Capitulo 18

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22 de diciembre, 2023.

Nos encontrábamos en el avión rumbo de vuelta a Buenos Aires.

Siguiendo nuestros principios y nuestro compromiso decidimos que lo mejor era ir en un vuelo comercial. Aunque íbamos en business class para mantener un poco la privacidad y sobre todo el orden.

Casualmente mi pequeño cubículo era compartido con Santiago. Nos limitábamos a tener cualquier interacción amorosa si estábamos rodeados de gente, más que nada porque no queríamos que salgan a decir cualquier cosa.

Ni siquiera habíamos hablado del tema entre nosotros como para tener que dar explicaciones al resto. Lo mejor era manejarlo así, bajo perfil y a otra cosa.

Nuestro espacio cerrado era bastante reducido pero al ser una clase especial, los cubículos compartidos estaban un poco más alejados entre ellos, dando más privacidad. Además después de una pelea bastante intensa con Santiago había ganado la ventana porque a el le tocó en el vuelo de ida.

—¿Todo bien? —rompí el silencio girando mi cuerpo hacia su lado. Este se encontraba con la cabeza tirada hacia atrás apoyada en el asiento y con la mirada perdida. Se notaba que algo estaba pasando en su cabeza porque sus facciones se notaban tensas. No podía parar de mirarlo, estaba más lindo que nunca.

—Si, solo es cansancio. No estuve durmiendo muy bien.—dijo mientras se giraba para mi lado. Su sonrisa dios, era de otro mundo.

—¿Por qué será no? Tenes que descansar Santi te va a hacer mal—dije dándole una sonrisa cómplice.

—Eso es verdad tengo que dejar de desvelarme pero se me complica si dormimos juntos—dijo acercándose hacia mis labios y depositando un beso.

Hasta que de un momento a otro nos vimos interrumpidos por una voz femenina que nos llamaba.

—Disculpen la interrupción. ¿Les puedo ofrecer algo para tomar? —dijo la azafata mientras nos entregaba una carta de bebidas, pero su miraba iba dirigida a Santiago.

Pero la puta madre, no había mujer que no cayera perdidamente enamorada de el. No puede ser.

Cuando me percato este le devolvía la sonrisa. Lo iba a ahorcar antes de que pudiéramos pisar Buenos Aires. Menos mal que ya habíamos arreglado el temita hace unos días atrás.

Me aleje un poco de el y agarré la carta en mis manos. Tenía la vista nublada, solamente sentía como los celos se apoderaban de mi.

—Yo quiero un Gin Tonic de frutos rojos por favor —contesté devolviéndole una sonrisa falsa y esperando que Santiago diera su respuesta.

Si iba a estar mucho tiempo en ese avión iba a tener que afrontarlo con un trago amargo por lo menos. La azafata no despegaba su mirada de el y ya no me estaba gustando nada. ¿Que le pasa?

—Con una copa de vino blanco dulce, estoy bien. ¿Cual me recomendas?—dijo volviendo su mirada a la chica que se encontraba parada al costado de nuestros asientos.

Por su expresión corporal parecía como que estaba muy a gusto con la atención que estaba recibiendo por parte de ella.
Pero para, ¿pedirle recomendación? se estaba haciendo el lindo y mis celos ya no entraban más en mi cuerpo.

Yo no tenía por qué estar pasando por esto, no lo quería ni lo merecía. Quería desaparecer.

—Laberinto, es el vino más rico, se que te va a encantar—dijo esta sonriendo mientras se acercaba para retirar nuestra cena acercándose muy sutilmente a Santiago ya que el se encontraba de ese lado.

A mi lo que me iba a encantar era darle un roscaso y sacarle esa sonrisa insoportable de la cara. Todo tipo de pensamiento con muy poco sororidad se me cruzaban por la cabeza en ese momento. Entre ellos rondaban las mil y un formas de arrancarle todos los pelos. ¿Se podía ser más descarada?

Entrelazados por el Poder - Santiago CaputoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora