Capítulo 23

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HECTOR

La luz que entra por mi ventana provoca que me despierte, abro lentamente los ojos y veo que estoy en mi habitación.

Giro mi cuerpo para mirar la hora y eran las 12.00 a.m.

Me incorporo en la cama y voy al baño hacer mis necesidades y cuando termino, salgo y voy a desayunar.

—Al fin despiertas bello durmiente— dice en tono burlón Marc ya que siempre suelo ser yo el primero que llega.

—Eso digo yo— dice Yamal— ¿qué hiciste ayer?— pregunta y le da un mordisco a su tostada untada en mermelada.

—Estuve con Silvia— digo y una pequeña sonrisa sale de mis labios, ellos se miran con una sonrisa cómplice y luego me miran a mi de nuevo.

—¿Cómo te lo pasaste?— pregunta Yamal.

—¿Enserio me lo vas a preguntar?— digo y el asiente— pues de puta madre— digo obvio.

Me siento a desayunar con ellos y a hablar un rato, al terminar, subo a mi habitación a mirar el móvil.

Ningún mensaje de Silvia.

Decido ponerlo de nuevo en la mesita de noche.

Se habrá quedado dormida

***

Por la tarde...

El tiempo pasa y me encuentro con los chicos en el salón jugando a la play, estamos jugando al fifa.

—¡Gooool!— digo al marcarle a Marc.

—Estaba despistado...— dice y se cruza de brazo con el ceño fruncido.

—No entiendo cómo puedes jugar tan bien al fútbol en el campo, y luego en la play eres... un paquete— digo y reímos

—No lo entiendo ni yo— dice él.

Cojo de nuevo el móvil y enciendo la pantalla.

Ningún mensaje de Silvia.

Llevábamos ya unas horas y cada vez que miraba el móvil tenía la esperanza de ver un mensaje de silvia, pero nunca aparecía.

No quería escribirle, si ella no lo hace es por que a lo mejor esté ocupada con cualquier cosa, por ejemplo, puede estar pasando el día con su abuela o com Sofia, o trabajando.

Vuelvo a soltar el movil en la mesa y me coloco donde estaba, estábamos a punto de iniciar una mueva partida hasta que el móvil suena. Me están llamando.

Me muevo lo más rápido que puedo a cogerlo con la esperanza de que sea Silvia, pero no lo es, y frunzo el ceño al ver quien era.

—¿Sofía?— digo extrañado y Marc y Yamal me miran. Yamal se acerca a mi para escuchar mejor y yo río.

—Hola Hector— saluda.

—Hola Sofia, ¿necesitas algo?— pregunto.

—Si, le puedes decir a Silvia que ya ha llegado el Shein, es que le estoy escribiendo y no me responde— explica.

—¿Silvia no está contigo?— pregunto confuso.

—No, ayer no vino a casa y supuse que pasó la noche contigo— dice y me quedo en silencio, pensando.

¿Silvia no está con Sofia?

—¿Hector?— pregunta Sofia desde la otra línea al ver que no respondo.

Miro a los chicos preocupado y vuelvo a mirar a un punto fijo.

—Silvia no ha dormido conmigo...— digo, hago una pausa y m continuo— Ayer tuvimos una cita y al terminar le acompañé al portal, entró y al ver que estaba segura me fui.

A lo mejor no estaba tan segura

—Pero... Silvia nunca ha subido, estuve ayer por la noche esperándola y al ver que no aparecía deduje que se quedó contigo a dormir— explica.

—¿Qué pasa bro?— pregunta Yamal al ver mi cara, blanca.

—Silvia... ha desaparecido— digo mirándole y ellos abren los ojos como platos.

Le dije a Sofia por teléfono que vinieses a la casa a hablar con nosotros.

Tocan en timbre y me dirijo a abrir la puerta, veo a Sofia con los ojos rojos de llorar y no puedo evitar darle un abrazo.

—¿Dónde esta Silvia?— pregunta llorando en mi pecho.

—Vamos dentro a hablar— digo y nos dirigimos con los demás.

Entramos al salón donde anteriormente estábamos jugando a la play y Yamal, al ver a Sofia, se levanta rapidísimo y la abraza.

—Tranquila— dice mi amigo acariciándole el pelo con la mano.

Hablamos sobre lo que hicimos ayer para saber el momento en el que desapareció Silvia y llegamos a la conclusión de que fue alguien dentro del portal, ya que yo la vi entrar y Sofia nunca la vio aparecer por casa.

Decidimos ir a la comisaría, nos subimos todos en el bus y en la siguiente parada nos bajamos.

—¿Buenas tardes, necesitan algo?— dice la mujer de la entrada cuando nos ve entrar alterados.

—Si, nuestra amiga a desaparecido— dice Marc.

—¿Hace cuánto no la ven?— pregunta la mujer.

—Desde ayer— dice Sofia y ella levanta una ceja mirándola.

—La persona no se declara desaparecida hasta las cuarenta y ocho horas— dice.

—Pero...— intento decir y me interrumpe.

—Pero nada, llamad a vuestra amiga otra vez y hasta mañana no vengáis— dice de malas maneras y no puedo evitar enfadarme.

—Escúcheme señora— digo apoyando los puños en el mostrador de la recepción y la mujer me mira— usted va a declarar a mi novia desaparecida, y en el caso de que aparezca mágicamente en unos minutos cuando la volvamos a llamar, me encargaré de pagar la multa— digo y no dé cómo acaba mi dedo apuntándola.

La mujer deja de mirarme y me extiende un papel que tenía en un cajón.

—Rellene los datos de la chica que aparecen en la ficha y mándame una foto de ella a este correo— dice apuntándome el correo que viene en el papel.

Nos ponemos manos a la obra y miro a la mujer y asiento con la cabeza agradeciéndole y ella asiente igual y vuelve la mirada a su ordenador.

Por favor rubita, aparece pronto

𝙲𝙾𝚂𝙰 𝙳𝙴𝙻 𝙳𝙴𝚂𝚃𝙸𝙽𝙾 (1 y 2) || 𝐇𝐞𝐜𝐭𝐨𝐫 𝐅𝐨𝐫𝐭Donde viven las historias. Descúbrelo ahora