Capítulo 9

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SILVIA

Al día siguiente, Sofia y yo nos encontrábamos en nuestra casa, había hablado con ella para que supiese que iba a dejar mi trabajo ya que no podía aguantar mas allí por todos los insultos y cosas que me decían y ella me propuso trabajar en su restaurante, y yo acepté.

Me desperté temprano, desayuné y fui a mi trabajo en bus. Cuando llego entro al edificio encontrándome con mi jefa en la puerta hablando con la recepcionista.

—¡Silvia!— dice mi jefa mirándome— benditos los ojos que te vean, te echamos de menos en el trabajo, ¿esta todo bien?.

—Si, todo está perfecto gracias— hago una pausa— ¿podemos hablar en su despacho, por favor?— ella asiente y nos dirigimos a su despacho, me siento en el sillón y ella en su silla— He estado faltando al trabajo porque, quiero dejarlo, lo he pensado mucho y no me siento cómoda haciendo esto.

Mi jefa no sabia qué decir.

—¿Estas segura?.

—Segurísima— digo con seguridad.

—Esta bien...

Después de eso me dirijo a un restaurante para comer algo antes de ir a la casa de Luis a coger el resto de cosas que me faltaban.

—Hola, ¿qué desea pedir?— pregunta el camarero al lado mía, le miro y la verdad es que era realmente atractivo.

Le digo lo que quiero y se va, unos minutos mas tarde me trae mi plato y le agradezco.

Termino de comer y le pido la cuenta al simpático camarero. Pago y le dejo propina en la mesa, me levanto y me dirijo a la casa de Luis.

Al llegar a la casa de dos pisos, cruzo el pequeño jardín que hay para llegar a la puerta una vez estoy allí doy tres toques a la puerta. Unos segundos mas tarde la puerta se abre dejando ver a Luis, que me ve y frunce el ceño.

—¿Dónde estabas?— pregunta. Yo entro sin hacerle mucho caso y empiezo a subir la escalera para ir a la habitación— te e echo una pregunta— dice y empieza a subir las escaleras también.

—Vengo a coger mis cosas para llevármelas— aclaro.

—¿Te vas?— pregunta serio. Entro a la habitación y abro el armario cogiendo la gran mochila donde traje mis cosas anteriormente a esta casa.

—Si, me voy— dije empezando a sacar las cosas de los cajones, el estaba en el marco de la puerta y se acerca a mi cogiéndome del brazo para hacer que le mirase.

—¿Por qué te vas?— pregunta serio sin soltarme el brazo.

—¿Que por qué me voy?, fácil, no quiero estar contigo más— explico.

—¿Me estas dejando?— aprieta su agarre a mi brazo y yo me quejo.

—Si, te dejo porque no puedo tener al lado a un niño de papá que no piensa en que su novia haya estado una noche entera en una celda, sin que nadie pueda venir a sacarla— hago una pausa— porque sabes perfectamente que no puede venir nadie a sacarme y que también he  tenido que pasar la noche en otro lado porque ni quería ni verte la cara de la rabia que sentía.

Su mirada se oscurece y me deshago de su agarre y sigo colocando las cosas en la mochila.

—¿Dónde pasaste la noche?— pregunta.

—No te importa.

—Si me importa— hace una pausa— seguro que fue con algún tipo y no dudaste en bajarte las bragas para convencerle— dice y le pego una torta.

—¿Cómo te atreves a decirme eso?— digo con la voz quebrada. 

—No puedes dejarme, Silvia— dice enfadado.

—Claro que puedo— sigo guardando cosas, ya me quedaba menos, menos mal que tampoco me traje muchas cosas a esta casa— lo acabo de hacer— digo cerrando la cremallera de la mochila, salgo por la puerta rápidamente para bajar por las escaleras pero algo me agarra el brazo y mi espalda choca contra ls pared— suéltame— exijo.

—No— dice y posa su mano en mi cuello— no puedes dejarme...

—¡Suéltame joder!— digo, intento empujarle pero su cuerpo es demasiado grande y no lo he movido ni un centímetro.

—Tu de aquí no te vas— dice, me lleva a rastras agarrándome del cuello hacia la habitación de nuevo, me tira a la cama y se sube encima de mi agarrándome otra vez del cuello.

—¡Luis, basta!— grito, pero nadie puede oírme.

—Te necesito Silvia— dice pasando la punta de su nariz por mi cuelo hasta llegar a mi boca— te necesito...— me besa.

Intento apartarle como puedo pero sin manos era muy complicado ya que las tenía las dos agarradas de la muñeca con su mano libre.

El aprieta mas su agarre en mi cuello, seguro que me deja marca, acerca su cuerpo al mío, puedo notar su polla erecta bajo su pantalón rozando mi zona intima y en seguida se me enciende la bombilla.

Estiro mi pierna para luego flexionarla con fuerza y darle un rodillazo en la parte de su intimidad, haciendo que suelte el  agarre que tenia en mi manos y una vez tengo las manos libres le empujo con todas mis fuerzas tirándolo de la cama.

No pierdo ni un solo segundo en levantarme, ir al pasillo nuevamente, coger mi mochila e ir rapidísimo a la puerta.

—¡Silvia vuelve, te encontraré!— escucho que grita enfadado desde arriba, yo abro la puerta y salgo corriendo de allí hacia la parada del bus mas cercana.

Una vez estoy en la parada, llega el  bus y me monto y me siento en un  sitio libre que había en el final intentando calmar mi respiración respirando lento. 

Por los pelos

𝙲𝙾𝚂𝙰 𝙳𝙴𝙻 𝙳𝙴𝚂𝚃𝙸𝙽𝙾 (1 y 2) || 𝐇𝐞𝐜𝐭𝐨𝐫 𝐅𝐨𝐫𝐭Donde viven las historias. Descúbrelo ahora