Capitulo 6

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6 de Diciembre, 2023.

Desperté entre sábanas de hotel, tratando de ignorar el malestar de una noche con más trabajo del esperado. Decidí encarar el día, pero el eco del beso imprudente resonaba en mi mente. Bajé al lobby, dispuesta a dejar atrás cualquier signo de incomodidad.

Mientras esperaba mi Uber, apareció Santiago, como si el destino se regodeara en mi incomodidad.

—¿Querés que te acerque? Mi auto está ahí afuera —dijo, su propuesta resonando con demasiada casualidad.

—No, gracias. Mi Uber ya viene en camino —contesté, intentando mantener distancia.

—Dale, aceptá. Vas a llegar mucho más rápido a la Casa Rosada —insistió, con esa seguridad que solo él poseía.

No sé si fue el cansancio o la persuasión en su voz, pero acabé aceptando. Subí a su auto, y el silencio entre nosotros era denso.

—¿Cómo dormiste? —preguntó, intentando romper el hielo.

—Bien, tranquila. Necesitaba descansar —respondí, sin mirarlo.

Durante el trayecto, comentamos acerca de lo que se venia para el día, evitando el tema que ambos queríamos eludir. La incomodidad se palpaba en el aire, y mis pensamientos seguían atrapados entre la discusión y el inoportuno beso de la noche anterior.

La calle bullía con el tráfico mañanero mientras Santiago trataba de mantener la charla ligera, pero la tensión era como un elefante en el asiento trasero. Hasta que él, desafiante como siempre, rompió el hielo.

—Ayer fue una buena jornada, no? —dijo con cierta ironía, como si disfrutara de mi incomodidad.

—No era necesario que lo mencionaras. Ni hablemos de eso —respondí, tratando de esquivar el tema.

Él sonrió, como si disfrutara del juego.

—Te noto tensa. ¿Demasiadas reformas en una noche? —bromeó

—Santiago, por favor —repliqué, mirándolo con fastidio. Pero él seguía desafiándome.

—Quizás debamos discutir menos y... relajarnos más. Puede ser más productivo, en eso tenes razón—añadió, sus ojos chispeando con intenciones que no podía ignorar.

Me mordí el labio, reprimiendo cualquier respuesta. La tensión sexual flotaba en el aire, entrelazada con la incomodidad que ambos intentábamos negar.

Finalmente, llegamos a mi destino. Agradecí en silencio que el viaje hubiera terminado. Bajé del auto, con la promesa no dicha de que el día no mejoraría. O tal vez si.

El sonido de mis pasos resonaba en el pasillo, marcando el regreso a mi departamento después de una noche que quería olvidar completamente.  Eran las 8:00 a.m., y la mañana recién asomaba, pero la fatiga se acumulaba como un fardo pesado sobre mis hombros.

Mi mente, saturada de responsabilidades y pensamientos dispersos, no podia parar de pensar un segundo. La reunión en la Casa Rosada era a las 12:30 p.m y lo que más necesitaba era descansar y reorganizar mi vida, aunque el tiempo se resistiera a cederme ese lujo.

Arctic Monkeys, la banda que siempre había sido mi anclaje emocional, llenaba mi departamento con sus notas vibrantes. Al poner su música, buscaba una conexión con mi yo más íntimo y, al mismo tiempo, un escape de la vorágine política que dominaba mi existencia.

Entre las gotas de agua que caían y el vapor que envolvía la ducha, mi mente divagaba hacia Santiago. ¿Quién era realmente detrás de esa fachada de seguridad y prepotencia? A pesar de conocerlo superficialmente desde la campaña, la carencia de detalles sobre su vida personal despertaba mi curiosidad. Siempre fue el hombre entre las sombras, que trabajaba a un costado sin darse a conocer, y ahora es cuando yo me pregunto si realmente quería conocerlo.

Entrelazados por el Poder - Santiago CaputoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora