
—Si supieras lo que he hecho... Las cosas que he aceptado hacer... Te daría asco. Ni si quiera podrías mirarme.
—Alicia. Quizá muchos pudieran considerar enfermizo esto que siento por ti, pero no habría nada que pudieras hacer que me hiciera dejar de quererte...
—He torturado, Victory. A chavales por órdenes de los de arriba. Podía haberme negado y me dio igual... Me llaman la reina de las hijas de puta. Me convertí en la reina de las hijas de puta por ellos. Y me traicionaron.
—En este trabajo todos hemos hecho cosas de las que nos arrepentimos.
—Me dijeron que mi hijo no iba a quererme —declaró Alicia con voz quebrada. —Que jamás nadie me iba a amar porque era un monstruo. Y tenían razón. Solo quería saber por qué te habías ido. Tengo que volver —dijo esto último de manera atropellada.
—No, Alicia. Espera —pidió Victory. —No te vayas.¿Dónde está Victoria? Puedes traerla pero necesito hablar contigo.
—Está bien, la está cuidando tu amiga Marie.Victory sonrió al saber que Marie se había ocupado de llevar a cabo parte de ese reencuentro.
—Entonces no tienes que irte.
—No sabes cómo soy, Victory.
—Alicia. Claro que lo sé.
—Yo no soy esa en la que piensas.
—¿Ah no? No eres esa pelirroja imponente, no... Ni tampoco aquella con un sentido del humor tan propio. Ni la única capaz de desentrañar los casos más complicados o la que sonríe cuando cree que no la ven tras recibir un cumplido. No eres esa que moriría por los suyos y que ama España. Ni aquella determinada y perseverante a morir. Y por supuesto no eres esa inspectora que ama las piruletas. Puedo seguir, Alicia. No he dicho más que banalidades pero puedo seguir hasta la madrugada si quieres.
—Victory. Todo lo que dije en esa rueda de prensa era verdad. Las torturas, los maltratos... Y cosas peores que no quiero nombrar.
—Alicia...
—¿Sabes lo que me dijo Raquel cuando la pillé? Que ni en siete reencarnaciones entendería la naturaleza de su amor con Sergio. Que yo había tenido un amor incluso mayor y que lo había dejado ir. Y que por eso me convertí en una hija de puta.
—No eres una hija de puta, Alicia.
—No sabes lo que...
—Alicia...
—¿Por qué no me lo dijiste? ¿Por qué volviste a parís sin más? ¿Por qué he tenido que venir yo a buscar respuestas?
—Tenía miedo —confesó Victory. —Miedo de que me rechazaras. De que no entendieras mis razones, de... Tenia miedo de que no me quisieras. Porque no creo que pueda soportar saber que no lo haces.
—¿Quién ha dicho que no lo haga?
ESTÁS LEYENDO
MÁS QUE TRABAJO (Alicia Sierra)
RomanceVictory Lefèvre es una importante miembro de la Interpol que tiene su vida completamente estructurada hasta que conoce a una pelirroja de ojos azules que vuelca su mundo.