Capítulo 11

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SILVIA

El finde semana llegó y Sofia y yo nos estábamos preparando para una pequeña fiesta en casa de los chicos.

La marca del cuello ya casi ni se nota y no me la maquillo.

Yo me puse un vestido azul eléctrico escotado y ceñido,   me dejé el pelo suelto, me había crecido ya que antes me llegaba por los codos y ahora más abajo de ellos pero un poco por arriba de la cintura.

Salgo cuando estoy ya preparada y veo a Sofia que lleva un vestido rojo oscuro ceñido también con unas botas negras.

—Que sexy estas— me dice.

—Tu no te quedas atrás— digo. Cogemos nuestros bolsos y nos dirigimos a la casa de los chicos en el coche de Sofia.

Llegamos y me sorprendí de la cantidad de gente que había.

—Menos mal que era una fiesta pequeña— dice Sofia sarcásticamente.

Aparcamos el coche donde pillamos sitio y bajamos, la mirada de algunos chicos se posaron en nosotras pero seguimos adelante. Llegamos a la puerta y estaba abierta, al entrar vimos a mucha gente bebiendo y bailando y lo mas raro de todo fue ver a un guarda de seguridad en las escaleras que llevan a la planta de arriba. Será para que nadie suba.

—¡Chicas!— dice una voz conocida detrás nuestra y nos giramos y vemos a Marc con una copa en la mano. 

—Hola primito, ¿ya está borracho?— dice Sofia y Marc suelta una risita.

—Vamos con los demás— dice como puede y nos lleva andando a la sala. Allí estaban Hector, Yamal, Gavi y Pedri con copas en la mano también, nos saludan animadamente y mi mirada se posa en Hector, que me miraba con deseo. Aparto la mirada nerviosa y me dirijo con Sofia a coger unas bebidas.

—¿Viste como te miró Hector?— pregunta.

—Si— digo.

—Se nota que le gustas.

—Pero si nos odiamos— aclaro.

—No digo gustar de que esté enamorado de ti, digo que se le nota en la cara que quiere meter toda su polla en tu— la interrumpo.

—¡Sofia que dices!— grito, pero con lo alto que está la música parece que estoy hablando en un tono normal.

—Lo que escuchaste— hace una pausa— yo solo te digo que no dejes desaprovechar la oportunidad...— dice y esas palabras se quedan rondando en mi mente.

Unas horas mas tarde ya estábamos todos muy borrachos, me incluyo, he ido al baño unas cinco veces y ahora mismo iba a por la sexta.

El guarda de seguridad me deja subir al baño, ya que los chicos le dijeron que yo tenia permiso para subir y la musica no me molesta en los oídos como cuando estoy abajo.

Entro al baño y hago pis, me seco bien ya que no me gustaba tenerlo húmedo, me lavo las manos y salgo.

Iba a girar la esquina para llegar a la escalera y bajar cuando en mi campo de visión aparece Héctor.

—¿A dónde vas?— dice borracho.

—Abajo a bailar, he subido hacer pis— explico borracha. Intento apartarle pero el se pone nuevamente delante de mi— quítate— digo riendo por el efecto del alcohol.

—No— dice y avanza haciendo que yo retroceda mis pasos.

—Quiero bajar— digo intentando ser seria.

—Y yo quiero pasar tiempo contigo— dice y noto una pared detrás de mi indicándome que ya no puedo retroceder mas— ¿te he dicho lo bien que te queda ese vestido?— dice pasando un dedo por el tirante de mi vestido mirándome con deseo y yo niego con la cabeza— y de lo mucho que me encantaría verte sin él...— baja el tirante de mi hombro y acerca su cara a mi cuello.

Empieza a dejar besos sobre él y yo jadeo, el sube los besos desde mi cuello a mi mandíbula y cuando llega a mi boca se para.

—Vamos muy borrachos— digo pero él ignora mis palabras y mi miraba baja a sus labios, al igual que la suya.

Tenia muchas ganas de besarle, pero sé que es por el efecto del alcohol.

Al diablo con el alcohol, bésale

Acerco un poco mi cara a la suya rozando la comisura de sus labios y él los junta echando su cabeza para adelante juntando nuestros labios en un beso lleno de pasión.

Le agarro de la nuca para sentirle mas cerca y él me coge de la cintura pegándome mas a él.

—Vamos a mi cuarto— dice y sin separarnos del beso nos dirigimos a su habitación.

Cierra la puerta y me empotra contra ella quedando mi cuerpo aun mas unido a el que antes y podía notar a su amiguito queriendo salir de debajo de los pantalones.

Me coge del culo y me levanta causando que enrolle mis piernas alrededor de su cintura y acerco mas nuestros labios.

—Quiero sentirte mas cerca...— jadeo en su oido.

Camina conmigo encima y me tira a su cama, se quita la camiseta y puedo ver sus abdominales... y vaya abdominales, estaba buenísimo.

El se pone encima de mi y junta nuestros labios de nuevo, yo pongo mis manos en su espalda y el tiene una mano apoyada en la cama para no se caiga encima de mi y la otra me esta acariciando el muslo y cada vez esta mas cerca de mi zona íntima.

—Quítate el vestido— me ordena y el se quita de encima mio para empezar a desabrocharse el pantalón y quitárselo, yo me quito el vestido torpemente y segundos mas tarde ya estábamos los dos en ropa interior. El me mira mordiéndose el labio y luego posa sus ojos en mi— vaya cuerpo— dice y vuelve a besarme.

Nos tumbamos nuevamente en la cama, yo tenia las piernas abiertas y el se encontraba entre ellas. La mano que anteriormente estaba en el muslo está ahora muy cerca de la tela de mi tanga y su polla cada vez mas erecta estaba rozándome el clítoris.

Baja mi tanga y quedo completamente descubierta ante él. Coloca un dedo en mi zona íntima y empieza a hacer movimientos en círculos y arqueo mi espalda por el tacto.

—Mételo— ordeno y siento como un dedo entra en mi— ahhh— gimo y empieza a hacer movimientos lentos dentro de mi— mas rápido— ordeno y mete otro dedo en mi para aumentar la velocidad.

La habitación se llena de jadeos por mi parte y al cabo de un rato me corro, veo como sube los dedos y se los chupa. Eso me ha puesto mas  cachonda.

Llevo mis manos al borde de su calzoncillo, indicando que quería quitárselo y el capta la señal. Se quita los calzoncillos y veo su gran, ¿qué gran?, su enorme polla palpitante señalándome.

El saca un condón de su mesita de noche y se lo coloca, luego pone la punta de su amiguito en la entrada de mi amiguita y entra bruscamente.

—Ahhh— gimo fuerte y el empieza a acelerar sus movimientos.

Mis manos se posan en su espalda, le araño y el jadea aumentando las embestidas.

No podía dejar de gemir y el tampoco, nuestros cuerpos se compenetraban a la perfección.

Unos minutos mas tarde nos corremos y sale de mi y se tumba al lado mio respirando agitado al igual que yo.

—Ha sido...— digo pero me interrumpe terminando la frase.

—Increíble.

Se saca el condón y lo tira a la pequeña papelera que tenía y nos acurrucamos en su cama en forma de cucharita para dormir.

Espero no arrepentirme de esto mañana...

𝙲𝙾𝚂𝙰 𝙳𝙴𝙻 𝙳𝙴𝚂𝚃𝙸𝙽𝙾 (1 y 2) || 𝐇𝐞𝐜𝐭𝐨𝐫 𝐅𝐨𝐫𝐭Donde viven las historias. Descúbrelo ahora