Capítulo 15

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SILVIA

Las puertas del ascensor se cierran, y yo me giro para arreglarme el pelo enfrente del espejo.

Noto como para y me resulta extraño ya que llevaba pocos segundos subida, miro a la pantalla para ver en que planta estamos y era la 7.

Alguien se va a subir

Me doy la vuelta quedando enfrente de la puerta para cuando vaya a entrar la persona no me vea mirándome en el espejo. Las puertas se abren y era la persona que menos me esperaba ver en este instante.

Hector llevaba una camisa negra con unos pantalones largos del mismo color, unas zapatillas blancas relucientes y el pelo perfectamente rizado.

Mi mirada conecta con la suya y trago grueso al ver como su mirada me escanea y sonríe de lado, entra colocándose al lado mía y la puerta se cierra.

Los dos estábamos en silencio mirando la puerta, eran siete plantas las que teníamos que bajar y en cuanto menos nos lo esperemos ya estamos abajo.

Pero de repente, las luces empiezan a parpadear y el ascensor a temblar.

—¿Qué está pasando?— digo preocupada agarrándome de la barandilla que hay a mi derecha.

—No sé— dice el moreno preocupado, me imita y en unos pocos segundos el ascensor deja de temblar y las luces blancas qué había iluminándonos cambia a una luz roja de emergencias.

Hector se acerca a los botones, y pulsa al botón amarillo para llamar a alguien, pero no hay respuesta por su parte.

—Estamos atrapados— dice dándose la vuelta observándome desde la otra esquina del ascensor.

—¿¡Qué!?— grito asustada— ¿Cómo que estamos atrapados?.

—Lo que oyes, el ascensor esta roto y nosotros somos los tontos que nos hemos subido— dice señalándonos.

Después de un rato discutiendo, yo le siento en una esquina del ascensor y él en la otra a muchos metros de mi.

Los minutos pasaban y la temperatura bajaba, cada vez tengo mas frío y me pongo las manos en mis brazos para entrar un poco en calor.

—¿Tienes frio?— me pregunta.

—No, solo estoy así por que quiero tiritar por gusto— digo irónica y el rueda los ojos riendo.

—Ven anda— dice dando unas palmaditas al suelo a su izquierda, me lo pienso pero finalmente accedo.

Me levanto sin que el vestido se suba y me vuelvo a sentar al lado de él a unos pocos centímetros de distancia y con la espalda totalmente recta apoyada en la pared.

—No muerdo— dice y noto su mirada en mi cuerpo, luego sus manos se colocan en mis piernas y me acerca a él y termino con la cabeza recostada en su hombro, mis manos enrolladas en su brazo izquierdo y una mano en mi pierna, muy cerca del filo del vestido. Yo no me oponía ya que estaba encantada de estar así.

Estoy muy a gusto

Estaba hundida en mis pensamientos cuando noto unas leves caricias en mi pierna, miro para abajo y veo sus dedos moviéndose lentamente acariciándome el muslo.

—No te lo ye dicho pero... has hecho un gran partido— confieso.

—Si, yo también siento que hice un buen partido y salí muy contento— dice sin parar de acariciarme.

—Anda que tenemos mala suerte que nos tenemos que quedar atrapados los dos no sé cuánto tiempo en este ascensor— digo y río.

—¿Mala suerte?, yo diría que es cosa del destino— dice.

—¿Cosa del destino?, no digas chorradas— digo y, aunque no lo diga, también pienso que puede llegar a ser cosa del destino, sino, ¿qué explicación tendría todo esto?.

Levanto mi cabeza de su hombro al notar sus ojos ante mi y le miro, la luz roja le hacía mas sexy y las ganas de lanzarme y besarlo no podía aguantármelas.

Y al parecer él tampoco...

La mano que estaba colocada en mi pierna sube lentamente a mi cadera y con ayuda de su otra mano me sube arriba suya quedando sentada en sus piernas.

Nos quedamos mirándonos a los ojos unos pocos segundos, podía ver en su mirada las ganas qué también tenía él de besarme.

Y no perdió mas el tiempo, sus labios se juntan con los míos y coloco mis manos en sus mejillas para profundizar el beso. Él coloca sus manos en mi culo y me aprieta contra él.

Nuestra respiración estaba agitada, los dos jadeábamos y teníamos ganas de más, se echa lentamente para adelante provocando que me tumbe en el suelo y el quede encima mía entre mis piernas y coloca una mano en mi muslo y yo le desabrocho los botones de la camisa.

Podía notar su erección rozar mi intimidad y le quería ya adentro mío.

La mano que estaba en su muslo se mueve lentamente hacia el filo de mi tanga, lo roza por encima de la tela e intensifico el beso.

Aparta la tela de mi tanga y hace pasajes circulares en mi clítoris provocando que suelte algunos jadeos y gemidos suaves cerca de su oido.

Eso le encendió

Metió dos dedos dentro de mi con fuerza, empieza con movimientos suaves y estas poco a poco fueron aumentando la velocidad.

Sus labios se separan de los míos y bajan por mi mentón hasta llegar a mi cuello, donde muerde salvajemente poniéndome mas cachonda.

Estaba a punto de llegar al orgasmo cuando las luces del ascensor se encienden y nos alertamos.

Notamos que se movía y miro la pantalla y veo que va por la planta  numero cuatro.

—Mierda— digo, Hector saca sus dedos de mi y me levanto como puedo, me miro al espejo y me arreglo un poco el vestido y los pelos.

En unos pocos segundos llegamos a la planta cero, las puertas se abren dejando ver al otro lado unos hombres con uniformes de lo que creo que son electricistas y deduzco que son los que han arreglado el ascensor.

Ya podrían haber tardado mas

Hector me mira y una sonrisa burlona se le forma en sus labios.

De verdad que nunca me cansaré de  verle sonreír de esa manera

Sale por la puerta abrochándose el último botón de su camisa bajo la mirada de todos y luego sus miradas se fijan en mi, trago saliva y me dirijo a la maldita fiesta.

𝙲𝙾𝚂𝙰 𝙳𝙴𝙻 𝙳𝙴𝚂𝚃𝙸𝙽𝙾 (1 y 2) || 𝐇𝐞𝐜𝐭𝐨𝐫 𝐅𝐨𝐫𝐭Donde viven las historias. Descúbrelo ahora