Capítulo 16

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SILVIA

Camino por el pasillo para llegar a la discoteca y no dejo de pensar en lo que pasó con Hector hace unos minutos, qué hubiese pasado si...¿no arreglan el ascensor?, habríamos follado.

Tampoco es que sea una mala opción

Alejo esos pensamientos perversos de mi mente y entro por la puerta de lo que creo que es la discoteca.

Al entrar, me quedo un poco impactada. La sala era mediana, con mesas altas y sin sillas para que la gente esté de pie, visualizo a la gente y no hay nadie de mi edad todos son gente mayor y con dinero.

—Silvia— dice una voz que reconozco al instante, me giro y veo a Sofia acercando a mi.

—¿La fiesta es aquí?— digo y ella asiente— esto es de todo menos una fiesta...— digo y vuelvo a mirar a mi alrededor.

—Lo sabemos, por eso os estábamos esperando a ti y a Hector— hace una pausa— por cierto, ¿por qué habéis tardado los dos tanto?.

—No te lo vas a creer, luego te lo cuento— digo ya que veo como los chicos se acercan a nosotras. 

—Chicas— dice Marc llamando nuestra atención y le miramos— esta "fiesta" es una mierda— dice haciendo comillas con los dedos— es una para ancianos, vamos a buscar una mejor por las calles, ¿os apuntáis?.

—Claro— dijimos las dos a la vez.

— Mas que una fiesta parece una reunión de señores encorbatados que discuten sobre quien tiene el yate mas grande— digo y todos ríen.

Salimos del hotel y nos adentramos en las calles de Roma, miro cada edificio para tener un bonito recuerdo y me engancho del brazo de mi amiga para caminar.

—Bueno, cuéntame— dice Sofia una vez estamos solas y me mira.

—No te lo vas a creer, Hector y yo nos hemos quedado atrapados en el ascensor, solos— digo y abre los ojos como platos.

—Qué dices— dice sorprendida— ¿y ha pasado algo?.

—Bueno... casi nos acostamos.

—¡Qué dices!— dice aun más sorprendida y los chicos miran para atrás extrañados y luego vuelven a darse la vuelta y mirar al frente.

—Emociónate mas bajo— pido.

—Es que... wow, vaya casualidad que os pille a los dos juntos en el ascensor— dice.

"Yo diría que es cosa del destino". Las palabras de Hector retumbaron en mi cabeza y me hizo pensar, ¿y si lo es?.

Llegamos a un callejón que la verdad daba un poco de miedo, seguimos a los chicos y vemos un gran cartel con luces de neon alumbrándolo.

Debe ser aquí

—Ya hemos llegado— dice Marc mirando el GoogleMaps.

Nos colocamos en la fila y esperamos unos pocos minutos cuando ya por fin entramos. Al entrar sentí un aire caliente estamparme en la cara y ya quería beber algo.

Voy a la barra con Sofia y me pido una bebida la cual me bebo de un buche.

Agarro de la mano a mi amiga para ir a bailar y nos ponemos en el centro de la pista a mover nuestras caderas sensualmente.

En un giro que doy, me doy cuenta de que hay alguien en la barra observándome, enfoco la vista y veo que es Hector, que me mira serio cada movimiento y le da un sorbo a su vaso sin apartar la mirada de mi.

No sé si es por las copas que he bebido pero tengo ganas de bailar con alguien, agarro de la mano al chico rubio que hay a mi izquierda y me pongo a perrearle, él coloca sus manos en mi cintura y se mueve al ritmo de mis caderas.

Unos minutos mas tarde, vuelvo a mirar a la barra en busca de la mirada de Hector sobre mi, pero ya no estaba.

Un agarre en mi brazo hace que me separe unos centímetros del rubio y al mirarle veo a Hector llevándome a una esquina de la discoteca.

—¿A qué juegas?— dice y me estampa contra la pared.

—No estoy jugando a nada— me deshago de su agarre— ¿no puedo bailar?.

—Con ese no— se acerca.

—¿Y con este?— digo y agarro del brazo al primer chico que miro y le bailo sensualmente.

Hector me mira con los puños apretados y me agarra de nuevo del brazo atrayéndome a él quedando mi pecho rozando con el suyo. 

—Con ese menos— dice y desliza la mano que esta en su brazo a mi cintura.

—¿Entonces con quién?— digo y mis labios quedan a poca distancia de los suyos.

Sus ojos bajan a mis labios y yo se los miro igual.

Bésale

Y parece qué me leyó la mente porque estampa sus labios con los míos uniéndolos en un beso lleno de pasión.

Las manos que estaban antes en mi cintura ahora están en mi trasero y lo aprieta con fuerza, haciendo que suelte un pequeño jadeo en el beso y enrollo mis brazos por detrás de su cuello.

El beso se estaba poniendo intenso cuando noto que alguien choca contra mía espalda, me separo de Hector y le observo.

El chico no se para y sigue avanzando dejándome ver solo su espalda, una espalda que reconocería en cualquier lado.

Luis

—Silvia— me llama Hector, dejo de mirar al chico rubio para mirarlo a él— ¿estas bien?— mira a donde yo estaba mirando y luego me mira otra vez.

—Si— digo, me separo de él — quiero irme al hotel, no me encuentro bien.

—Vale— dice, y llamamos a los demás para irnos al hotel.

De lo cansados que estábamos no teníamos ganas de caminar y llamamos a un taxi para que no lleve.

Me monto y apoyo mi cabeza en la ventana y pienso en lo que ha pasado en la discoteca.

No era él

Se parecía mucho.

Las personas de espaldas se pueden parecer

Tienes razón, el no estaría dispuesto a venir a otro país, ¿verdad?...

...

𝙲𝙾𝚂𝙰 𝙳𝙴𝙻 𝙳𝙴𝚂𝚃𝙸𝙽𝙾 (1 y 2) || 𝐇𝐞𝐜𝐭𝐨𝐫 𝐅𝐨𝐫𝐭Donde viven las historias. Descúbrelo ahora